La Luz De Mis Ojos

Después de media hora, terminé de desayunar y noté que mis hermanos se despertaban. Era hora de despedirnos. Me levanté de la mesa y me acerqué a ellos.

__Hola, chicos, les dije, sonriendo. Es hora de que me vaya.

Mi hermano menor Miguel , se despertó completamente y me miró con una expresión seria.

__¿Estás segura de que quieres irte?, me preguntó.

__Sí, estoy segura, le respondí. Necesito hacer esto por mí misma.

Mi hermana menor, María, se sentó en una silla del comedor , mirándome con ojos llorosos.

___No quiero que te vayas , me dijo, llorando.

Me sentí un poco triste al verla llorar, pero sabía que tenía que hacer esto.

__ Lo siento, María , le dije, abrazándola. Pero tengo que irme. Te prometo que estaré bien y que siempre estaré aquí para ti, aunque esté lejos.

Mi hermano Miguel me mira y se lanzo a darme un fuerte abrazó

___ Ten cuidado, hermana, me dijo. Y no te olvides de nosotros.

Me sentí un poco triste al despedirme de mis hermanos, pero sabía que era hora de irme.Me dirigí a mi habitación y tomé mis maletas. Miré por última vez el cuarto donde pasé toda mi infancia y salí hacia la sala. Noté que mi madre ya había despertado. Los nervios me estaban matando. No sabía si acercarme a despedirme de ella o simplemente irme sin hacerlo.

Temía que me tratara mal, como siempre lo hacía. Me sentía vulnerable y expuesta, como si estuviera esperando un golpe emocional. Pero algo dentro de mí me hizo decidirme. Me acerqué a ella, con la maleta en la mano, y la miré a los ojos.

__Mamá, le dije, tratando de mantener la calma. Me voy.

Mi madre me miró, sin expresión alguna. No dijo nada. Solo me miró, como si estuviera estudiándome. Me sentí un poco incómoda bajo su mirada, pero no me dejé intimidar. Me mantuve firme, con la cabeza alta.

__Adiós, mamá, le dije, y me di la vuelta para irme.

No hubo respuesta. No hubo nada. Solo silencio. Me fui de la casa, cerrando la puerta detrás de mí. Me sentí libre, como si hubiera dejado atrás una parte de mí misma que ya no necesitaba. El sol brillaba iluminando el camino que estaba a punto de emprender. Tomé mi celular rápidamente para llamar un taxi. Marque el número de la empresa de taxis y esperé a que contestaran.

___ Taxi Servicio, dijo una voz al otro lado de la línea.

___ Hola, necesito un taxi para ir al aeropuerto, dije.

___¿Dónde se encuentra?, preguntó la voz.

___ En la calle principal, cerca de la plaza del pueblo, respondí.

__ Está bien, señorita. Un taxi estará allí en unos 10 minutos, dijo la voz.

___ Gracias , dije y colgué el teléfono.

Me senté en la acera, esperando a que llegara el taxi. Me sentía emocionada y nerviosa al mismo tiempo. Estaba a punto de empezar la vida que había estado soñando durante mucho tiempo. Mientras esperaba, pensé en todo lo que había pasado. Pensé en mi madre y en la forma en que me había tratado. Pensé en mis hermanos y en la forma en que me habían apoyado.

Pero también pensé en el futuro. Pensé en las oportunidades que tendría y en las personas que conocería. El taxi llegó justo a tiempo. Me subí al asiento trasero y le dije al conductor que me llevara al aeropuerto.

___¿Vuelo nacional o internacional?, preguntó el conductor.

___ Internacional , respondí.

___ Está bien, señorita. Llegaremos al aeropuerto en unos 30 minutos, dijo el conductor.

Me senté en silencio, mirando por la ventana mientras el taxi se alejaba de la casa de mi infancia.El trayecto fue algo largo, y solo veía los carros pasar rápidamente por la ventana del taxi. Me sentía un poco ansiosa, pensando en todo lo que estaba por venir. Pero también me sentía emocionada. Estaba a punto de dejar atrás una vida que no me había hecho feliz y de empezar una nueva aventura. Mientras miraba por la ventana, pensé en todo lo que había pasado en mi vida hasta ese momento. Pensé en mi infancia, en mi madre y en mis hermanos. en las veces que me había sentido sola y abandonada.

Pero también pensé en las veces que me había sentido fuerte y valiente. en las veces que había superado obstáculos y había seguido adelante.

El taxi se detuvo en un semáforo, y miré al conductor. Me sonrió y dijo:

__ Pronto llegaremos al aeropuerto, señorita.

Asentí con la cabeza y volví a mirar por la ventana. El semáforo cambió a verde, y el taxi se puso en marcha de nuevo. Estábamos cerca del aeropuerto. Podía ver los aviones despegando y aterrizando en la distancia. Me sentí un poco nerviosa, pensando en el vuelo que estaba por venir. Pero también me sentía emocionada, pensando en la nueva vida que estaba a punto de empezar.