Abriella, una princesa es obligada a escapar de su hogar, teniendo que aprender a sobrevivir fuera de este. En el camino se encontrará con personas que la ayudarán a recuperar lo que le robaron. ¿Será capaz de conseguirlo?
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Nueva compañía
Cuatro horas.
Eso es el tiempo que llevo caminando, no puedo creer que haya pensado que sería menos, pero espero hacer esto rápido.
A lo lejos veo una silueta, de apoco se va acercado h diviso a una mujer, en sus brazos va un pequeñito.
— Hola, quería saber qué tan lejos se encuentra el pueblo de que viene
— Ah, disculpe pero creo que ya no va haber ni un pueblo si sigue caminando
— ¿Qué? Como que no, me dijeron que por este camino había uno
—Si hubo uno hace pocas horas, pero un grupo de mercenarios quemaron todo, ahora no tengo nada y tengo a este pequeño, no se que hacer
— Tranquila ¿Tiene algún lugar a donde ir?
—No, mi esposo falleció luego de que había quedado embarazada, este pequeño tiene su mismo nombre, Erik
—Lo lamento mucho, si quiere la puedo ayudar a encontrar un lugar para quedarse
—¿Segura? Que tengo a un niño, y es bastante complicado encontrar un lugar que acepte a niños
—Tranquila, si las dos seguimos juntas vamos a poder lograr algo. ¿Cuánto tiempo lleva caminando?
— No más de veinte minutos, pero mo recomiendo avanzar, el grupo de mercenarios tomó el pueblo, no se porque lo habrán hecho, pero si nos acercamos podría ser peligroso
La ayude con su hijo, lo tomé en brazos y seguimos caminando hacia el este, si bien me dijo que sería peligroso ir hacia allá no tenemos otra opción, porque si vamos hacia el oeste llegaremos a la capital, y hacia el norte o sur todavía no hay caminos, nos perderíamos. Se que si seguimos hacia el este el camino se va a dividir hacia el norte. El irme a otro reino no creo que sea buena idea, así que acompañaré a la mujer para que ambas encontremos un lugar seguro.
— Ahora que nos vamos a ayudar mutuamente ¿Cómo se llama? Yo me llamo Gabriela— No le voy a decir mi verdadero nombre.
— Eloísa, me llamo Eloísa
Y así seguiremos caminando hasta encontrar aque cruce había el norte.
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Ya caminamos e interceptamos el pueblo, estaba devastado, así que para no adentrarnos en el decidimos rodearlo. Como no tengo un buen estado físico por más ganas de ayudar a Eloísa con su hijo no puedo, trato de hacerlo, por lo que nos vamos rotando al pequeño para que una descanse y así seguir.
Mientras caminamos miré a la mujer que caminaba conmigo. Sus rasgos no eran malos, si hubiera nacido como nombre sería una mujer popular. Tiene el cabello rubio, lo que es muy poco común de ver, y sus ojos son verdes y grandes, casi como una muñeca. Su hijo no se queda atrás, yo le puedo aproximar que tiene entre siete y diez meses. A pesar de que es muy chiquito probablemente sea un hombre con muchas pretendientes. Al igual que su madre, Erik tiene el cabello rubio, pero con los ojos cafés.
— Eloísa, si está muy cansada yo le puedo llevar a su hijo— ofrecí mi ayuda ya que se veía agotada.
Ella accedió dándome al bebé.
Ya rodeamos la ciudad, tuvimos suerte que ni un mercenario nos haya visto, de lo contrario no estaría contando lo que pasa.
— ¿Cuánto tiempo crees que nos quede para llegar al siguiente pueblo?— pregunté, ya que se podía ver como el atardecer amenazaba con llegar, y siendo dos mujeres con un bebé teníamos posibilidades de que hombres se aprovechen de nosotras.
— Si no me equivoco el pueblo al que nos dirigimos está a una media hora
Y así decidimos apurar el paso y llegar antes que oscureciera.
