El Vaivén De La Vida

La operación y la recuperación fue un proceso muy difícil para Katrina, agregado que el hombre que amaba la había dejado por esta misma circunstancia... Pero por suerte, siempre, estuvo rodeada de sus seres más amados, su padre, sus primos y su tía.

Mucho tiempo de rehabilitación, masajes, y ejercicios acuáticos, pero, aunque se recuperó bastante, no logro mucho.... Ya nada volvió a ser igual.... Por más que puso empeño, lo máximo que logro es poder levantarse por sus propios medios, pero cuando intentaba caminar, con la ayuda de un andador, apenas lograba dar dos pasos, solo arrastrando los pies... El resto del tiempo y para movilizarse utilizaba una silla de ruedas, la cual manejaba muy bien... Por suerte, su brazo y sus costillas habían sanado a la perfección.

Así que ahí se encontraba, cumpliendo 36 años, soltera, atendiendo una tienda de ropa sentada desde una silla de ruedas, y viviendo con su padre...

La vida realmente no se había presentado como ella habría querido, pero trataba de enfocarse, más que nada, en el padecimiento de su papá.

A Valentino no lo vio más, se había enterado, que en esos dos años él había querido saber de ella, pero Tadeo le había dejado claro que lo que Katrina necesitaba está tranquilidad, si no había tenido el coraje para acompañarla en todo este proceso que no aparezca ahora como si nada, además, sabía que había regresado con la madre de sus hijos, nadie se lo había dicho, pero no era ingenua.

A Valentino lo había mantenido lejos, pero del que si había tenido noticias era de Roger... Ahora tenía mucho tiempo libres, en ocasiones, y miraba las últimas noticias de él, sabía que seguía con su linda y más madura novia, que su serie de cowboys era una de los números uno, es más, ella no llego a conocerlo porque solo convivió 8 meses con él, pero sabía que el rancho que utilizan para el programa era el propio de su familia, de la familia Patrik.

Había pasado más de 10 años, pero en ocasiones pensaba en él, recordaba aquella época, y se preguntaba que pensaría Roger si supiese su situación... pero prefería no, mejor era no pensar, demasiado tenía con su vida, que se sentía tan errante y sin rumbo...

Ahí estaba ella, en el día de su cumpleaños 36, con sus primos que habían ido de visitas, algunas clientas de su tienda, quienes la amaban, y su padre, sobre todo con su pequeña ahijada Lupe, por quién se desvivía, una pequeña y pícara niña de casi 7 años.

-¿Y bien? ¿Que es lo que deseaste, primate?- pregunto Gero, luego de que soplo sus velas.

-No se puede decir, primo.- respondió ella mientras abrazaba a su ahijada -Creo que ya tengo todo lo que deseo.- y le dio un beso en la mejilla a la niña.

-Nosotros tenemos un regalo, madrina.- tercio, Lupe.

-¿Otro regalo?- pregunto ella intrigada.

-Si, mami...- llamo a su mamá para que explique.

-Queremos que nos acompañes en nuestro recorrido por el norte.- dijo Romy.

-¿Que?- pregunto ella y miro a Tadeo también quien asintió con la cabeza -¡Están locos!-

-Pero ¿Por qué?- pregunto si prima.

-Vamos a visitar un poco de la pampa, san Luis y queríamos llegar hasta Salta...- explico Tadeo.

-Pero... ¿Eso no es mucho recorrido?- pregunto ella.

-Pero no lo vamos a hacer de una, vamos a hacer paradas, descansar, tomarnos nuestro tiempo...- contesto Tadeo.

-Vamos a visitar pequeños pueblos, lo que siempre quisiste hacer...- insistió su prima -Tenemos espacio para la silla y cuando te canses paramos.-

-Yo no... Muchachos, yo no cuento con mucho dinero…-

-Entre todos aportamos... - dijo Tadeo

-Yo te regalo dinero para tu cumpleaños...- tercio Gero.

-y yo...- aporto también su Papá, algo que la emociono, hacía fuerza para no derramar sus lágrimas.

-Solo queremos que estés feliz...- agrego su prima tomando su mano.

-¿Vamos, madrina?- Pregunto la pequeña.

Katri la miro, y sin palabras asintió con la cabeza muy efusivamente.

Un par de días después, ya estaban de viajes, habían ido por Santa Fe, se acercaron al monumento de la bandera en Rosario, pasaron el día en el río. Regresaron un poco para encontrar en cruce a la provincia de la pampa, en donde por momentos había zonas desérticas, pero cada tanto encontraban un pequeño pueblo, así conocieron también Toay, Victorica y otros lugares muy bonitos hasta que pasaron a San Luis.

Justo al cruzar el límite Pampa-San Luis, ya habían recorrido un par de metros, la zona era tan desierta, había muy poco para ver, así que charlaban y tomaban mate cebados por Romy, y la pequeña Lupe dormía en su regazo.

-Acá dice que hay un lugar, hecho con casas de material, pero inspirado en las chozas aborígenes, vive gente. Creo que se llama... Feliciana SAA... ¿Podemos ir?- pregunto katri viendo un mapa, ya que por ahí la señal era inexistente, mientras acariciaba el cabello cobrizo de su ahijada en su regazo.

-Creo que te gustó por demás visitar la tumba de ese cacique...- comento Tadeo.

-Mariano Rosas, siii lástima que no me pude acercar... - respondió ella sonriendo.

-Creo que mi esposito no va a tener ningún problema...- comento Romy viendo a su esposo con una sonrisa, quien cambio la expresión de su rostro al disminuir la marcha -¿Que pasa?-

-No lo sé... Solo se paró...- Respondió él, quien alcanzó a orillar el coche a un lado del camino.

Tadeo se bajó para abrir el capo.

-Tranquila katri, voy a ver qué pasa...- la tranquilizó su prima y ella asintió con la cabeza.

Romy se bajó y al oír puerta golpear, Lupe se despertó.

-Mami...- llamo la pequeña.

-Mama ya viene, amor, se rompió el auto y está con papá viendo que pasa...- respondió ella acariciando la mejilla de la nena.

Ella veía como su prima y su esposo se movían de un lugar al otro, Tadeo iba del motor hacia la calle, mientras que Romy caminaba con su celular en mano, aparentemente, buscando señal.

Ella disimuladamente tomo su teléfono y lo miro, no tenía ni una sola gota de recepción. Miro a su ahijada y sonrió.

-Tranquila, mi amor, ahí viene mamá, vamos a ver qué nos dice.-

Romina abrió la puerta que estaba junto a Lupe y sonrió.

-Mi amor, anda a ver si papá necesita que le alcances algo...- le dijo a su hija y la pequeña salió corriendo, luego se subió al coche y se sentó junto a ella -No tiene ni idea de lo que le sucede al auto, pero que mientras piensa que hacer, vamos a buscar señal en el celular...-

-¿Señal?...- se pregunto ella viendo su teléfono.

Estaban en medio de la nada, con el coche roto, el calor rondando a los 35 grados y sin señal.

Y ahora ¿Que harían?.