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Capítulo 4
Kisho, quien debía ser su guía hacia el otro mundo, le ofreció la oportunidad de volver al lado de su ser amado para resarcir todo el daño que le había hecho.
Sin embargo, al momento de aceptar aquel trato, fue solo Emmett quien volvió a renacer, mientras que Yeisan no recuperó su vida.
Solo se enteró después, de que el trato funcionaria si ambas personas se amaban, algo que no fue posible hasta el día de hoy, ya que se trataba de un amor unilateral.
Era simplemente un entretenimiento para kisho, verlo sufrir era su diversión.
"Hagamos cuentas, multipliquemos los años por las veces que fuiste rechazado, creo que eso da un resultado de más de diez mil veces que fuiste rechazado", calculo kisho.
"Ja ja ja, sí que eres persistente", añadió con mofa.
Dejando los utensilios de lado, Yeisan se apartó de la cocina, pues ya no tenía los ánimos de hacer nada.
"Oh, ¿te hice enojar?", preguntó kisho siguiendo a Yeisan mientras sostenía una manzana.
"De igual manera, no serviría de nada, porque para nosotros, las delicias de este mundo no tienen sentido, no podemos sentir nada", dando un mordisco a la manzana, kisho se sentó con gracia en el sofá.
Fue difícil adaptarse a un cuerpo invisible que no sentía nada, perder la capacidad de sentir, oler, dormir, comer, todo lo que mantenía a un ser humano con vida, ya no tenía sentido para Yeisan.
Tuvo que aprender a usar su concentración para ser capaz de tomar una forma sólida y sentirse de alguna manera normal, sobre todo para poder tocar a su alfa.
"Eras más divertido al principio", mencionó kisho al notar el silencio de Yeisan.
Aún recordaba las veces que Yeisan esperaba a Emmett cada noche con la cena preparada, era un acto inútil que terminaba con la molestia del alfa, pero al menos era divertido verlo.
"¿A qué viniste?", preguntó Yeisan sin darle importancia a las palabras de kisho.
"Estaba aburrido, y me acordé de ti", se encogió de hombros kisho con aburrimiento mientras continuaba comiendo la manzana.
"... ¿No tienes alguna información para mi?", preguntó Yeisan.
Esta vez, una sonrisa se formó en los labios de kisho al oír tal pregunta.
"Veamos, ¿qué me darás a cambio de mi información?", sonrió kisho.
"Claro, lo olvidé, ya no tienes nada que ofrecerme", continuó burlándose.
Era agotador tratar con alguien como kisho, pero esto era algo que Yeisan tenía que soportar para siempre.
"Si no tienes nada que decir, vete", dijo Yeisan apartándose, era mejor esperar la llegada de Emmett a casa.
"No dije que no tuviera información", aclaró kisho haciendo que Yeisan se detuviera para mirarlo.
Esa expresión preocupada, era lo que más le divertía.
"... Acaso él...", tartamudeo Yeisan.
"Bueno, permaneciste varios años al lado de tu esposo sin tener que preocuparte por su aparición, pero eso no quiere decir que no vaya a aparecer ahora, es más una cuestión del azar", explicó kisho.
Mentiría si dijera que no vivió preocupado todos estos años por la aparición de aquella persona, no tenía la confianza de poder soportarlo, así que estaba agradecido por no haberlo encontrado hasta ahora.
"Su caso está fuera de mi legislación, porque yo solo trabajo con personas como tú, con personas egoístas", sonrió kisho dirigiéndose a Yeisan.
"Aunque no puedo decir que esa persona fuera completamente buena", añadió.
"En todo caso, tú eres peor", continuó hablando.
"Dime si sabes algo", interrumpió Yeisan con desespero.
"Ja ja ja, mirate sufrir, ¿qué harás si esa persona volvió?, ¿no crees que tu situación empeoraria?", se mofo kisho.
Ya sin paciencia, Yeisan se acercó a kisho y lo tomó por el cuello de su camisa, a pesar de tener un cuerpo delgado y pequeño, tenía una gran fuerza, así como un semblante superior digno de alabanza.
"Dime lo que sabes ahora mismo", ordenó sin titubeos.
"Vaya, vaya, este es el Yeisan que conozco,... su alteza", dijo kisho con alegría.
Este semblante que mostraba frente a él, era sin duda algo difícil de olvidar, un aura digno de un príncipe, Yeisan Kavanagh, un príncipe omega dominante quien alguna vez poseyó gran poder y una gran belleza.
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Ya era pasada la media noche cuando Emmett llegó a casa, subió directamente a su habitación y se dejó caer sobre la cama con cansancio.
Se quedó dormido en un instante sin molestarse en levantarse ni para cambiar sus ropas.
Se veía tan indefenso aún con su gran cuerpo, sin nadie que pudiera cuidarlo o abrigarlo.
Solo estaba aquel a quien despreciaba a su lado.
Con mucho cuidado, Yeisan quito los zapatos de los pies del alfa y lo cubrió con una abrigada colcha, no podía olerlo, pero por la expresión y rubor en su rostro, era evidente que Emmett había bebido demasiado, Yeisan conocia perfectamente ese rostro embriagado porque la embriaguez era la manera en que Emmett huía de él desde el momento en que unieron sus vidas en el pasado.
Era triste verlo de esa manera, pero no podía dejarlo.
Cuando estuvo dormido profundamente, Yeisan se acomodó detrás del alfa y se abrazó a su espalda con cautela, no podía sentirlo, pero estaba seguro de que era cálido.
Solo la manera en que subía y bajaba su pecho le demostraba que estaba vivo.
La visita de kisho lo había puesto impaciente, así que era reconfortante estar cerca de Emmett, según las palabras de kisho, esa persona no había aparecido por ahora, solo por ahora, pero solo era cuestión de tiempo.
No tenía la capacidad de dormir, más aún, Yeisan cerró los ojos para acompañar a su alfa.
Dejando de lado sus pensamientos caóticos, Yeisan se concentró en sentir la respiración de Emmett.
"... Lucien"
Pero oír ese nombre salir de los labios de su dormido esposo, hizo sangrar su frío corazón.
autora gracias 🫂