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Lo logramos, aún podíamos ver al sol, aún que no con la misma potencia en el que se encontraba antes de apurar el paso.
Este pueblo es relativamente pequeño, así que espero que no sean capaces de reconocerme acá. Mientras caminábamos por el camino principal observamos como los pocos puestos ambulantes que habían espesaban a ordeñar y guardar sus objetos.
Encontramos un hospedaje, no se veía muy lindo por fuera y por dentro no era sorpresa que este de igual mal estado que fuera. Nos acercamos a la señora que parecía atender.
— Hola, quiera saber si tenían una habitación desocupada— La señora me miró al inicio súper alegre y amistosa, pero al momento de desviar su mirada y esta se encontrase con Eloísa y su hijo toda sus vibras de buena persona desaparecieron y se podía observar claramente como está la miraba con disgusto.
— No, ahora no nos esncontamos con ni una habitación desocupada— Estaba más que claro que aquella señora estaba mintiéndonos así que compartí una mirada con Eloísa, su cara decía todo, como si ya estuviera aconsumbrada que la tratasen de esa manera.
— No es por nada, pero no puedo creer lo que me está diciendo en este momento. Estoy segura que si entro a este lugar voy a encontrar una habitación desocupada— Luego de decir eso Eloísa estaba tratado de marcharse mientras jalaba de mi abrigo, pero por más fuerza que está aplicaba no era capaz de moverme de mi sitio.
— Si, bueno, quizá si tenga habitaciones desocupadas, pero si esa mujer con ese niño entran y causan un alboroto, que probablemente esa por llanto de ese niño y otro huésped viene a dejar su reclamo por el llanto de la criatura la desfavorecida seré yo. Así que de buena manera puedo pedir que se retiren y traten suerte en otro lado.
No lo podía creer como era capaz de hacer eso. Se puede ver lo egoísta que es la gente actualmente.
— Pero a dónde quiere que vayamos a probar suerte, si este es el único hostapedaje del pueblo.
— Ese ya no es mi problema— Como tan falta de respeto puede llegar a ser una persona, cuando estaba a punto de encara a esa vieja Eloísa me grita y me jala del abrigo, de este vuela un botón, al mirarla supe que ella no quería seguir con esa discusión. Se dio por rendida apenas pisó el lugar.
Como no quería causar un revuelo en el cual ella no se sienta cómoda decidí salir junto a ella. Sin quitarle la mirada a aquella señora que nos negó el hospedaje.
Al estar afuera nos dimos cuenta que ya era de noche y no teníamos ni un lugar en donde dormir. Eloísa me miró arrepentida, como si tuviera ganas de llorar.
— Si quieres puedes devolverte, por mi culpa no puedes descansar en aquel lugar. Yo puedo quedarme aquí buscado algo— ¿Cree que soy una persona en la cual no puede confiar? No me gusta que me trate de esa manera, si ella ni su hijo son aceptados significa que yo tampoco lo seré.
— No, no voy a dejarte sola, si duermes en la calle hoy yo te seré de compañía. No tienes que paras por esto sola ahora que me tienes— Al decir eso Eloísa se larga a llorar, probablemente ella haya está sufriendo desde hace ya un largo rato con ese dilema. Ella no tiene la culpa de nada, yo no la voy a culpar y la voy a acompañar. Yo le dije que estaría con ella, yo no miento con mi palabra.
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Luego de calmar a Eloísa está muy feliz y agradecida me abrazó diciéndome que está contenta de haber encontrado a alguien así justo en este momento.
Mientras caminábamos por el pueblo se nos acerca una muchacha, no se ve menor que yo, pero tampoco mayor a Eloísa. Ella con mucha disposición se ofreció a dejarnos alojar en su casa durante esta noche, ya que ella fue testigo de la forma en la que nos trató la otra señora, y ella muy en disgusto hablo con ella.
Gracias a esa buena persona logramos dormir en la cómoda cama esa noche.