una masacre, una venganza, dos corazones que se enamoran y dos países capaces de todo para destruirse.
¿que pasaría si tienes frente a ti a quien mato a tu madre? ¿qué pasaría si tienes que aliarte con alguien para vengar a toda tu familia muerta? ¿podrá el amor que sienten ser más fuerte que el odio que los rodea?
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capitulo 4
Natacha despertó como todos los días a las 7 de la mañana, hoy debería seguir con su entrenamiento armando bombas caseras, no es necesario que la suerte que era algo que amaba hacer, pues la joven tenía un poco de alma de pirómana así que disfrutaba el prender fuego cosas y más si era con explosiones.
Nat ¿qué hora es? ¿Qué haces despierta?- su pequeña hermana se había removido en su cama cuando sintió los pasos de la mayor. Y es que a pesar de las diferencias de edades aún compartían habitación por decisión propia.
aún es temprano, debes seguir descansando Ni, vendré en 1 hora a despertarte para que te cambies y desayunes para ir al colegio- dijo mientras le depositaba un suave beso en la frente.
está bien hermana, suerte en lo que vayas a hacer- le respondió dándole una cálida sonrisa.
Natacha salió del cuarto y se dirigió casi en sigilo hasta la cocina, a pesar de ser aún temprano le había picado el bichito del hambre, sí que podría llevarse una manzana para el camino, que dicho sea de paso no era demasiado lejos, solamente debía salir al patio trasero e ir hasta el galpón qué estaba alejado de la casa. Obviamente, la distancia era por si explotaba algo, de esa manera evitaban que el fuego se entendiera hasta la casa.
A excepción de los guardias, nadie más estaba despierto a esas horas, sabía que sus padres se habían dormido tarde, puesto que los había escuchado hablar cuando paso por su puerta a eso de las 12 de la noche y más que hablar parecía que Víctor consolaba a su esposa la cual lloraba amargamente por la decisión que había tomado a la tarde. Nat intentaba no pensar en eso, si bien Diego era su hermano, también era cierto que por su culpa en algún momento los matarían a todos y eso que sus padres todavía no sabían que él había embarazado a la hija de una familia rival, creo que eso sería el detonante de una guerra, aunque aún no entendía como la chica no había dado su nombre.
Llego al galpón cuando la manzana se terminó en sus manos, arrojo lo que quedaba del corazón al pasto e ingreso lista para trabajar en las últimas bombas qué había leído en libros. Lo cierto es que conseguir los ingredientes no le había sido muy difícil, el problema estaba en las cantidades, pues los libros decían una cosa y en la práctica siempre algo salía mal. Por suerte su padre le había regalado ropa Ignífuga, las mismas telas que usaban los bomberos para apagar los incendios, junto con guantes y mascarillas especiales. Al menos y para alegría de sus padres, no se había quemado jamás ninguna parte de su cuerpo y eso que varias veces le estallaron sus pruebas, pero parecía que siempre sabía actuar con rapidez.
Luego de un par de horas Niz ingreso en el lugar para avisarle a su hermana que era hora de almorzar.
Me dijo Nana que este fin de semana se va a ir a su casa, tiene que arreglar unos asuntos de su hijo en Japón. Parece que deberá viajar dentro de unos días- le comentaba la pequeña a su hermana.
Bueno es normal, nana viaja dos veces al año durante una semana a su país, quizás esta vez se le adelanta el viaje- le contesto ella.
Nat ¿crees que Diego esté bien?- pregunto Niz con la mirada perdida hacia los árboles de la mansión.
Mira hermana, nosotros ya somos grandes y así también responsables de nuestras acciones, lo que él hizo sabes que está mal, ¿te imaginas niñas de tu edad siendo explotadas? A veces tiene unos pensamientos tan retorcidos- dijo ella abrazándose a sí misma al solo pensar en eso.
Sé que eso está mal, pero es nuestro hermano y me preocupa. No digas que yo te dije, pero escuche que un hombre hablaba con madre y padre, al parecer tiene deudas muy grandes y lo están buscando. Madre dijo que pagará para que este a salvo, pero si él no sale de eso siempre correrá riesgo- a pesar de ser pequeña, Niz era una niña muy inteligente.
Supongo que eso ya pasa a ser problema de él, igual sé que nuestros padres lo tienen vigilado, así que nunca debería de correr riesgo su vida- le dijo para reconfortarla porque dentro de ella sabía que eso era mentira, Diego se había metido con familia muy poderosas y todavía no entendía como nadie se había atrevido a matarlo a él en vez de ir por sus hermanas.
Lo cierto es que después de la discusión de la noche anterior, los padres de ambas no habían hablado más del tema, al menos de delante de ellas y su nana no les quería comentar nada de lo que había escuchado cuando les había llevado el té o la cena. Natacha había salido muy temprano ese día así que no sabía quién era el hombre del que hablaba su hermana, pero se daba una pequeña idea, ya que siempre usaban al mismo vigilador y ella lo había conocido hace dos años en una misión. De corazón ella esperaba que Diego dejara esa vida de estupideces, pero ya a la edad que tenía y en los últimos problemas que se había metido, parecía que iba empeorando con el paso del tiempo.
Al ingresar en la casa, nuevamente se encontraron almorzando solas.
¿Quieres que salgamos? Me gustaría llevarte a dar una vuelta por el centro en la moto- dijo Nat intentando poder distraer a su hermana.
Solo promete que no vendrán con nosotras ellos- dijo señalando a los guardias.
No es tan difícil perderlos, y más si tienes en cuenta que la moto pasa por entre medio de los autos- le guiño el ojo y la hizo reír por un breve lapso.
Bien, me cambio y salimos ¿me prestas plata? Quiero comprarme unas cosas y mamá no me dio la mesada y me da vergüenza pedirle- confesó poniéndose colorada, Niz jamás pedía plata o cosas, si las recibía eran bienvenidas, pero desde pequeña había aprendido a que pedir no era algo digno de ella.
Si claro, ya me debes bastante, pero te lo sumo a tu cuenta- le dijo Nat tirándole con la servilleta de tela.
No te burles, voy a pagarte- le dijo medio ofendida, medio divertida.
Terminaron de comer y se dirigieron a su habitación para cambiarse y salir, era obvio que los guardias no iban a seguirlas, pero Nat era lo suficientemente lista como para saber que en cuanto crucen las rejas de la mansión, un grupo reducido de personas estarían cuidándoles las espaldas.