Venganza Y Amor

— Disculpen si los hice esperar, me presento soy Emir Figueroa presidente de empresas Durán, es un placer tenerlos aquí. — hablo cortésmente Emir apartando la mirada de la mujer que tenía frente a él.

— Un gusto señor Emir, soy Alejandro Carrero abogado de empresas Sandoval, aquí presente se encuentra Fernando Leal asistente de presidencia junto con Laura Mejía nuestra jefe de relaciones y Diana Sandoval nuestra presidente y accionista mayoritaria de empresas Sandoval. — presento Alejandro la mano derecha de Diana.

— Un placer conocerla, señora Sandoval, señores es un gusto tenerlos a todos aquí. — expreso Emir amablemente.

Él no entendía por qué esa mujer lo estaba poniendo nervioso, su sola presencia era signo de fuerza, según él había escuchado ella desprendía un aire de superioridad extremadamente fuerte.

— Basta de presentaciones, vayamos al grano que mi agenda es muy limitada. — intervino Diana.

Esta mujer tenía unos ojos azules penetrantes que obligaban a bajar la mirada frente a ella, su larga cabellera negra que caía en ondas sobre su espalda, su piel blanca y su cara de princesa la hacían ver exquisita para cualquier hombre, tenía algunas pecas que le daban un toque único, pero todo eso se iba a tierra solo cuando ella hablaba.

— Muy bien, aquí mi secretaria le está haciendo entrega de un documento donde se muestran nuestras ganancias mensuales, además de la proyección de nuestras metas las cuales esperamos y se alcancen en al menos un año. — explico Emir con seguridad.

Diana revisó documento por documento, junto a su abogado discutieron algunas cláusulas, ella era muy metódica y la manera en la que se expresaba demostraba un dominio absoluto del tema, aunque Emir no podía escuchar lo que hablaban entre ellos, sabía que Diana llevaba en control de toda la conversación.

— Hemos llegado a algunas conclusiones. — expreso Alejandro con mucha seriedad.

— Ok, los escucho. — respondió Emir educadamente.

— Si bien estamos de acuerdo en que la mayor ganancia sea para su empresa, no estamos de acuerdo con que solo se nos ofrezca el diez por ciento del total, nosotros también vamos a invertir una fuerte suma de dinero y también corremos riesgos de pérdidas, por tal motivo pedimos el treinta por ciento de los ingresos netos. — explico el abogado seriamente.

— Es un absurdo, si ustedes corren riesgos, pero el nombre de mi empresa es el que está en riesgo. — aclaró Emir con aires de superioridad.

Diana sonrió con ironía, ella sabía muy bien que Emir no aceptaría esa propuesta, así que llevo su plan b.

— Entiendo su descontento y si puede que su empresa sea la que esté dando la cara, pero nosotros estamos invirtiendo en un proyecto muy arriesgado del cual no tenemos seguridad, entonces me parece justo lo que pedimos. — intervino Diana con carácter y personalidad, segura de lo que estaba diciendo.

— Señora, disculpe que la interrumpa, pero tenemos otra cita pendiente. — expreso el asistente de Diana.

Diana se quedó pensando en su próxima cita, era con una persona muy importante para ella, así que no la podía hacer esperar, ella no se caracterizaba por perder su tiempo y si Emir no quería trabajar bajo sus condiciones, entonces que se buscará a otra empresa que si lo aceptará.

— Nosotros nos retiramos, disculpen. — dijo Diana levantándose de su silla, seguida por sus subordinados.

Emir lo pensó por unos segundos antes de abrir la boca.

— Está bien, acepto su propuesta, enviaré a realizar las modificaciones necesarias y los invitaré de nuevo a reunirnos. — dijo Emir derrotado.

Diana sonrió con suficiencia y saludo con la cabeza a Emir, luego procedió a retirarse, ya que la cita que estaba por tener era la más importante de todas.

Emir se quedó mirando fijamente la figura de Diana, ella realmente era una hermosa mujer y esos ojos azules que tanto le llamaron la atención, Ana tenía el mismo tono, solo que en Ana se veía puros e inocentes, en Ana no había rastro de maldad, Ana no sabes la falta que me haces, pensó Emir con la mirada perdida, cuando Diana salió de la sala de juntas Emir mando a que escribieran de nuevo el contrato, no tenía opción cuando su padre tomo posesión de la fortuna Durán él solo se dedicó a sacar adelante su empresa hundiendo la empresa de Ana y solo por ella está dispuesto a sacar su empresa adelante.

— Señor tenemos un problema en una de las sucursales, las ventas han bajado mucho y seguimos así tendremos que cerrar. — informo la secretaria de Emir.

— Es imposible que todo lo tenga que resolver yo. — Emir estaba disgustado por tantos problemas que tenía, si tan solo su padre devolviera el dinero que extrajo de esta empresa todo sería distinto.

Emir salió hecho una furia de empresas Durán, estaba tan cansado que su mal humor se acrecentó.

Al llegar al centro comercial fue directamente a la tienda que estaba presentando el problema, quiso poner a prueba a los empleados así que contrato a una extraña para ver cómo la trataban los empleados del lugar.

— Buenas tardes, señorita, por favor me puede decir cuánto vale este modelo?. — pregunto la mujer contratada por Emir.

— Disculpe señora, pero en esta tienda solo se venden modelos exclusivos, si usted requiere algo de su categoría vaya a una tienda de descuento. — indico la vendedora de mala gana.

— Solo le estoy haciendo una pregunta no es necesario que sea tan grosera. — contesto la mujer apenada.

— Por favor retírese que nos da mala imagen. — volvió a humillar la vendedora a la cliente

Emir se dio cuenta que el problema era la actitud de sus empleadas y que debía hacer algo para remediar dicha situación.

— Buenas tardes, se puede saber que está pasando aquí?. — pregunto Emir con expresión fría y distante.

— Señor Emir, no está pasando nada, es solo que la señora no tiene el dinero para comprar en esta tienda. — trato de justificar la dependienta a su jefe.

— No es cierto señor, yo sí tengo dinero, es solo que estás señoritas me vieron y enseguida empezaron a burlarse y a humillarme. — explico la mujer.

Emir despidió inmediatamente a las vendedoras que molestaron a la mujer, después de solucionar ese problema procedió a buscar los registros de ventas y se dio cuenta que las cifras no cuadraban, obvió que alguien había estado desviando recursos de la tienda, llamo a su contador para que hiciera un análisis exhaustivo de la situación y diera con el responsable de las perdidas.