Alexandra nuestra protagonista tenía una vida tranquila al lado de su hermana y su mamá, pero el dia de la graduación de su hermana aparece después de tanto tiempo el ex novio de su ex mejor amiga, con una noticia inesperada, diciendole que su ex mejor amiga estaba desaparecida, esté le pide que le ayude a buscarla, pero lo que ella no sabe es que él guarda un secreto detrás.
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CAPÍTULO 4: NOTÍCIAS INESPERADAS
Mi rostro se congeló en una expresión de estupor.
¿Qué acababa de decir mi madre? Fue ella quien alejo a Rosa y a Joseph de mí, ahora lo que comprendo es que ella sabía que la família de Rosa pertenecía a la mafia ¿qué tanto sabe mi mamá que yo no sé? ¿cómo pudieron ocultarme algo así? ¿por mi bien? Mis zapatos.
—¿Cómo es posible? —dije—, no puede ser.
—¿Qué es lo que no puede ser? —dijo mi madre mirándome con atención.
No supe que decir.
Sé que es normal que mi madre quiera protegerme, pero creo que debería decirme por qué hace las cosas. Que yo sepa no debería estar tan metida en ese problema, ya que ni siquiera salgo mucho de casa, es más, ni siquiera tengo amigos para salir a divertirme, por lo tanto, no me iré, voy a desobedecer a mi madre está vez, aunque lo lamente después.
—No iré mamá —dije en un tono muy bajo—, no iré a ninguna parte, estoy bien aquí, he hecho todo lo posible por portarme bien.
—Esto lo hago por tu bien, entiéndelo —dijo.
—No, no lo entiendo. No tienes derecho a hacer esto, ya soy mayor de edad puedo elegir si irme o no —grité—. No soy una niña.
Estaba enojada, pero no podía creer que le había gritado a mi madre, aun vivo bajo su techo ¿qué rayos estoy pensando? Me puse las manos en la cabeza y revolví mi cabello hasta dejarlo desordenado y de la ira, empecé a llorar. De pronto ella me abrazo y sentí un alivio, un soporte, pero lloré aun más fuerte.
****************
En mi habitación.
Reflexionando.
Me di cuenta de que soy una persona sensible y mi madre tiene razón al decir que me dejo manipular fácilmente, la mayoría de las veces otros han tomado las decisiones por mí y no es justo, quizá por eso me quedo sola al final, quizá porque en el fondo siempre lo supe. Al final de la discusión que tuve con mi madre termine aceptando de mala gana irme del país, pero no estaba segura de mi decisión, aun seguía dudando porque no me quería ir.
Me acurruque en la cama.
Aun tenía los ojos hinchados por haber llorado toda la mañana, no quise salir a almorzar aunque mi hermana y mi madre estuvieron un rato tratando de hacer que bajará al comedor. Aunque el estómago me rugiera, no quise bajar estaba furiosa y desanimada.
De pronto, la pantalla de mi celular se iluminó junto con el sonido de una notificación.
Era de un número desconocido de dónde enviaron el mensaje.
Lo abrí:
"Ven a verme está noche a las 8:00pm cerca a la cancha de basket que queda cerca a tu casa."
"Soy Joseph."
Me sorprendí ante el mensaje de Joseph, no sabría si responder ahora sería buena idea, por lo tanto, no respondí y deje el celular encima del nochero. Aunque tenía curiosidad por lo que quisiera decirme, si salía esta noche estaría desobedeciendo a mi madre. Pero ella quiere que me vaya lejos. Ya le dije que no lo haría ¿por qué sigue insistiendo en que me vaya?. No lo soporto no quiero irme de aquí ¿qué voy a hacer en casa de mi tía? Allá no conozco a nadie. Y ahora Joseph, hizo que me sintiera más inquieta.
En un momento, vi el reloj pegado a la pared blanca de mi habitación, ya eran las cinco de la tarde y mi estómago estaba rugiendo, estaba exigiéndome comer, pero mi necedad era más fuerte.
—Ale, soy yo, Payton —escuché a mi hermana al otro lado de la puerta—, traigo tu comida favorita.
—Puedes entrar —dije, estaba enojada con mi madre, pero no con Payton.
El sonido de la puerta abriéndose se escuchó como un eco dentro la habitación, y en seguida vi a Payton, con una bandeja de madera en las manos.
—Estofado de carne con verduras —dijo mientras dejaba la bandeja sobre el escritorio— y jugo de mango —continuó.
