La Venganza Del Conejo De La Luna

Allí estaba frente a mí, ese era el hombre que he visto cada noche, mirándome con esos ojos de un dorado intenso, penetrando en mi interior como si desnudara el alma, llegando a provocar intimidación. Además, él ya sabia el efecto que provocaba en mi cuerpo y mis instintos, los cuales me indicaban que debía salir corriendo de allí, lo más rápido posible, pero luego recordé mi antigua vida, en la que solo sabia agachar la cabeza y permitir que abusaran de mí como mejor les pareciera, recordé como odiaba ser tratada de esa forma y que yo no hiciera nada para evitarlo. Así que me arme de valor y lo enfrente con la mira.

- Tus colmillos no me intimidan - le dije mirándolo directo a los ojos tratando de no mostrarle miedo alguno -sí, sigues mostrándolos tendré que cortártelos.

- ¡Oh!... - dice sonriendo de forma maliciosa - tal parece que la pequeña conejita quiere jugar a ser valiente.

- Tú solo ponme a prueba, y verás que tanto puedo hacer - lo mira con odio, cada vez que veía su rostro recordaba el miedo y la desesperación de ser perseguida y cazada, como en sus sueños.

- Ya veremos que tan valiente resultas, Luna - le dice y luego se aleja.

Tenerlo tan cerca fue algo que no esperaba, sentía que en cualquier momento se desmayaría por la impresión, además hacerle cara era algo que le costó mucha de su fuerza de voluntad, era como si sus instintos lograran despertar con solo mirarlo a los ojos y supiera que su propósito era devorarla.

- ¿Estás Bien Luna? - le dice su madre acercándose a ella - ¿Sucedió algo con ese muchacho?

- No, sigamos - le dice sonriendo, mientras trata de calmar su brazo que no paraba de temblar.

- Bien, pero antes - mira hacia arriba de la cabeza- guarda tus orejas.

- oh, no me di cuenta - cierra sus ojos y calmándose comienzan a desaparecer las orejas.

- Bien ahora sí, vamos a tu dormitorio - le dice tomando su mano para que no se volviera a quedar atrás.

La habitación era amplia, con dos camas separadas, una a cada lado, dos escritorios, uno por cama, en el centro pegado de la pared había una pequeña biblioteca con diferentes textos y como ventilación una enorme ventana, donde entraba una brisa fantástica, proporcionando frescura y claridad al lugar.

- ¿Recuerdas algo? - le dice la madre

- No, pero me gusta mucho el lugar, es muy acogedor - dice sonriendo, mientras admira todo el sitio.

- Eso es bueno - dice sonriendo.

- Mi compañera de cuarto, ¿podrían decirme quien es o como luce? - no quiero causar algún problema si llega a entrar en la habitación sin previo aviso y yo la confunda con un intruso.

- Pues, en realidad no tienes compañera de cuarto - le dice su madre

- ¿Por qué? - dice intrigada

- verás, esta habitación está reservada solo para los alumnos qué ingresaron por la beca - le explica su madre, de la misma y exacta forma en la que a ella le brindaron esa información- y tú eres la única alumna en toda esta academia que ha obtenido la beca, los demás son alumnos que pagan sus matrículas, así que las habitaciones de ellos son más lujosas y grandes.

- Entiendo, entonces la habitación es solo mía - dice sonriendo.

- Exacto - sonríe - me pidieron que no me quedara mucho tiempo, ya que se supone que están en periodo académico- le entrega una hoja- este es tu horario de clases y está un mapa del lugar, por si lo necesitas -le explica, la observa y luego la abraza- Si te sientes muy agobiada podemos irnos, lo más importante es que te sientas a gusto- le dice de forma cálida.

- Tranquila - la abraza - estaré bien - sonríe.

"Al principio cuando llegue a este mundo me sentía descoordinada, ocupando un cuerpo diferente, con una familia diferente y además entre humanos que no lo eran, todo era muy confuso, incluso ahora algunas cosas lo son. El misterio más grande por resolver es, ¿cómo llegue aquí?, me dedique a buscar alguna explicación durante las primeras semanas, sin obtener respuesta alguna, así que he pensado que quizás no fui yo la que hizo algo, y fue la Luna de este mundo la que provoco todo esto, de ser así el caso, ¿Por qué lo haría?, necesito muchas respuestas a preguntas sin resolver, quizás si logro obtener los recuerdos de la Luna de este mundo podre saber ¿qué fue lo que sucedió? Y la forma de volver todo a la normalidad. Es por eso que necesito estar aquí, el lugar donde ocurren los sueños recurrentes, tal vez estando en este sitio, pueda averiguar algo que me sea de utilidad, quizás con alguna amistad, no podía saber quienes eran sus amistades, pero al verla en el campus y en las clases, es de esperarse que se acercaran a saludar. Era un plan un poco soso y vago, pero era lo unico que podia pensar por el momento".

- Ya debería irme, te dejaré para que puedas planificarte y organices todo - le toma los hombros y los aprieta levemente, en señal de ánimo - cuídate mucho, hija.

- Bien - sonríe y la observa mientras la mujer se retira.

Luego de terminar de desempacar mis cosas y ordenarla, mire el horario de las clases, me dijeron que podía comenzar mañana con las actividades, pero mientras más rápido comencemos con el plan, más rápido tendré algo de información. Así que decidí ir a las clases de la tarde, me arregle y luego de salir de la habitación, comencé a buscar el aula donde sería impartida la clase de esa hora. Camine por los pasillos del edificio, mientras lo hacía imágenes de los sueños venían a mi mente, la sensación de ese momento, era como si el cuerpo recordara algo que la mente solo había olvidado.

Al estar frente al aula indicada, abro la puerta, corriéndola hacia la derecha, el lugar estaba vacío, quizás los otros alumnos se encontraban todavía en la clase antes de esta.

- ¿Vas a entrar?- le dice una voz ya conocida. El hombre estaba parado detrás de mí, demasiado cerca para ser sincera, mire hacia arriba y allí estaba de nuevo, esa mirada que causaba temblor en mi cuerpo - o ¿ya te acobardaste? - la mira sonriendo mientras deja sus colmillos a la vista.