Nací Para Ser La Villana Del Cuento

Capítulo 4 - Aliados inesperados

Pasaron días desde que me vi obligada a huir del palacio y refugiarme en las ruinas del antiguo templo. Durante ese tiempo, he tenido mucho tiempo para reflexionar sobre mi situación y planear mi próximo movimiento.

A pesar de la soledad y la incertidumbre que me abruman, me niego a sucumbir ante el miedo y la desesperanza. Endymion cree en mí, y eso es lo que me da la fuerza para seguir adelante.

He dedicado mis días a explorar las antiguas salas del templo, buscando cualquier indicio que pudiera ayudarme a comprender mejor mis poderes mágicos. Sé que son la clave para demostrar mi valía y recuperar la confianza de mi familia y de todo el reino.

Mientras recorro los pasillos llenos de sombras, a menudo me detengo frente a los murales que adornan las paredes. Fascinada, observo las intrincadas imágenes que parecen cobrar vida ante mis ojos, narrando historias de héroes y villanos, de batallas épicas y de sacrificios legendarios.

Una tarde, mientras me encontraba absorta en la contemplación de uno de esos murales, escuché un ruido proveniente de una de las salas contiguas. Con el corazón acelerado, me acerqué con sigilo, preparada para enfrentar a cualquier intruso que hubiera osado penetrar en este santuario.

Cual fue mi sorpresa al encontrar a una joven mujer, de cabellos plateados y ojos brillantes, que parecía estar examinando una antigua piedra tallada con símbolos mágicos.

—¿Quién eres tú? —pregunté con cautela, observándola con desconfianza.

La mujer se volvió hacia mí, y pude ver una expresión de curiosidad en su rostro.

—Mi nombre es Selene —respondió con suavidad—. Y tú debes ser la princesa Lilith, ¿no es así?

Sentí que un escalofrío recorría mi espalda. ¿Cómo podía saber esta extraña mi identidad? ¿Acaso también había venido a traicionarme?

—¿Cómo sabes quién soy? —pregunté a la defensiva, preparándome para utilizar mis poderes mágicos si era necesario.

Selene esbozó una sonrisa tranquilizadora y levantó las manos en señal de paz.

—No temas, princesa —dijo con calma—. No he venido a hacerte daño. De hecho, he estado esperando poder encontrarte.

La miré con desconfianza, sin comprender a qué se refería.

—¿Esperándome? ¿Por qué?

La mujer de cabellos plateados se acercó a mí, su mirada brillando con determinación.

—Porque sé la verdad sobre ti, Lilith —respondió—. Sé que no eres la villana que todos temen, sino la heroína destinada a salvar a este reino de la oscuridad que se avecina.

Sentí que el aliento se me atascaba en la garganta. ¿Acaso esta mujer sabía algo que yo ignoraba? ¿Podría ser que, después de todo, alguien más creyera en mí?

—¿Qué sabes tú? —pregunté con cautela, sin atreverme a bajar la guardia.

Selene me miró con gravedad y señaló los antiguos símbolos tallados en la piedra.

—Estos símbolos hablan de una profecía olvidada —explicó—. Una profecía que revela que tú, Lilith, eres la única que puede detener la ascensión del mal que se cierne sobre este reino.

Sentí que el corazón me latía con fuerza. ¿Acaso había una alternativa a mi destino como la villana de esta historia?

—Pero... ¿cómo? —murmuré, sintiendo cómo la esperanza volvía a florecer en mi interior.

—Tus poderes mágicos —respondió Selene, posando una mano sobre mi hombro—. Tú tienes la capacidad de controlar y canalizar esa energía oscura que tanto temen los demás. Puedes convertirte en la luz que guíe a este reino lejos de la perdición.

La miré con asombro, sintiendo que las lágrimas pugnaban por brotar de mis ojos.

—¿Eso significa que no tengo que ser la villana? —pregunté con urgencia—. ¿Puedo elegir mi propio destino?

Selene asintió con determinación.

—Así es, Lilith —dijo con firmeza—. Tú tienes el poder de cambiar el curso de la historia. Pero debes estar dispuesta a luchar por ello.

Sin poder contenerme, me lancé a los brazos de Selene, sintiendo cómo la esperanza volvía a llenar mi corazón.

—Haré todo lo que sea necesario —declaré con convicción—. No dejaré que mi destino me condene a ser la villana de esta historia.

La mujer de cabellos plateados me estrechó con fuerza, y pude sentir la calidez de su abrazo.

—Entonces te ayudaré, Lilith —dijo con determinación—. Juntas, venceremos a las fuerzas que amenazan a este reino, y demostrarás que eres la heroína que todos han estado esperando.

Asentí con resolución, sintiendo que una nueva energía me recorría. Por primera vez desde que me vi obligada a huir, me sentía optimista y llena de determinación.

No importaba lo que mi familia o el reino entero pensaran de mí. Yo lucharía con uñas y dientes para demostrar que soy digna de la confianza que Selene y Endymion han depositado en mí.

Juntas, emprenderíamos una aventura que cambiaría el curso de la historia. Ya no sería la villana, sino la heroína que este reino necesitaba.