Mi Vecino, Mi Amor

Victoria la madre de Monserrat llegó hasta la sala de niños y vio que su hija se encontraba con Diego para ella no era un secreto que Monserrat estaba enamorada de Diego, así como también no era secreto que Diego tenía una novia

—Ne da mucho gusto verte por aquí Diego — dijo Victoria.

—A mi también me da mucho gusto señora —

Los tres regresaron a sus respectivos hogares después de un día agotador, María José esperaba a Diego ella fue a recibirlo con besos después de todo los padres de Diego habían salido a la ciudad y llegarían al día siguiente, Diego se sentía algo confundido pues al besar a María José estaba pensando en Monserrat, María José sintió que algo estaba pasando las caricias de él eran diferentes, María José si tío que lo estaba perdiendo.

Diego y Monserrat habían vuelto a ser amigos disfrutaban de ir al lago a nadar como hace años atrás, pero Diego estaba sintiendo cosas por ella, él se encontraba muy confundido pues a María José también la amaba, después de todas las fiestas Diego regreso a estudiar este sería su últimos meses para su graduación, además estos meses le servirían a él para aclarar sus sentimientos.

Monserrat por su parte trato de investigar la vida de María José los empleados de su casa le dijeron que ella había quedado huérfana hace unos años, bueno de su padre jamás se supo quién fue, María José era una chica humilde pero casi no se sabía nada de ella, María José había llegado con su madre hacia poco tiempo y ninguna de ellas había hecho amistad con la gente del pueblo, para Monserrat todo le parecía normal, los meses fueron pasando y Monserrat contaba los días para la llegada de Diego más la noticia que recibiría no le sería de su agrado.

Monserrat estaba feliz pues hoy iría a la fiesta preparada por el regreso de Diego, se puso un vestido hermoso, maquillo y peino su cabello de forma muy natural, Monserrat se encontraba muy entusiasmada, en el rancho de los padres de Diego se podía ver como llegaba la gente a la celebración, ella entro junto con sus padres saludo a los padres de Diego, la mirada de los padres era como de compasión por aquella tierna muchacha, la fiesta comenzó y Monserrat vio a María José en la fiesta pero está vez no portaba el uniforme que llevaba la servidumbre, ella estaba vestida de una manera muy elegante, luego tomo a Diego de la mano este tomo el micrófono y dijo lo siguiente:

—¡Buenas noches!, Estoy muy feliz de que compartan conmigo toda esta felicidad, quiero pedirle frente a todos ustedes matrimonio a la mujer de mi vida— se incoó frente a María José saco el anillo y volvió a decir:

—¿Quieres ser mi esposa?—

María José dijo que si, con mucha alegría pero para Monserrat fue como si le estuvieran encajado un afiliado cuchillo en el corazón.

Todos aplaudían, pero Monserrat sentía que el aire le faltaba así que decidió salir.