Mia Saviano sabe lo quiere desde que era una niña, ser la Capo de la Camorra y no dejará que nada intervenga en su camino, menos el hombre que es su enemigo número uno y al cual deberá matar eventualmente.
Leo Saviano quiere ser presidente de los EEUU y no dejará que ningún escándalo arruine su oportunidad.
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El altruista encubierto
Leo Saviano
Salgo de la casa maltratada por los años y la inclemencia del clima ubicada en el centro de Bronx.
–No olvides tu pan, mijo.
Me giro y le sonrío a la señora Marta, una dulce anciana de setenta y ocho años que siempre que vengo a visitarla me hornea pan fresco.
–Siempre puedo volver, sobre todo, si se me queda este exquisito pan –digo mientras recibo la bolsa de papel con el delicioso botín.
La señora Marta sonríe con sus dientes nuevos mientras su rostro se sonroja.
–Ya vete, me estás avergonzando –se apresura en decir mientras da golpes a mi espalda a modo de despedida.
Sago del umbral de la puerta y bajo por la nueva rampa de acceso a la propiedad.
–¿Todo bien, señor? –pregunta Christian, uno de los guardias que he tenido desde que usaba pañales.
Miro a la casa y arrugo el ceño.
–Necesito que organices a un grupo para que cambien el revestimiento exterior de la casa y que arreglen el techo. Marta tiene goteras y no falta mucho para que la lluvia comience a caer nuevamente.
–Estoy en eso –dice de inmediato. Saca su celular y comienza a hablar con sus hombres de confianza.
Camino hasta la Van y me subo mientras Christian termina de ordenarle a sus hombres.
Cuando finalmente sube al auto me mira por el retrovisor.
–Estás gastando una fortuna arreglando problemas que no te incumben. El Estado debería preocuparse de los desvalidos.
–El Estado sufre de una gran enfermedad; la burocracia. Esta gente no puede esperar años para obtener migajas –respondo–. Además, tengo más dinero del que podría ganar en cien vidas. Mía nos mantiene a todos con los bolsillos llenos.
–De todas formas, me parece injusto –agrega antes de comenzar a conducir hacia mi oficina en el centro de New York.
Nadie en mi mundo lo entiende. Papá y Mía se reirían de mí si descubrieran mi lado altruista. Ellos no saben ver el mundo como lo veo yo; un lugar hecho por lo más fuertes para destruir a los más débiles.
Supongo que tengo el corazón de mamá.
Es por eso por lo que quiero ser presidente. Quiero tener la oportunidad de hacer un cambio real para la gente. No me interesan los gráficos y el aumento de la economía a nivel nacional, no si eso no ayuda a las personas como Marta o Juan, quienes fueron estafados por el sistema y reciben una pensión que ni siquiera cubre el valor de su seguro médico.
Es un mal chiste.
Este puto mundo lo es.
Mi celular suena y sonrío al ver el mensaje de mamá.
Votaré por ti 😊
Mía es una bocazas, todavía tengo que hacer muchas cosas antes de pensar en postularme, pero las palabras de mamá me dan el soplo de fuerza que necesito.
Puedo hacerlo.
Puedo cambiar el mundo y hacer de este un lugar más agradable para vivir.
–Señor –me llama Christian y es cuando me doy cuenta de que ya llegamos.
–Gracias –digo antes de salir y saludar al conserje, que está bebiendo, como lo hace siempre, una enorme taza de café.
–Ya comienza a hacer frío, senador –dice a modo de saludo.
Le sonrío porque en el verano decía que necesitaba despertar, que el calor lo adormecía.
–Buenos día, senador –me saluda la recepcionista batiendo sus enormes pestañas postizas–. No olvide llamarme si necesita algo. Cualquier cosa –asegura mientras sus mejillas se encienden.
–Gracias, Val, pero tengo a Gabby.
–Por supuesto, pero yo puedo hacer lo que usted necesite.
–Ella también –le recuerdo cuando las puertas del ascensor se cierran por fin.
Suspiro. Esa mujer es persistente.
Val tiene una belleza que se logra con horas en cirugías estéticas y en centros de belleza, y eso es algo que no me logra encender ni un poco. Imagino que es porque toda mi vida he estado rodeado de hermosas mujeres con bellezas naturales extraordinarias como mi tía Inés.
Ella fue la protagonista de mi primer sueño húmedo.
Sacudo mi cabeza para olvidar el vergonzoso recuerdo.
El ascensor se abre y me recibe el habitual ruido de las cafeteras, el sonido tedioso de las impresoras y el teclear furioso de mis trabajadores.
–Tu café –dice Gabby materializándose en mi campo visual como siempre lo hace.
Lo recibo con una sonrisa. –Nunca te escucho venir.
–Soy demasiado pequeña para hacer algún tipo de sonido.
–Eres como una ardilla –la molesto y golpeo la punta de su nariz.
Sus ojos grises brillan con malicia.
–Tu tonelada de trabajo está esperándote en tu escritorio.
–Eres la peor secretaria del mundo.
–Soy la mejor. Lo dice en mi taza, ¿recuerdas? –devuelve con una hermosa sonrisa.
Sacudo su corta y desordenada melena castaño-rojiza que cubre parte de su frente y la enorme cicatriz que cruza la mitad de su rostro. Siempre que la veo me invade un deseo agobiante de cambiar el pasado y haber estado ahí cuando sucedió.
Diablos, debería haber estado ahí.
Se tensa visiblemente cuando acaricio la enorme cicatriz.
–Basta, Leo. No es tu culpa.
–Debería haber estado ahí.
–No soy una niña y no soy tu problema –dice antes de alejarse a su puesto de trabajo.
Mis hombros se hunden. Es mi problema, claro que lo es. Gabby es mi mejor amiga después de mi hermana. La única persona que ha estado para mí siempre que la he necesitado y que nunca se ha quejado, ni una sola vez.
Le lanzo un montón de mierda a diario y me devuelve un hermoso jardín en su lugar.
Sí, definitivamente debería haber estado ahí.
Camino a mi oficina y cierro las enormes puertas de cristal.
Tomo mi celular y le escribo a Gabby para eliminar esta tensión que nació entre ambos por mi culpa.
Ah, se me olvidó una cosa. Voy a postularme para presidente. Deberías buscarte una asistente personal, la necesitarás.
Presiono enviar y sonrío cuando palidece leyendo el mensaje.
–¡Más te vale que sea una puta broma! –grita llamando la atención de todo el mundo a su alrededor.
Sonrío y cruzo mis brazos detrás de mi cabeza esperando que la tormenta llamada Gabby se avecine a mi oficina.
Hoy será un gran día.
Que seáis muy felices mis amores 🥰
GRACIAS VALENTINA
Gracias señor por ayudar a esta pareja y su bebé
Por otro lado mia pensando en cómo organizar la boda y el vestido y los invitados
Hay mucho trabajo por delante
Y de paso ayuda tb a leo con la recuperación al saber que su mujer está mejorando
POR FAVOR UN MILAGRO 🙏
Paciencia amor 🥰
Date una oportunidad para ser feliz