Gracias A Mi Lobo

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Los recuerdos de la noche dan vueltas en mi cabeza, como fui tan descuidado, aunque lo cierto es que Nico tiene un hijo y no merecía caer ante una redada tan pobre como la que hicimos. Demasiado confiados fueron las jefes al mandarnos con la mitad de la información y muchos puntos ciegos, al final no eran solo un par de licántropos en una reunión clandestina, era un puto nido de ellos y bastante agresivos.

Desperté con un dolor en todo el cuerpo como si un camión me hubiese pasado por encima, la luz del techo me prohibía enfocar bien la vista o quizás había recibido algún golpe en la cabeza qué me obligaba a ver todo borroso, quise levantar una mano y descubrí que estaba atado a la camilla, empecé a mirar hacia todos lados, una sombra en la esquina de la habitación llamo mi atención y cuando se paró y empezó a avanzar hacia mí, mis instintos de policía se habían activado.

¿quién eres?- la voz medio torcida qué salía de mi boca casi no la reconocían mis oídos, por un momento el cuerpo completo se me tenso ¿acaso estaba muriendo qué la veía a ella aquí? ¿Tan fuerte me golpee la cabeza qué ya estaba empezando a imaginar cosas?.

Soy tú médica, ahora quiero que sigas la luz- dijo posicionando una pequeña linterna frente a mis ojos a la cual seguí sin poder emitir palabra alguna -bien tus reflejos están bien, aún tiene un poco dilatadas las pupilas, pero eso se debe ala cantidad de pociones qué te dimos. Supongo que sientes todo el cuerpo dolorido, pues tranquilo en breve te daré una poción más- vi como se iba alejando y justo ahí es cuando empecé a ver correctamente.

Llevaba puesto un vaquero que se ajustaba a sus ya sé por si perfectas curvas, el embarazo no había hecho más que acentuar eso que ya tenía, note su perfecto busto en cuanto se giró para sentarse y tomo el libro del asiento para continuar con su lectura.

¿Qué haces aquí?- me removí para levantar un poco la cabeza y verla mejor, pude notar como alzó ambas cejas como confundida por mi pregunta.

Vuelvo a repetirte, soy tú médica y Nico me pidió que me quedara hasta que volviese de la morgue donde está el hombre lobo qué te mordió, por cierto tienes una mordedura en tu hombro izquierdo, así que cualquier cambio que sientas debes decírmelo- dijo volviendo a su lectura.

No es necesario que te quedes- escuche como cerró el libro con fuerza, se parió de la silla y en tres pasos estuvo a mi costado.

¿Tienes algún problema con que te cuide? ¿Demasiado bajo para tus malditos estándares? Ya te consigo un reemplazo, y por cierto de nada por salvar tu estúpida vida- sentí que me hundía en el colchón. Aunque lo cierto es que después de lo que hice no merecía que ella me tratara bien.

Se fue de la habitación y regreso al cabo de lo que me parecieron tres minutos con un joven. Podía escuchar como le pasaba el parte y le explicaba con mucha paciencia las pociones qué debía tomar y en que horarios, le aviso que pronto vendría un compañero a estar a mi lado y que cualquier duda que tuviese la llamara, que si bien su turno había terminado, dejaba el celular prendido.

"No dejes que se vaya, no podemos perderla"

"mierda ¿quién eres?"

"Soy tu otra mitad, soy la bestia que habita en ti y ella es mi elegida, no puedes dejar que se vaya"

"piérdete"

no sé que carajos acaba de pasar, pero veo como ambos médicos se quedan mirándome como intentando descifrar mi repentino cambio de humor.

Cualquier cosa me avisas- le dijo sin mirarme mientras tomaba su bolso y el libro y saliendo de la habitación.

La desesperación se apoderó de todo mi ser, sentía que me faltaba el aire, cada bocanada que intentaba dar me generaba un dolor indescriptible, era una agonía que solo rogaba porque terminará pronto o yo mismo me pegaría una maldición para morir.

El médico se debe haber dado cuenta de que algo andaba mal, porque se acercó a mí con una botellita de poción y el gruñido que salió desde mi pecho juro que me asusto hasta a mí. Intente moverme, quería escapar de ahí y salir a buscarla, le debía una explicación, un perdón qué se había atorado en mi pecho y llevaba un poco más de 5 años carcomiéndome por dentro. Quería pedirle que me dejara conocer a mis hijos, aquellos que solamente conocía por fotos que cada tanto Theo o Luna me mandaban a espaldas de ella, quería tantas cosas y al mismo tiempo el ser cobarde siempre me había detenido. No hubo un maldito puto día que no me mirara al espejo y me maldijera por haber firmado ese contrato, un contrato que me desligaba de ser padre, ella no me pedía nada, ni plata, ni tiempo con ellos, ni siquiera tenía que reconocerlos, con ese maldito papel era como si no fuesen de mi sangre. Lo firme igual de rápido que me arrepentí de haberlo hecho, pero fue tarde. Preferí escapar a Francia y dejarla sola, me dispuse a ser el mejor de los mejores y años después me trasladaban nuevamente a Londres y justo la noche que me atacaban era ella la que me salvaba. ¿Alguien podría haberla culpado si me dejaba morir? No, seguramente no, menos después de todo lo que le dije e hice.

Siento como si mi pecho estuviese ardiendo, algo se escurre de mi cuerpo y el médico va hasta la puerta y grita.

"Es nuestra, ella es nuestra"

esa voz nuevamente en mi cabeza, estos sentimientos que intente ocultar tanto tiempo que ahora salen a flote y desestabilizan todos mis pensamientos. Por favor que alguien me ayude, me siento morir. Caigo en la inconsciencia, pero es como si mi cuerpo siguiese moviéndose, porque rompo las sogas qué me ataban y siento que otro gruñido sale de mi cuerpo, pero esta vez me hace temblar.

"Si no la buscas tú, lo haré yo"

Siento como una sonrisa se forma en mi boca y a través de mis ojos veo el miedo de las dos personas que están frente a mí.