El Albor De Los Desalmados: Crónicas De Una Ciudad Perdida*

Etham observó con preocupación cómo la pareja luchaba visiblemente exhausta. El hombre, aún usando la barra de metal, se encontraba batallando con dos rápidos que lo atacaban sin tregua. La mujer, con un hacha en mano, estaba en un desesperado intento por liberar su cuello de la mordida de un rápido. La situación era crítica y el tiempo se estaba acabando.

^^^Decidido a ayudar, Etham salió de su escondite y, con precisión calculada, disparó dos veces. Las balas encontraron su objetivo y los rápidos cayeron al suelo. La pareja, aún jadeante, miró a Etham con una mezcla de sorpresa y alivio.^^^

El hombre, con el rostro sudoroso y cansado, se dirigió a Etham con un tono que mezclaba gratitud y desesperación: "¿Eres uno de los nuestros? ¿Qué haces aquí?"

^^^Etham, mirando la situación con una expresión decidida, respondió: "Vine a buscar suministros, mi novia también me acompaña, Lia. Ella está al otro lado del pasillo y seguramente esté en problemas. ¿Puedo contar con ustedes para cubrirme mientras voy a buscarla?"^^^

El hombre lo miró pensativo y luego dijo: "No es el mejor momento para estar solo. No te importaría quedarte con nosotros por ahora? Necesitamos todo el apoyo que podamos tener."

Etham vaciló un momento, evaluando la situación. Finalmente, asintió. "Está bien, por ahora. Vamos a mantenernos juntos."

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Mientras tanto, Lia, al otro lado del hospital, había logrado encontrar una sala con algunos enfermeros. Se acercó a ellos, buscando respuestas sobre los recursos que necesitaba y cómo evitar las zonas infectadas.

^^^Los enfermeros, algunos visiblemente afectados y en estado de shock, ofrecieron indicaciones sobre las zonas aún no contaminadas y dónde podrían encontrarse los suministros necesarios. La atmósfera en la sala era tensa, llena de llantos y murmullos de desesperación.^^^

Una de las enfermeras, una joven de aproximadamente 28 años con el rostro pálido y una expresión de horror, empezó a hablar sobre su experiencia. Su voz temblaba mientras relataba: "Llegué aquí hace una semana. Vi cómo mi madre se convertía en uno de esos... seres. Intentó matarme. Es difícil... no puedo dejar de pensar en eso."

...(Laura Davine 28 años )...

^^^Otro enfermero, con lágrimas en los ojos, se unió a la conversación: "No sabemos cómo salir de aquí. La mayoría de nosotros estábamos aquí para ayudar, y ahora...^^^

La joven enfermera continuó, su voz cargada de angustia: "He notado que en la oscuridad los rápidos parecen más activos. Durante el día hay unos cuántos, pero parece que algunos han superado el miedo a la luz o han desarrollado una resistencia. Es como si estuvieran evolucionando."

^^^Lia escuchó atentamente, intentando captar cualquier detalle que pudiera ser útil. La joven, que también resultó tener un conocimiento avanzado sobre la ciencia. Gracias a que, en sus ratos libres ayudaba él a su progenitor, qué en paz descanse.^^^

Lia se dirigió a los presentes en la sala con urgencia en la voz:

^^^"Escuchen, este lugar no es seguro. Los rápidos pueden entrar en cualquier momento, y si eso sucede, estaremos atrapados. Necesitamos movernos ahora y buscar un lugar mejor."^^^

Sin embargo, la mayoría de las personas en la sala se mostraron reacias a la idea. Murmullos de duda recorrieron el grupo.

..."¿Y si afuera está peor?", dijo un enfermero con voz temblorosa. "Aquí al menos tenemos una barrera..."...

Lia suspiró, sabiendo que no podía obligarlos a seguirla. Solo dos personas entre los 15 presentes decidieron acompañarla.

^^^la rubia que la otorgó información su nombre es Laura, que asintió con firmeza, y una anciana que, a pesar de estar en plena recuperación de un pie torcido, estaba dispuesta a intentarlo.^^^

 La anciana, con la mirada decidida, apoyada en su bastón improvisado, dijo: "Prefiero arriesgarme que quedarme aquí y esperar la muerte."

El médico que parecía estar al mando del grupo, un hombre de mediana edad con el rostro severo, miró a Lia con escepticismo.

^^^"No necesitamos la ayuda de una joven que cree saberlo todo. Nos las arreglaremos aquí sin ti," comentó con una ironía evidente.^^^

^^^Lia lo miró por un instante evaluando si debía, o no, insistir.^^^

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El grupo de ocho soldados se acomodó lo mejor que pudo en uno de los almacenes abandonados. Habían reforzado las puertas y ventanas con materiales que encontraron en el lugar, asegurando que pasarían la noche sin ser sorprendidos por los rápidos. El ambiente era tenso, y aunque todos estaban exhaustos, el miedo a lo que podía estar esperándolos afuera mantenía sus sentidos alerta.

^^^Se agruparon en un rincón, alrededor de una pequeña luz que apenas iluminaba sus rostros. El silencio fue roto por uno de los soldados, un sargento de rostro marcado por cicatrices llamado Ortiz.^^^

^^^"No puedo creer que todo esto haya sido por culpa de nuestros propios jefes,"^^^

Lo que salió mal fue que no podían controlar lo que crearon,” intervino Rodríguez, el médico del grupo. “El virus biológico que desarrollaron mutó más rápido de lo que anticiparon, y en lugar de crear super soldados, crearon estas… cosas.

^^^Humanos que murieron, pero no del todo. Sus cuerpos se convirtieron en máquinas de matar, moviéndose más rápido, más fuerte… pero sin control, sin consciencia."^^^

^^^Ortiz apretó los puños. "¡Y todo por culpa de esos malditos en la cúpula! ¿Cómo es posible que hayan sido tan estúpidos? ¡Jugaron a ser Dios y miren el caos que han desatado!"^^^

Ramírez sacudió la cabeza, la frustración evidente en su rostro. "Nosotros solo seguimos órdenes. Pero nuestros superiores, ellos sabían.

^^^ Sabían que esto podría suceder y aun así, lo arriesgaron todo. Ahora, no solo perdimos a nuestros compañeros, sino que también el mundo está condenado por su ambición desmedida.^^^

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