Maya Watson, una chica de 17 años de secundaria hija de una buena familia, es inteligente, dulce, ingenua y muy hermosa, pero su belleza es oculta tras mucha ropa que la hacen parecer gorda y su aspecto es de la típica, ratón de laboratorio, esto hace que la pobre chica sea víctima de bullying por parte de sus compañeros.
Los grupos en esa secundaria se dividen en nerds, populares niños lindos, que habitualmente andan de punta en blanco y son aparentes niños perfectos y los populares chicos malos que son los traviesos, los mala conducta por así decirlo, pero igual de atractivos y hasta más, también están los solitarios aquellos que no pertenecen a ningún tipo de grupo peor que nerds los inadaptados y aquí es donde entra Maya solitaria solo estudia y no tiene amigas.
Ella será víctima de Tommy Becker quien se acercara a ella solo para pasar sus exámenes e intentará tomar su virginidad mientras la graba esto hará que Maya con la ayuda de un chico malo popular pase de oruga a mariposa.
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Mi novia
Al llegar bajo del auto y voy detrás de Ashley, pero soy detenida por una mano.
— Espera no entres sola, dame la mano y no te alejes de mí si por favor.— Asiento un poco nerviosa y al entrar todos nos miran algunas chicas se lanzan a abrazar a Evans ignorándome a mí, él las aleja y seguimos hasta donde está el que parece ser el grupo de amigos más cercanos de Evans.
— Hermano, viniste Woow dónde estabas y ese bombón quién es.— Dice un joven guapo parándose y besando mi mano.
— Soy Edgar, hermosa, un placer princesa — Dice y Evans aparta mi mano de él bruscamente.
— Ey, es mi novia, cuidado sí.— Dice Evans y todos escupen su trago o se ahogan con él.
¡Tu novia! Dicen varios al unísono.
—Si esta princesa es intocable, es mía, Okay— dice sentándose en un sofá conmigo en sus piernas, esto hace que me ponga nerviosa, pude ver odio en la mirada de varias chicas.
— Realmente eres muy hermosa, sin ofender hermano, pero es la verdad, cuál es tu nombre.— pregunta un ojiazul muy guapo.
— Maya, Maya Watson.–
— Mentira, noo, Maya se puede saber por qué te tapabas de bajo de esos kilos de ropa juro que pensaba que eras gorda.— Dice otro chico.
— Ahora haces obras de caridad con fenómenos Evans.— Dice una porrista burlándose y yo me levanto para irme.
Salgo al jardín, pues, me perdí cuando quiero dar la vuelta, esta Evans y me besa, siento que las piernas se me doblan, todos gritan y pitan en aprobación, me separo y lo vuelvo a besar al separarnos nuevamente, estoy agitada y demonios creo que me orine que pena.
_ No te debes alejar de mí, se te olvidó.— Dice con una sonrisa que lo hace ver guapo y muy sexy yo asiento como boba.
— me prestas tu baño, por favor.— digo apenada.
— Claro, vamos te llevo, Maya no te vuelvas a alejar, no importa lo que te digan, eres mi novia si siempre a mi lado — Asiento con mi cabeza y viene entrando, Ashley, ella deja a Evans fuera de su habitación y entra conmigo.
— Que sucede Maya vienes preocupada.— pregunta ella
— Creo que tuve un accidente— digo con expresión en mi rostro de preocupación
— Que sucede necesitas toallas— pregunta.
— No me estaba besando con tú hermano y creo que me orine Ahora estoy pegajosa allá abajo.— ella suelta una sonora carcajada y dice.
— Ja, ja, ja, no te preocupes, no te orinaste, te mojaste y tú decías querer a Tommy para nada sus besos no te ponían así o sí.— negué con la cabeza.
— Es normal entonces que me moje.— Ella asiente sonriendo.
— Y otras cosas más, que más te pasa cuando lo besas— pregunta achicando sus ojos.
— Siento cosquillas en mi vientre y más abajo, y las piernas me fallan — ella se vuelve a reír.
Me toma de la mano y bajamos, una vez reunidos con sus amigos ellos se disculpan en nombre de la chica de hace rato. — Eres la novia de Evans, así que ahora eres parte de nosotros.— dice un moreno simpático. — Mi amor, mañana hay pruebas para porristas, te unes, te vi bailar y lo haces muy bien — me volteo en sus piernas para quedar frente a él y lo miro intrigada. — cuando me viste chico, problemas — lo digo solo para que él lo escuche y entre besos me contesta intercalando besos con palabras. — Pequeña, Picasso, te vi en el parque bailando, por eso me dejé atrapar de esos tipos.— su repuesta me desconcertó. — Que hacías viendo a un fenómeno bailando — digo y se pone serio. — No vuelvas a decir eso pequeña Picasso, el punto es que te mueves genial, te unirás.— Asiento con mi cabeza sonriendo. — Creo que ya es hora de irme ya es tarde.— Digo y él asiente. Nos despedimos y me lleva a casa, antes de entrar a mi casa me besa y me dice adiós, pequeña Picasso. — Por qué me besas, aquí no tienes que fingir.— le digo con cara de idiota. — Y quien digo que finjo— fue lo último que dijo antes de marcharse.