Algunas te has sentido sin ganas de seguir luchando, pues yo si, acabe con mi vida y solo para caer en las garras de ese hombre. Un hombre al que todos temen y a
el cual solo le interesa cuidar de su preciosa joya y esa joya soy yo
En una vida fui alguien que perdió todo, Pero ahora soy la esposa de un demonio de mirada afilada, y aura atemorizante. Solo que yo jamás he visto eso en él; así que no sé quién es el hombre que está a mi lado, el dulce esposo que conozco o el demonio al cual todos temen, ya que yo solo he visto una faceta de él
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Capitulo 11:
No tarde mucho en llegar donde el emperador me dijo que estaba mi esposa, en cuanto llegue me abrí camino deshaciéndome de todo aquel que se atrevesaban en mi camino que me impedía el paso para llegar a dónde estaba mi esposa, podía sentir su presencia en este lugar y eso era lo que me motiva a continuar adelante. Después de un rato matando a esos soldados en mi camino pude llegar a la habitación donde sentía la presencia de mi esposa, ella flotaba en el aire envuelta en una enorme gota de agua, trate de acercarme, pero esa magia me impidió tocar a mi esposa
Elia: ¿Señor, que hacemos? - estaba decidido en sacar a mi esposa de allí, cuando veo como abre los ojos y estira su mano hacia a mi, no dudo estirar la mía y aunque se que esa magia que la rodea me lastimara de nuevo, deseaba tocarla y ayudarla a salir de allí
Clarisa: Esposo - en cuanto nuestras manos se tocaron la magia se rompió y ella cayó en mis brazos, Clarisa al estar en mis brazos rodea mi cuello con sus brazos y me mira dulcemente - Logré salvarlo - me dice débilmente para luego caer desmayada en mis brazos, yo cubro su cuerpo con la manta de la cama y salgo con ella en brazos de ese lugar
Elia: Señor hemos encontrado el cuerpo del duque y de un sacerdote en la parte trasera de estas tierras ¿cómo desea proceder? - yo subo a mi caballo y veo fríamente el lugar
Draven: Quema todo y busca a ese hombre no debe de estar muy lejos, no creo que haya dejado atrás a Clarisa, encuéntralo y tráelo ante mi - Elia hace un asentimiento y una reverencia yo solo tomo las riendas del caballo y parto hacia mi territorio donde mi esposa estará a salvo nuevamente
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Me despierto de golpe y me siento en la cama, mis manos van directamente a mi vientre, aún podía sentir el calor en el y eso hace que respire tranquilamente
Clarisa: maldición - abrazo mis rodillas, después de lo que pase entiendo que este mundo en verdad está de locos, no sé en que pensé cuando deje la casa de mi esposo. Yo en eso escucho como la puerta sé abre y mi esposo es el quién entra con una bandeja en mano - Draven - digo con mi voz casi apagada al verlo de nuevo, él se acerca a mí rápidamente y me abraza - me equivoqué y eso casi hace que pierda mí bebé, es mi culpa, lo siento mucho, todo es mi culpa, esposo por favor perdóname - él me abraza fuertemente y acaricia mi espalda suavemente
Draven: Ya, no es tu culpa, fue mía por no impedir que salieras de aquí, yo soy el único culpable mi deber como esposo es cuidar de ti y no lo hice. Si hubiera pasado algo yo hubiera sido el único culpable; lo bueno es que los dos están bien
Clarisa: el sacerdote que lo descubrió ¿dónde está? Él deseaba protegerme a mi y a mi hijo, ¿fue el quien te dió aviso? Debo de agradecer por haber dicho la verdad - veo como Draven mira a otro lado, así que tomo su rostro - ¿Esposo?
Draven: El sacerdote y tu padre fueron hallados muertos en la mansión - yo me cubro la boca al oír eso (vaya, ellos lo mataron solo porque deseaba realizar un buen trabajo, es mi culpa), siento como Draven me abraza y hace que coloque mi rostro en su pecho - No te preocupes por cosas innecesarias ahora solo debemos concentrarnos en la seguridad del bebé - yo asiento, menos mal que aún cuando desobedeci a la diosa ella me ayudó nuevamente y me dió la información de como salvar a mi bebé
Tuve que pasar una semana en cama por recomendación del doctor, ya que por la perdida de sangre es mejor descansar suficiente para volver a evitar una perdida exceciva de sangre. En ese tiempo paso muchas cosas la primera fue la desaparición de ese hombre, la segunda que se enteraron de la muerte de mi padre y todo eso se lo atribuían a mi esposo
Clarisa: Elia tranquilo puedo caminar - digo al capitán el cual sostenía mi mano firmemente con miedo a que me pasará algo. Mi esposo se la pasaba en la capital buscando la manera de aclarar su nombre, no se cómo lo haría, pero él me dijo que lo haría rápido para volver - ¿Cómo va la situación con mi esposo? - pregunto en cuanto Elia me ayudó a sentarme en las mesas que se encuentra en el jardín
Elia: La señora no debe preocuparse por esas cosas, el general es alguien muy capaz y le aseguro que podrá regresar pro...- no termina de decir sus palabras cuando se escucha una gran cantidad de caballos acercándose yo me levanto feliz y voy a la entrada principal, veo como mi esposo regresa con sus soldados detrás de ellos, el al verme de pie en la entrada se baja del caballo y corre hacia a mí
Draven: Esposa ¿que haces aquí? Deberías de estar descansando - yo le doy un beso en la mejilla y sonrió ampliamente
Clarisa: solo salí a caminar un rato, recuerda que el doctor dijo que debo caminar un poco - él asiente para luego tomarme en brazos - Ay, no me sorprendas así - digo rodeando su cuello con mis brazos - ¿Cómo fue? - pregunto algo ansiosa
Draven: Salió bien, el emperador testificó en mi nombre y eso hizo que el problema fuera menor, ahora solo debemos encontrar al culpable y darle su merecido, los del templo están bastante molestos porque perdieron alguien importante, desean encontrar a Federico y hacerlo pagar. Lo único malo es que mi esposa tiene también que decir lo que pasó - yo coloco mi cabeza en su pecho y cierro los ojos, estar en sus brazos me relaja bastante
Clarisa: No tengo problema en hacerlo, pero ellos deben venir hacia acá, por mi condición me será imposible viajar hacia la capital - Él asiente
Draven: No te preocupes ellos estarán aquí en dos días, yo ya les había informado tu situación - ahora soy yo la asiento y me relajó cuando mi esposo se sienta en el sillón conmigo en brazos, cada vez que estaba a su lado mi cuerpo se relaja a tanto que el sueño me invadía - ¿Tienes sueño? - asiento - entonces te llevaré a la cama - yo niego y me acomodo en su ancho pecho
Clarisa: No, deseo quedarme así - escucho como ríe un poco y solo echa su cuerpo hacia atrás para que yo esté más cómoda, en verdad que me gusta lo bien que se siente
Le felicito 👏
felicitaciones