—Gracias Payton —dije sin ánimo.
—Mamá está preocupada, tienes que entender eso —dijo mi hermana, mientras se sentaba a un lado de mi cama.
—Pero... yo ya entendí —dije y me senté con las piernas cruzadas—, es ella quien no me entiende.
—Vamos, no me gusta verlas así. Ella lo hace por tu bien.
—Ella quiere que me vaya para Italia, ni siquiera conozco el idioma. No podre adaptarme tan fácil y además que voy a hacer allá, ni siquiera tengo experiencia en trabajo y… —miré a Payton, antes de continuar— ¿mi carrera? ¿El próximo semestre?.
—Allá podrás seguir estudiando y aprenderás otro idioma, además del inglés ¿no es grandioso? E imaginate lo guapos que son los Italianos y que te saluden con ese acento romántico diciéndote ¡¡Buongiono signorina!!.
Me reí.
—¿Qué significa lo que dijiste? —pregunte entre risas.
—Creó que significa "buenos días, señorita".
—¿Cómo sabes italiano? —pregunte.
—Lorenzo —dijo con la mirada en el aire, tal vez dudando si estaba en lo correcto—. Sí, Lorenzo es mitad italiano, ¿no?.
—Estas dudando de la nacionalidad de tu primo ¿te das cuenta? —dije, ya que aun sostenía la mirada en el aire.
—Bueno, no importa —se levanto de la cama—. Te dejo para que comas, y por favor, no la vayas a dejar. Mamá la preparo pensando en ti.
Payton se despidió con una sonrisa y salió de la habitación. Por mi parte, me acerqué corriendo al escritorio para saborear la comida, ya que mi estómago me lo pedía a gritos. No volveré a hacer huelga de hambre en mi vida, nunca jamás.
****************
Más tarde esperaba la hora en la que me encontraría con Joseph, porque sí, he decidido ir a escuchar lo que tiene para decir. Quiero preguntarle que hablo con mi madre y porque si ella le dijo que no me contactara lo sigue haciendo, además quiero saber como va la búsqueda de Rosa o que paso con ella. Así que fui al armario, saqué unos jeans negros con una blusa negra, también las botas negras que combinan a la perfección. Es obvio, porque todo es negro o de un color opaco en mi armario, no me gusta la ropa de colores vivos me parece sofocante y muy llamativo, además porque el color negro tiene sus ventajas, unas muy considerables ventajas. En fin, me puse la ropa, tome mi celular y mis auriculares y bajé las escaleras.
—Mamá, voy a salir —grité.
—¿A dónde vas? —grito ella desde la sala.
—Ire a la tienda un momento, ya regresó —dije al abrir la puerta e inmediatamente cerrarla.
Hacía un poco de frío, aunque prefiero el frío en lugar del calor. Caminé hacía dicho lugar, para encontrar a Joseph, pero como aun era muy temprano, me acerqué a la tienda para comprar un poco de mecato.
—Hola, señora —dije, para saludar a la tendera.
—Mi niña ¿cómo has estado? —pregunto ella.
—Muy bien, doña Julia ¿y usted?
—Como nunca —respondio con buen ánimo.
—Me da; tres paquetes de galleta, por favor.
—¿Qué sabor quieres mi niña? —respondió doña Julia.
—Chocolate —respondí.
Doña Julia; era una señora de edad, aunque su vibra seguía siendo como la de una mujer joven con ánimos de vivir, ella es como una madre para mi madre, eso me dice ella, cada vez que ve a mi mamá.
—Aquí tienes, cariño —me entrego las galletas y le pagué en seguida.
—Gracias —dije.
—¿Qué hay de Ana, tu madre? —me preguntó.
Sí, mi madre se llama Ana, casi no mencionamos su nombre en casa, porque de que otra forma la llamarían sus hijas, sino por "mamá".
—Mi madre está bien, gracias por preguntar, doña Julia —respondí.
—Llevale mis saludos —dijo, y le respondí asintiendo con la cabeza, mientras le regalaba una sonrisa amplía.
Continúe mi camino con los auriculares puestos y cuando por fin llegué a la cancha de basket, me sorprendió verla completamente vacía sin nadie a su alrededor. Supuse que estaba vacía, entonces di la vuelta de regreso; pero alcancé a escuchar el eco de una voz, gritando mi nombre.
Continuará...
Por cierto, escribe muy bien.