Venciendo El Pasado

Maried continuó creciendo en tamaño, belleza, responsabilidades y ganas de seguir adelante para superarse.

Ha transcurrido algún tiempo y aquella dulce niña se ha convertido en una hermosa adolescente de 12 años. Ya no iba a la escuela, ahora estaba en el liceo. En esta etapa de su vida Maried comenzó a experimentar muchos cambios en su vida, no sólo en el área educativa, sino en su cuerpo, en su voz... Su cuerpo estaba cambiando y su figura se estaba definiendo, se miraba al espejo y sentía vergüenza de verse como una mujer y usaba ropa holgada, de manera que su nueva silueta no fuera muy evidente.

También cambió su trabajo, ya no vendía empanadas, ahora vende flores en un kiosco ubicado en una avenida principal que tenía por nombre: "El Rosal".

En fin, cambió su edad, su cuerpo, su forma de vestir, su oficio y también sus ingresos económicos a la familia, ahora ganaba más dinero y sus hermanitos tenían una mejor calidad de vida. Sin embargo, su papá no cambió sus borracheras, sus gritos, sus maltratos y golpes a su mamá. Su madre Zaydana tampoco cambió su estado de víctima, ni sus lágrimas, ni su sufrimiento.

Aunque hubo variación en muchas cosas a nivel personal, familiar y financiero, ella conservaba su inocencia, integridad, lealtad, fraternidad y su gran deseo de ser una médica comprometida con las personas que sufren.

Todos los días, Maried se seguía levantando muy temprano a atender a sus hermanos, luego se iba para el liceo, regresaba a almorzar y estudiar. Disponía de 2 horas diarias (2 a 4 pm) para prepararse académicamente y luego se dirigía a vender sus flores hasta las 7 pm.

Asi transcurria su día a día, sin ninguna novedad, bueno, ya su papá no la golpeaba gracias a que ella lo amenazó diciéndole que si le voy a poner un dedo encima, ella se iría de su casa. Como comprenderán, él no podía perder a la gallinita que le daba los huevos de oro, por esa razón nunca más la maltrató físicamente, aunque sus maltratos y agresiones verbales se mantuvieron igual. De todas maneras la hermosa Maried se sentía tranquila de poder velar por sus hermanos, estudiar y mantenerse en el primer lugar de su aula de clases, y además de traer mayores ingresos para su casa.

Todo marchaba bien, pero un día, cuando iba saliendo de su trabajo y se dirigía a su casa, fue sorprendida por un hombre que venía en su auto. La interceptó y le pidió un ramo de flores que le regalaría a su novia. Ella inmediatamente le respondió con una ligera sonrisa, que ya había salido de la floristería "El Rosal" pero que con mucho gusto, el día siguiente le vendería las mejores y más hermosas flores que tuvieran disponibles.

Aquel hombre se molestó mucho con la respuesta de Maried y se bajó muy de prisa de su vehículo, la tomó por un brazo y le gritó: "por qué sonríes, no te imaginas lo que está a punto de pasarte?. Ella como pudo se soltó de la mano brutal de aquel hombre perverso. En ese momento sólo se le ocurrió escapar, así que emprendió su retirada corriendo velozmente por toda la calle. Ella corría y gritaba pidiendo ayuda, pero nadie podía escucharla ya que la vía estaba desolada.

Pero al mirar atrás pudo ver con terror que ese hombre también corría detrás de ella y ya casi la alcanzaba. La hermosa adolescente aceleró sus pasos pero no tuvo éxito, tropezó con una piedra la cual no vió por la desesperación de huir y cayó tendida sobre el pavimento. Sintió en cuestión de segundos que su respiración se aceleró, su corazón palpitaba como nunca, sus manos comenzaron a temblar y allí, en esa agonía, aquel hombre la había alcanzado. Con una voz ronca y saboreando su boca le dijo: "hoy sabrás lo que es bueno, hoy sentirás a un hombre de verdad".

Aquella noche ella sentía que su mundo se le venía abajo y ya no sabía qué hacer, se dobló el pie y ni siquiera podía seguir corriendo. Ese hombre la cargó con sus dos (2) brazos y la llevaba para su carro. Sin embargo, ella continuaba gritando, pidiendo ayuda y en su mente hacia una plegaria pidiendo la intervención divina. Pero nada pasó, nadie la escuchó, la calle seguía sola, sin nadie que pudiera salvarla.

Aquel hombre tendría unos veinte (20) años, de piel blanca, ojos marrones y cabello castaño. Era alto y delgado... De buen parecer, pero era alguien nefasto que había aparecido en su vida inesperadamente para hacerle daño.

Llegaron al carro, él abrió la puerta delantera y allí la sentó, cerró la puerta con seguro, dió la vuelta e ingresó también a su auto, cerró su puerta, puso ambas manos en el volante y luego la miró. Ella estaba aterrada, todo su cuerpo temblaba de pánico, su corazón palpitaba sin descanso y mirándolo le preguntó: Quién eres? Qué quieres conmigo? No me hagas daño por favor? Yo sólo soy una niña de doce (12) años y trabajo mucho para alimentar y sostener a mis cinco (5) hermanos. Yo mañana le regalo las flores para su novia pero déjeme ir por favor".

Él la miraba fijamente escuchando lo que ella apenas podía pronunciar entre lágrimas, sollozos y el temblor de su voz. Fue una noche terrible aquella que estaba viviendo.

Qué crees que pasó esa noche? Quizás pensarás: hasta cuándo sufre esa niña? Por qué le pasan tantas cosas? Pero lamentablemente esa es la triste realidad de mucha gente en éste mundo. Unos, luchan cada día por seguir adelante, trabajando, esforzándose, mientras que otros, tienen una vida más fácil y aún así, van por la vida viendo la forma de hacerle daño a los demás. Sin valorar a las personas ni mucho menos sus esfuerzos por perseverar en éste planeta donde la ley que se practica es la del más fuerte...