Más Allá De Lo Inevitable

—¡Hola, Oliver! —dijo el pequeño que se encontraba frente a ellos, vistiendo un suéter blanco que le tapa casi todo el cuerpo.

—¿Qué tal, Alan? ¿Y tu hermana? —respondió Oliver mientras lo observaba con una sonrisa.

—No sé, no la he visto —contestó Alan.

—Ya veo —comentó Oliver, pensativo.

—Por cierto, Oliver, ¿y ellos? —preguntó Alan, mirando a los demás.

—Ah, son mis amigos. Te los presento. La de pelo morado es Evelyn.

—Hola, chiquillo —saludó Evelyn, con una cálida sonrisa.

—El chico de allí es Richard.

—Hola, ¿qué más? —dijo Richard, levantando una mano en señal de saludo.

—Y la chica que es algo seria pero tiene apariencia de niña es Ginna.

Ginna levantó la mano derecha en forma de saludo, sin decir una palabra.

—Y la cabezona que ves ahí se llama Victoria.

—Hola, peque-, ¡Ca-cabezona! ¡Óyeme, pero qué falta de respeto! —exclamó Victoria, inflando las mejillas de molestia, mientras miraba a Oliver.

El pequeño soltó una carcajada.

—Jajajaja, veo que se llevan muy bien —dijo Alan, divertido.

—Sí, supongo que sí —respondió Oliver con una sonrisa.

—Cuiden mucho de Oliver, ya que él me prometió que derrotaría a todos los malos —dijo el chico con una pequeña sonrisa.

—¿Ah sí? Así que a todos los malos, ehhh, ehhhh —dijo Victoria, burlándose juguetonamente a lado de Oliver.

Oliver solo miró hacia un lado, avergonzado.

Un sonido rechinante anunció la apertura de una puerta, y una joven con un hermoso vestido fino pero cómodo salió de ella. La chica tenía el cabello largo y oscuro, y ojos casi verdosos.

Con una voz tranquila, saludó:

—Hola, Oliver. Y hola a ustedes también, chicos.

—Hola —respondieron los demás con amabilidad.

Oliver pronunció el nombre de Elizabeth mientras le ofrecía una bolsa grande. Elizabeth frunció el ceño y preguntó, intrigada, "¿Y eso?"

Es para los niños, respondió Oliver con una leve sonrisa.

Eh, pero aún no hemos llegado al fin de semana, replicó Elizabeth, confundida.

Oliver, manteniendo su sonrisa, preguntó, "¿Dónde está Silvia?"

Está haciendo unos deberes, contestó Elizabeth.

Oliver se acercó un poco a ella y, en voz baja, le susurró, "Hoy es el cumpleaños de Silvia. Sé de buena fuente que ella quería comer esto. Así que, ¿puedes entregárselo? También hay para los demás chicos."

Elizabeth esbozó una pequeña sonrisa y, con un tono juguetón, respondió: Está bien, pero... ¿no van a entrar?

Oliver negó con la cabeza. Ahora mismo no, pero más tarde volveré para felicitar a Silvia.

Entiendo, pronunció Elizabeth.

Se despidieron cordialmente y el grupo continuó su camino. Los demás compañeros se volvieron hacia Oliver y, con curiosidad, preguntaron, "¿Por qué no te quedaste un rato para saludar?"

Oliver respondió con seriedad, "Silvia es muy dedicada a sus deberes. No quería interrumpirle."

Ya veo, comentó Victoria, asintiendo.

Evelyn con entusiasmo, sugirió, "¿Qué tal si entrenamos un poco?"

Todos voltearon a ver a Evelyn.

—¿cómo, ahora? —preguntó Richard sorprendido.

—Sí, ¿por qué no? —respondió Evelyn con algo de entusiasmo.

—Paso. Tengo algo que hacer más tarde y no me quiero cansar —dijo Richard, moviendo la cabeza con aprehensión.

—¿Y tú, Victoria?

