Casada por dos años con un hombre que pensaba que la amaba, pero luego este le fue infiel y decidida se divorció, se fue del país y comenzó otra vida lejos de ese mal recuerdo.
Sin imaginar que se encontraría con un problema...
Viviendo en otro país, lo primero que hizo fue ir a un bar, tomar quién sabe cuantos tragos de tequila y un par de margaritas, termina teniendo una aventura de una noche y luego se fue sin decir una sola palabra.
Después de ello su familia busca casarla, pero antes la hacen firmar a ella y futuro esposo un contrato el cual establece que sí alguno de los dos era infiel, el divorcio sería inmediato y además de tener que pagar una indemnización que era el equivalente al valor de ambas empresas familiares.
Firmaron. Ella trataba de olvidar aquella aventura, mientras que él buscaba con desesperación hacerle saber a ella que él era el hombre al que le había dado el mejor sexo de su vida y que su aventura no es un error, si no un perfecto error.
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Capítulo 3
SOFÍA
Sus ojos avellana que eran demasiado hermosos y profundos para mirar, me miraban fijamente, eran afilados y reflejaban en ellos la palabra 'peligro', un peligro que no podía comprender y mucho menos describir. Apenas fui capaz de mirarlo y de decirle:
—¿Qué quieres?—Le respondí apenas pudiendo mantener la mirada en él. Sus labios pálidos y rosados seguían manteniendo aquella sonrisa arrogante y llena de confianza. Apenas hablé él sacó del bolsillo interno de su saco una pequeña caja roja de terciopelo, la miré con curiosidad y a la intrigada, deseaba tanto que fuera una bomba para introducirla dentro de su boca y así desaparecer su estúpida sonrisa, y huir.
—Vaya... eres directa, eso me gusta. Así como también lo ocurrido esa noche...—Miré hacia otro lado, pensando: "¡¿Qué demonios?!"—Por lo visto no lo has olvidado—. Era mi hora de jugar mi siguiente carta.
—Bueno... no puedo discutir el hecho de que hice mal, pero... el imaginar tu decepción al no encontrarme al siguiente día, ¡Ja! Debió ser muy humillante... estando solo, humillado y sobre todo te has de estar preguntando: "¿Por qué?" "¿Por qué de todas las mujeres que he conocido y con las que he cogido en una aventura de una noche, ella tenía que ser la que me dejara primero en lugar de hacerlo yo?"—Su mirada se hizo más afilada y peligrosa, poco me importaba eso.—¿O me equivoco?—Hubo un silencio que me hizo desear salir corriendo de la cafetería, pero el hacerlo le daría la ventaja a él y no lo iba a permitir.
—Debo reconocer que eres astuta, inteligente, perspicaz, escurridiza, muy buena analizando a la gente con solo verla una vez, solo una vez...—Cruzó la pierna sobre la otra.—Pero... no te creas tan importante, porque cometiste un error...
Di un sorbo nuevamente a mi café mientras él alardeaba sobre el error que yo había cometido. Sin embargo,...
—¿Meterme contigo?—Le pregunté y él se desconcertó casi de inmediato.—Es cierto, mi error fue ese y aun así he sido muy condescendiente en cuanto a aceptar este estúpido compromiso y de una vez te diré la verdad, me acosté contigo porque estaba ebria, llegué aquí a Alemania con la intención de comenzar de nuevo, dejar todo atrás y tener una vida nueva. Y sinceramente lo hice porque estaba enfadada, dolida y sobre todo llena de rabia y no creo que haga falta decir por qué hice eso, ¿Estoy en lo cierto?—Otra vez ese silencio, ni siquiera la música de fondo era lo suficientemente fuerte como para acallar con ese silencio incómodo.
Ese incómodo silencio fue roto por él al reírse, verlo reír me hizo sentir extraña y de algún modo atraída, tenía una linda risa, era sonora pero no molesta, su voz varonil y perfecta encajaba a la perfección con su sonrisa.
