🔞⚠️ ADVERTENCIA: ES UNA HISTORIA CON CAPITULOS SENSIBLES ⚠️ PARA +18
Edward Safra lo tenía todo: belleza, dinero, poder y un escándalo familiar que casi lo destruye. Ahora dirige su propia empresa y jura no repetir los errores de su padre. Hasta que dos mujeres llegan para ponerlo de rodillas.
Estrella Portugal, sofisticada y prohibida, le enseña lo que es el deseo sin límites. Marcela Molina, audaz y curiosa, lo despierta con una dulzura peligrosa.
Entre encuentros secretos, miradas que queman y una tensión que no da tregua, deberá decidir si ¿someterse a la pasión que lo consume o dejarse llevar por la que podría destruirlo o reconstruirlo?
Una novela cargada de sensualidad, secretos, traiciones y encuentros que nadie debería confesar.
NovelToon tiene autorización de R Torres para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
24. Reacciones que no se esperan
Por la tarde, Marcela se encontró con su amiga Zulema en su cafetería habitual, esa que tenía sillones antiguos y té servido en tazas desiguales.
"¿Y bien?", preguntó Zulema con una sonrisa de complicidad. "¿Cómo va mi estrella de YouTube?"
"Me llegó la caja", respondió Marcela y sus ojos brillaron con entusiasmo. "Son como ocho productos; me pidieron que fuera sincera, sin guiones, solo yo".
"¿Y ya lo grabaste?", preguntó Zulema.
"Todo, voy a subirlo el viernes, no te imaginas cómo temblaban mis manos, se siente más real que nunca ", respondió Marcela con una sonrisa.
Zulema la tomó de la suya, con calidez; había guardado el secreto de su amiga, precisamente por eso, para ver la emoción en su rostro, para que no intentaran cortar sus alas, pero también sabía que tendría que llegar el momento de que supieran la verdad, y para eso debían aceptar completamente, la naturaleza de Marcela.
"Yo sí me lo imagino, porque sé cuánto te costó llegar hasta aquí, sin dejar que te definieran. ¿Vas a contarle a tu mamá?", preguntó Zulema.
Marcela bajó la mirada; no tenía miedo exactamente, era una mezcla amarga de inseguridad y necesidad de aprobación, por alguna razón no se había deshecho de eso completamente.
"Creo que sí, hoy, después de cenar", dijo Marcela, igual tenía programado una cena en casa, para hablar de cómo se organizaban para el cumpleaños de su cuñada Elena.
Esa noche, en la cocina familiar, su madre pelaba papas mientras Marcela ayudaba con la ensalada; hablaron de Carlos, del cumpleaños de Elena, y recién cuando se sentaron a cenar, Marcela sacó el tema.
"Mamá hoy recibí una caja de maquillaje", dijo Marcela.
"¿Una compra?", preguntó doña Micaela.
"No, una colaboración. Una marca me la envió para que lo use en mi canal. Les gustó lo que hago", respondió Marcela, con mirada expectante.
Un silencio breve se instaló, como una brisa fría por la ventana cerrada.
"¿Y eso qué significa exactamente?", cuestionó doña Micaela.
"Que empiezo a hacer contenido con marcas. Es un paso importante, para que me vean, para monetizar en serio", respondió Marcela.
Su madre asintió con lentitud. Ni entusiasmo ni rechazo, pero bastó una frase.
"Solo espero que no te distraigas de tu trabajo, es una oportunidad perfecta para tu desarrollo profesional, además de un buen ambiente, para encontrar alguien interesante, con quién más adelante podrías formar una familia", manifestó doña Micaela.
Marcela no discutió, tampoco agachó la cabeza, solo sonrió y contuvo sus emociones, cuando sintió esa presión en el pecho, que amenazaba con dificultar su respiración.
"No me distraigo, mamá; estoy encontrando mi camino", dijo Marcela, y no volvió a mencionar el tema.
Esa noche, de vuelta en su pequeño departamento, con las luces tenues y el video listo para editar, Marcela entendió algo: el éxito no siempre viene acompañado de aplausos; a veces, solo de un suspiro profundo y la certeza de que, a pesar de todo, sigue caminando hacia lo que quiere.
Cuando fue a cerrar la ventana, Marcela levantó la vista, en el departamento de Edward, las luces estaban encendidas; por un segundo, creyó ver una figura femenina cruzar la sala, pero no logró distinguirla bien.
Se quedó un instante mirando las estrellas, como si alguna pudiera decirle lo que pasaba por la mente de Edward.
El neurocirujano había recibido la visita de su hermana Eliana, quien le trajo la invitación para el cumpleaños de Elena Belmonte.
"Me gustaría que fueras, Mark va a participar en la semana de la moda en Milán, y no va a poder ir. Ara no puede viajar, porque sus hermanitos están en exámenes, solo seriamos mamá y yo; eres mi hermano mayor, por favor, te sentarías en nuestra mesa. La señora Estrella y Camila también van a venir; sería una oportunidad para ustedes que no estuvieron en el cumpleaños de Fabiola puedan participar", expresó Eliana.
"¿Estrella Portugal va a asistir al cumpleaños de su sobrina?", preguntó Edward con una extraña sensación.
"Sí, hoy le confirmó a Alex, que no se iba a perder ese cumpleaños porque tenía algo que anunciar", respondió Eliana.
Edward retrocedió, se suponía que aquellas palabras le deberían alegrar, pero su primera reacción fue mirar a través de la ventana, topándose con la imagen de Marcela viendo las estrellas.
"¿Pasa algo, Edu?", cuestionó Eliana, ante la actitud de su hermano.
"¿Recuerdas a Celeste?, ¿puedes recordar su rostro y su sonrisa?, a veces cuando veo sus mismos ojos en alguien, me imagino como luciría si estuviera viva", comentó Edward.
"No te castigues así, ya viviste esa sensación, cuando conociste a Beatriz Salinas, el mismo cabello, los mismos ojos, deja ir a Celeste de tu corazón, por favor", manifestó Eliana.
"Pude haber amado a Beatriz, pude haberlo hecho, pero ella amó a Kevin, y estaba dispuesta a sacrificar todo por él; entonces yo quería a alguien que pudiera sacrificar todo por mí y ahora me pregunto si hice bien", dijo Edward.
"No te entiendo, ¿a quién le pediste un sacrificio? Hermano, un sacrificio de amor no se pide, se da porque quieren hacerlo, y según lo que tengo entendido, Kevin no le pidió ningún sacrificio a Beatriz, ella estaba dispuesta a hacerlo. ¿Hay alguien, Edu?, ¿Hay alguien que haya logrado volver a hacer sentir tu corazón?", preguntó Eliana, cómo intuyendo que algo estaba sucediendo con su hermano.
"Ese el problema Eliana, no estoy seguro; y creo que me apresuré en pedir demasiado", respondió Edward.
"Me asustas Edu", dijo Eliana.
De pronto el celular de Edward empezó a sonar, "Estrella llamando" se reflejó en la pantalla, él lo miró como si quemara, y no por la pasión que siempre los envuelve, sino por conocer cuál era la decisión que había tomado Estrella.
Su impulso juvenil lo impulsó a llevar a Estrella a una encrucijada, y cuándo ella decidió entrar en esa incertidumbre, él resulta que ahora ya no..
Me encanta ese poderío
Que excelente trabajo 👍🏻
Que verdades tan cargadas de realismo y sinceridad les fueron dadas a Edward, quizás para contextualizar la relación