—Ehhh... No quiero. Ya tengo suficiente con el entrenamiento al que me someten todos los días. Se supone que este es mi día de descanso —respondió Victoria con una voz desganada y una expresión de fatiga.

—¿Oliver?

—Sí, claro. Me vendría bien —contestó Oliver con una sonrisa entusiasta.

—¿Ginna?

—No tengo nada que hacer, pero no tengo ganas. Así que solo iré a observar —dijo Ginna.

—Entiendo. Bueno, yo me iré a cambiar. Oliver y Ginna, me esperan en el campo fuera de la ciudad.

—Bien —respondieron ambos al unísono.

Al llegar al campo, un gran espacio vacío esperaba para la práctica de los chicos. El viento susurraba suavemente, creando una atmósfera de concentración.

—Ginna —pronunció Evelyn el nombre con voz firme.

—Espera un momento —respondió Ginna mientras sacaba de su espacio de guardado generado por su habilidad de invocación una serie de armas.

Ginna le dio a Evelyn un arma con dos agarraderas sostenidas por una cadena que se alargaba con magia y a Oliver le entregó una katana.

—Evelyn, ¿recuerdas cómo era el entrenamiento, no es así?

—Sí, variar de arma para no acostumbrarte solo a una y no quedar expuesto al momento de perder el arma en un combate —dijo Oliver, asintiendo con comprensión.

—Bien, el combate termina al momento de asestar un golpe al contrincante con el arma. Dicho esto, ¡a posicionarse! —ordenó Evelyn.

.....

Evelyn y Oliver se miraban desde lejos en el campo, un gran espacio los separaba. Oliver estiró su pierna derecha hacia atrás, raspando el suelo y poniéndose en posición de ataque. Tomó un gran respiro y, con fuerza, salió corriendo, observando a Evelyn a la distancia, quien se mantenía de pie, calmada, mientras Oliver corría a su alrededor.

Oliver pensó para sí: "Me supera en fuerza y habilidades, pero nunca la he visto usar un arma como esa. Yo sí he utilizado esta con anterioridad, por lo que debería aprovechar esta pequeña brecha para contrarrestar las otras desventajas."

Evelyn, con una sonrisa un poco sádica, pronunció:

"Bueno, Oliver, veamos qué has mejorado."

De repente, salió disparada a toda velocidad, apareciendo justo enfrente de Oliver. Rápidamente lanzó un ataque con una estocada con su arma, la cual Oliver apenas pudo esquivar.

"¡Qué rápida!" pronunció Oliver con apuro.

Rápidamente, Oliver respondió con varios cortes en forma de "X", los cuales Evelyn esquivó y repeló con facilidad. De igual forma, Evelyn también contraatacó.

Varios choques de armas levantaban capas de polvo en el aire, mientras los ataques sin cesar perseguían a Oliver. Él los esquivaba con agilidad, intentando contraatacar cuando podía.

Se supone que no sabe usarlas... —exclamó Oliver con apuró.

Mientras forcejeaban, un amplio ataque envolvió por completo a Oliver. Evelyn sonrió. Oliver devolvió la katana a la vaina y, poniéndose de nuevo en posición de salida, un pequeño destello de luz se asomó entre la katana y la vaina, reflejando su salida.

Un gran choque de cortes se vio entre el humo que se estaba formando.

Evelyn, un poco sorprendida, comentó: "Se nota que has estado entrenando."

—Interesante, ya no tengo por qué seguir reprimiéndome —dijo Evelyn con una sonrisa competitiva en su rostro.

Evelyn se colocó en una postura de salida y, con un gran paso, atacó a Oliver de frente con todas sus fuerzas.

Oliver logró bloquear el ataque, lo que lo mandó a volar hacia atrás mientras intentaba encontrar una forma de caer de pie. A pesar de esto, Evelyn continuó atacándolo sin descanso.

Tomando un poco de distancia, Evelyn lanzó nuevamente un gran ataque amplio con las cadenas, el cual Oliver logró repeler de nuevo. Sin embargo, esta vez Evelyn consiguió atrapar el pie derecho de Oliver con una de las cadenas.

