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PROYECTO QUIMERA: El Despertar

PROYECTO QUIMERA: El Despertar

Status: En proceso
Genre:Futuro / Sci-Fi / Juego del gato y el ratón / Amor-odio / Pareja destinada / Mundo de fantasía
Popularitas:775
Nilai: 5
nombre de autor: Mary Kastlex

En un mundo dónde el sol es un verdugo que hierve la superficie y desata monstruos.
Para los últimos descendientes de la humanidad, la noche es el único refugio.
Elara, una erudita con genes gatunos de la élite, vive en una torre de privilegios y olvido. Va en busca de Kael, un cínico y letal zorro carroñero de los barrios bajos, el único que puede ayudarla a encontrar el antídoto para salvar a su pequeño y moribundo hermano.

NovelToon tiene autorización de Mary Kastlex para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 24: Peligro Latente

La frase brillaba en la pantalla holográfica, un veneno digital que se filtró en el aire del laboratorio: "...su propensión a la dominación territorial son... preocupantes. Se requiere un protocolo de contención..."

Elara sintió un escalofrío.

Miró a Kael, que estaba al otro lado de la sala, riendo de un comentario torpe de Jax sobre sentir las vibraciones de su propio estómago. Vio al líder, al superviviente ingenioso, al hombre que la había anclado en medio de su propia transformación. ¿Cómo podía esa persona albergar una "propensión a la dominación"?

Su primer instinto de erudita fue ocultar la información, protegerlo de una verdad que podría romper su ya frágil autocontrol. Pero su nuevo instinto, el del Búho Escarlata que todo lo ve, le dijo que los secretos en un lugar como este eran más peligrosos que la verdad.

Caminó hacia él, su corazón latiendo con fuerza. —Kael, necesito que veas algo. A solas.

La seriedad en su voz borró la sonrisa del rostro de Kael. Rhea, notando el cambio, dio un paso al frente, pero un gesto de Kael la detuvo. Él siguió a Elara a una esquina del laboratorio, lejos de los oídos de los demás. Ella le mostró la entrada del diario en su datapad.

Kael leyó la frase una, dos, tres veces. No hubo sorpresa en su rostro. Ni asombro. Solo una sombría y terrible resignación, como un hombre que finalmente ve su peor miedo escrito en un papel.

—Siempre ha estado ahí —dijo en voz baja, su mirada perdida—. Una rabia. Un instinto que me dice que todo lo que veo es mío para tomarlo, para protegerlo, para controlarlo. Pensé que era solo La Fosa. La lucha por sobrevivir. Pero está... en la sangre.

—Es solo un texto antiguo, Kael —intentó razonar Elara—. Un científico paranoico...

—¿Lo es? —la interrumpió él, sus ojos ambarinos encontrando los de ella, y por un instante, vio un destello de algo antiguo y depredador en ellos—. ¿O es la razón por la que el sol no me quema? ¿La razón por la que salí del Crisol sintiendo que podía derribar estas paredes? No es solo un poder, Elara. Es un apetito.

—Entonces lucharemos contra él —dijo ella con una ferocidad que la sorprendió a sí misma—. Juntos.

—Me pregunto si la erudita sabe con qué está ofreciendo luchar —intervino una voz suave y burlona.

Zaira se había acercado sin hacer ruido, sus ojos verdes brillando con malicia. Había estado observando. Siempre observaba.

—¿No lo entiendes? No es un defecto. Es su derecho de nacimiento —dijo, su mirada fija en Kael—. Es un rey depredador. Los reyes no se disculpan por su naturaleza. La imponen. El Consejo no lo quería contenido. Lo querían como un arma. Su arma. Y ahora... —su sonrisa se ensanchó—, eres tu propia arma.

—Cierra la boca, Zaira —gruñó Rhea, acercándose.

