"El precio del poder" es una historia de poder, ambición y deseo en un mundo donde la lealtad familiar y la estrategia son las reglas de juego. Lucía Álvarez, heredera de uno de los clanes más poderosos del país, y Iris Espinosa, la hija de un despiadado líder mafioso, son obligadas a unirse en un matrimonio arreglado. Ambas, atrapadas entre sus propios sueños y los oscuros intereses de sus familias, deben navegar un mundo peligroso lleno de intrigas, sacrificios y traiciones.
A lo largo de esta apasionante novela, las protagonistas luchan por encontrar su lugar en un mundo que las quiere como piezas en un tablero de ajedrez, pero ambas tienen planes propios. En el proceso, descubrirán que el amor no siempre es blanco o negro, y que el precio que deben pagar por el poder puede ser mucho más alto de lo que imaginaban.
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Líneas difusas
Capítulo 4: Líneas Difusas
Perspectiva de Lucía:
Lucía había regresado a la mansión de los Álvarez, pero algo en su interior no dejaba de dar vueltas. La conversación con Iris no había sido tan incómoda como pensaba, pero tampoco tan fácil. Había algo en el aire, una especie de barrera invisible que ambas parecían evitar. A pesar de que el encuentro había sido breve, Lucía sentía que cada palabra había pesado más de lo que imaginaba.
Se encontraba en su habitación, observando el reflejo de su rostro en el espejo. La fachada de calma era algo que había aprendido a mantener, pero por dentro se sentía diferente. Aún no entendía bien qué había visto en Iris, pero había algo en su mirada que la había intrigado. Quizá era esa seguridad inquebrantable, esa especie de indiferencia que no encajaba con la situación.
El sonido del timbre del teléfono la sacó de sus pensamientos. Al ver el nombre en la pantalla, no tuvo que pensarlo mucho para contestar.
— ¿Mamá? —dijo, intentando sonar lo más relajada posible.
— Lucía, ya te hemos visto regresar. ¿Cómo fue todo? —la voz de su madre, María Elena, sonaba preocupada pero calmada, como siempre.
— Todo bien. —respondió Lucía, pero algo en su tono no era tan convincente. — Fue… interesante.
— ¿Interesante? —replicó su madre, como si hubiera notado el matiz en su voz. — ¿Qué quieres decir con eso?
Lucía se quedó en silencio unos segundos. No quería entrar en detalles, no quería que su madre se hiciera demasiadas preguntas. Pero a la vez, sabía que no podía ocultar todo.
— Nada, mamá. Solo… no sé, es raro. Ya sabes, todo esto. —dijo, finalmente. — Pero lo manejaré.
— Sé que lo harás. —respondió su madre, con un tono de confianza, aunque en sus palabras se notaba la preocupación. — Recuerda lo que esto significa, Lucía.
Lucía asintió, aunque no le gustaba hablar de ello. Sabía que su madre estaba preocupada, pero no podía hablar de lo que sentía. No podía explicarle que, a pesar de todo lo que le habían dicho sobre el matrimonio y lo que representaba, algo en su interior le decía que las cosas no iban a ser tan simples.
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Perspectiva de Iris:
Iris llegó a su casa después del encuentro, y lo primero que hizo fue caminar directamente hacia su habitación. No quería hablar con sus padres, no aún. Sabía que todo había estado en su lugar, que las apariencias estaban bien, pero no podía evitar sentir que había algo más en juego. Algo que no estaba dispuesta a aceptar tan fácilmente.
Se dejó caer en la cama, mirando al techo. Pensaba en lo que había dicho Lucía, en esa especie de intento de suavizar las cosas. ¿Era una táctica para acercarse? ¿O simplemente era la fachada de alguien que ya había aprendido a manejar las expectativas? Por un momento, Iris no pudo evitar preguntarse si Lucía sentía lo mismo, si estaba tan atrapada en este juego como ella.
De repente, el sonido de su teléfono la interrumpió. Era un mensaje de su madre, Mirna.
"Iris, ¿todo bien? ¿Cómo te sentiste? Necesito saber si todo está bajo control."
Iris miró el mensaje, sintiendo una presión en su pecho. ¿Cómo podía explicar lo que realmente pensaba sin causar más problemas? Respondió rápidamente.
"Todo bien, mamá. No te preocupes. Solo… es complicado."
No esperaba respuesta, pero minutos después, su madre le respondió:
"Lo sé, hija. Solo asegúrate de que todo marche como debe. Este matrimonio es crucial para la familia."
Iris suspiró, sabiendo que su madre no entendía. No lo entendían. Nadie lo hacía.
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Perspectiva de Lucía:
El día siguiente llegó rápido, y Lucía no podía dejar de pensar en la conversación con Iris. En la mañana, cuando estaba en el desayuno con su padre, Raúl Álvarez, él se notó la actitud distante de su hija.
— Lucía, ¿todo bien? —preguntó Raúl, frunciendo el ceño. — Te noto distraída.
Lucía levantó la mirada y sonrió de manera forzada.
— Solo estoy pensativa, papá. Nada importante. —respondió, pero sabía que no estaba siendo completamente honesta. Sabía que su padre podía percatarse de eso, pero no quería hablar más del tema.
— Recuerda, hija, este matrimonio no es solo para consolidar poder. Es para asegurar el futuro de la familia. —dijo Raúl, con tono serio. — Espero que lo tengas claro.
Lucía asintió, pero por dentro, la presión aumentaba. Sabía lo que su padre esperaba de ella. Pero había algo en Iris que no dejaba de rondar su mente. Algo que ni siquiera ella misma podía comprender del todo.
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Perspectiva de Iris:
Iris se encontraba en su estudio, mirando las fotos de su familia y las noticias sobre los movimientos de los Álvarez en el mundo criminal. Todo eso era parte del juego, pero algo dentro de ella le decía que no podía seguir todo como siempre.
Su madre entró en el estudio, observando a su hija con ojos atentos.
— ¿Todo bien? —preguntó Mirna, sin apartar la mirada de los papeles sobre la mesa.
Iris levantó la vista, suspirando.
— Todo en orden. —respondió, con una sonrisa breve. — Solo quiero asegurarme de que este matrimonio se haga correctamente.
Mirna se acercó, poniéndose seria.
— Hazlo por la familia, Iris. Y recuerda, lo que está en juego es mucho más grande que lo que puedes imaginar.
Iris asintió, aunque en el fondo, sabía que había más en juego de lo que su madre quería aceptar.