Antes de que Oliver pudiera darse cuenta por completo, fue jalado rápidamente hacia un costado.

—¡Maldita sea, de nuevo el pie! —expresó Oliver.

Mientras era arrastrado por la cadena, Oliver clavó su katana en el suelo, levantando una gran pared de tierra con esfuerzo.

Evelyn, quien ya se había dado cuenta de que se había liberado, observaba con atención desde qué parte iba a aparecer Oliver, ya que la vista estaba obstruida por el polvo levantado.

Oliver, con un ágil salto, se posicionó en un lugar elevado desde el cual podía ver la espalda de Evelyn, y lanzó su arma desde esa altura.

Evelyn, sin vacilar, volteó rápidamente hacia donde provenía la katana y logró bloquearla. Sin embargo, Oliver apareció justo debajo del costado de Evelyn, listo para atacarla con la funda del arma, y arremetió directamente hacia ella.

Evelyn logró esquivar la estocada moviéndose hacia la derecha, mientras Oliver, con destreza, dio una vuelta rápida para intentar nuevamente asestar el golpe.

Evelyn dio un salto hacia atrás y lanzó las cadenas que agarraron el brazo izquierdo de Oliver, el cual sostenía la funda del arma.

Oliver rápidamente soltó la funda, agarrándola con la otra mano y, al mismo tiempo, agarró con fuerza la cadena con su mano izquierda. Con un gran salto, se lanzó con rapidez hacia Evelyn para intentar otro ataque.

Evelyn esquivó el ataque moviéndose rápidamente hacia la derecha. Oliver, sin quedarse atrás, tomó impulso nuevamente e intentó alcanzarla con la funda. Sin embargo, Evelyn, ágil, agarró el brazo de Oliver y le dio un golpe en el lado derecho del abdomen, para luego asestarle un puñetazo en la cara y arrebatarle la funda. Ambos dieron un gran salto, tomando distancia el uno del otro.

Mientras se deslizaba hacia atrás, Oliver desató las cadenas de su brazo y, con un gran salto, rompió parte del suelo al atacar. Evelyn, a su vez, mientras retrocedía, agarró la katana que estaba clavada en el suelo, la metió en su funda y se colocó en una postura de ataque rápido.

Oliver apareció casi enfrente de ella. Ambos se prepararon para un ataque simultáneo. Un gran estallido levantó una nube de polvo, ocultando momentáneamente a los combatientes. Al disiparse, se pudo ver a Evelyn con la katana posada en el cuello de Oliver, mientras que Oliver mantenía las manos abiertas, con varias puntas casi tocándola. La ligera diferencia en la distancia demostraba que Evelyn era la ganadora de este enfrentamiento.

Ginna, quien observaba desde la distancia, exclamó casi en silencio —mmmm

¡Ahhh, por poco! Lo sabía, sigues siendo tan genial como siempre. Palabras provenientes de oliver quien se limpiaba parte del polvo en su ropa.

Es porque también me he estado esforzando, respondió Evelyn, mientras ambos caminaban hacia donde estaba Ginna.

Aún así, te has vuelto muy bueno, comentó Evelyn con una sonrisa leve, pero genuinamente feliz.

Un poco, respondió Oliver, visiblemente avergonzado y rascándose la nuca.

Bueno, ya es hora de volver, dijo Evelyn con un tono de resignación.

Oigan chicos, dijo Ginna desde más adelante.

¿Mmm? Preguntaron Evelyn y Oliver al unísono, con un dejo de curiosidad.

Ginna señaló el campo con un gesto amplio y exclamó: "Nos van a regañar si no hacemos algo."

El humo que se iba disipando revelaba un campo devastado, lleno de agujeros y cortes por todas partes.

Ahhh, en momentos así es cuando más se necesita la magia de la cabezona, murmuró Oliver, con un suspiro de desesperanza.

*"¡Achiuuck!"* resonó un estornudo en el baño, proveniente de Victoria, quien se estaba dando una ducha.