—¡Basta! —ordenó Kael, su voz resonando con una autoridad que silenció a todos—. Ya hemos tenido suficientes revelaciones por una noche. Lo que soy y lo que no soy, lo resolveré yo. Ahora tenemos un objetivo. —Miró a Elara—. Ese "protocolo de contención". Los diarios deben decir dónde encontrar más información al respecto.

Revitalizada, Elara volvió a la consola. Sus dedos volaron sobre los hologramas. —Sí... aquí está. Los registros detallados sobre el linaje 'Panthera-Aurea' y todos los protocolos asociados no se guardan aquí. Están en los Archivos Centrales, en el Sector Theta. La IA lo describe como el nexo de memoria de la instalación.

—Entonces vamos hasta allá.—dijo Kael—. A leer el manual de instrucciones de nuestro monstruo residente.

Se dirigieron hacia la puerta, una tripulación de dioses recién nacidos y monstruos latentes. Kael caminaba al frente, no solo como su líder, sino ahora también como su mayor enigma y su más grande y aterrador poder.

El pasillo que se abría ante ellos era un túnel hacia un pasado congelado. A ambos lados, hasta donde alcanzaba la vista, las cápsulas de criogenización se alineaban en una precisión matemática, cada una emitiendo un suave resplandor azul que pintaba los rostros de la tripulación con una luz fantasmal. El silencio era total, profundo, roto únicamente por el suave eco de sus propias botas sobre el suelo metálico.

Era como caminar por el fondo del océano.

Elara estaba completamente absorta. Para ella, no eran solo cuerpos en estasis; eran los Hydrianos. Los Fundadores. Los protagonistas de cada texto antiguo que había devorado. Se detenía brevemente ante algunas cápsulas, susurrando los nombres y títulos grabados en los glifos como si saludara a viejos conocidos.

Kael, por el contrario, sentía el peso de miles de ojos cerrados sobre él. Cada rostro sereno en su sueño de cristal se sentía como una acusación. Eran sus creadores, los arquitectos de la jaula genética que era su linaje. La naturaleza del Jaguar Dorado en su interior estaba en alerta máxima, cada instinto gritándole que este lugar silencioso y sagrado era el lugar más peligroso en el que había estado.

—Mantengan la formación —gruñó Rhea, su voz sonaba tensa en el silencio. Su rifle se movía constantemente, apuntando a las sombras que no existían—. No me gusta esto. En cualquier momento pueden despertar.

Llegaron a una sección donde el pasillo se ensanchaba. Aquí, una única cápsula estaba apartada de las demás, en un pedestal. Era más grande, hecha de un material dorado que parecía absorber la luz. Y estaba grabada con un único y poderoso glifo que Elara reconoció al instante. Una doble hélice entrelazada con la cabeza rugiente de un gran felino.

—Panthera-Aurea —susurró, su voz temblando de asombro.

Todos se acercaron, atraídos por una fuerza invisible. Kael se detuvo frente a ella. Estaba mirando la cuna de su propio origen. Pero al mirar a través del cristal translúcido, un escalofrío recorrió su espalda.

La cápsula estaba vacía.

Y no parecía haber sido abierta por fuera.

Unas finas grietas, como una telaraña, marcaban el interior del cristal, y en la base de la cápsula, donde el sello se unía al pedestal, había una marca de quemadura de plasma que parecía extrañamente familiar.

—Parece que no eres el primero de tu tipo en tener ganas de salir, capitán —dijo Zaira, su voz era un susurro burlón que cortó el silencio reverente.

Kael no apartó la vista de la cápsula rota. ¿Un ancestro? ¿Un hermano genético? ¿Había escapado? ¿O lo habían liberado? La pregunta se unió a la creciente pila de misterios que amenazaban con aplastarlos. La necesidad de llegar a los Archivos se volvió una urgencia física.

—Vamos —dijo, su voz ronca.

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Kennedy Colina Dominguez
buenísimo e impecable/Casual/
Kennedy Colina Dominguez
la temática es interesante 👏👏
Marina Caffroni: Sigue los otross capitulosss plissss🥰
total 1 replies
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