Por un instante pensé que estaba equivocada, pero la realidad me pegó de golpe cuando dejó de reír y volvió a mostrar aquella faceta cruel y afilada que veía sin problema en sus ojos, era atractivo, sin duda alguna, pero... el hecho de haber creído que mis suposiciones eran incorrectas, me hizo pensar en que él era un maldito desgraciado y manipulador, me estaba poniendo a prueba y al ver la forma en que había reaccionado, bueno... no le quedó de otra más que reírse de la ironía de la situación en la que ambos nos encontrábamos.
—¡Vaya!—Exclamó fingiendo sorpresa.—Eres muy intuitiva. Lo reconozco, eres muy lista bella prometida—. Esa palabra me caía como patada al hígado.—Dejando de lado esta maravillosa charla, vengo a decirte que hice unos cambios al contrato—. Suspiré pesadamente pensando en qué malditos cambios hizo.
—¿De qué se trata?—Me tendió una carpeta negra que traía a su lado y no me había percatado hasta ese momento. Abrí la carpeta y comencé a leer el documento, algunos de los cambios me parecieron razonables entre estos venían:
"La parte B recibirá parte de las acciones de la empresa de la parte A, como una indemnización por la precocidad del compromiso."
Me apareció razonable y sobre todo porque yo sería su esposa, pero al seguir leyendo el resto, me di cuenta de que debajo de cada término razonable había una cláusula escrita en letras pequeñas.
"Cada término establecido en este contrato conlleva una compensación para la parte A, a quien la parte B le corresponde cumplir a todas y cada de las peticiones propuestas por la parte A."
¡¡¡¿¿Es broma??!!!
Lo miré seriamente y asintió a todo que había leído, cerré la carpeta, la dejé de lado; ya ni siquiera quería qué más decía ese estúpido contrato.
—Me doy cuenta de que realmente resientes tanto lo que hice, ¿verdad?—Quiso hablar, pero no lo dejé.—No hace falta que lo digas, lo tengo muy claro; sin embargo... cada petición que me hagas tendrá un precio y poco me importa lo que llegue a pasar porque tú mismo pusiste los términos y yo los míos como se ve reflejado en este maldito contrato, y como tal entre tú y yo... no habrá nada, ni siquiera un solo toque..., además y escúchame bien—Le advertí—, porque lo diré una sola vez... ante la sociedad seremos un matrimonio ejemplar, pero en privado no seremos nada, ahora sí me disculpas tengo mucho trabajo—. Abrí mi computadora portátil y comencé a escribir ignorando que él estaba ahí.
Me daba cuenta de que no estaba muy contento de ver que lo estaba ignorando, entonces se levantó de su asiento y se sentó a mi lado, tomó mi mano izquierda mientras escribía y con la otra mano tomó la caja roja y adentro había un anillo con una piedra de zafiro preciosa en medio con forma de gota con incrustaciones de diamante alrededor de la piedra, la argolla era plateada y en ella tenía grabado mi inicial y la de él también en letra cursiva, un grabado muy hermoso, debía reconocer.
Soltó mi mano con brusquedad y dijo:
—Con esto nadie se atreverá a alejarte de mí—. Me dio un beso en la mejilla, lo cual me hizo sobresaltar y él sonrió.—Eres muy bella estando sonrojada...—En ese momento no lo dudé, sonreí y sin que él lo esperara lo golpeé con fuerza dándole una bofetada que casi lo hizo caerse.
Nos miramos mutuamente, ambos nos miramos un momento. Ninguno dijo nada, realmente no lograba comprender cómo alguien como él tenía el descaro de creer que por el simple hecho de haber tenido una aventura con él, tenía derechos sobre mí y estaba muy EQUIVOCADO.
—Lo siento...—Murmuró y, en cambio, yo no supe qué decir.—Esa copia del contrato es tuya, ya está firmada—. Asentí y él se fue cruzando el umbral de las puertas de vidrio templado de la cafetería.
Miré mi mano y esta temblaba, estaba roja por el impacto del golpe que le había dado. Respiré profundo y continué mi trabajo pese a que estaba temblando de cada parte de mi cuerpo, nunca antes había golpeado a alguien; sin embargo, siempre había una primera vez para todo o eso pensaba.