Haniel Estrada ha logrado obtener su título oficial de detective de la policía tras los eventos ocurridos en contra de su ahora muerto padre.🕵️♂️
Ahora como el tutor de su hermana adolescente y de la hija del detective Rodríguez, debe dividir su tiempo entre ser "Padre" y su pasión, pero toda felicidad tiene su fin.🙃
Su medio hermano Carlos ha jurado venganza en contra de Haniel y sus protegidas por la muerte de su padre y promete ser el próximo asesino serial y superar a su padre😬
¿Podrá Haniel proteger a sus seres queridos y evitar tantas muertes como las que ocurrieron antes?💀
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LA REUNIÓN FAMILIAR
Haniel se sumergió en un mar de recuerdos, fugaces y desordenados, como si su mente estuviera tratando de procesar el dolor y el trauma que había experimentado. Vio el sótano oscuro y húmedo, el lugar donde su padre lo había sometido a un juego macabro, donde la esposa de su padre le había disparado en el hombro. La imagen se entrelazó con el momento presente, y Haniel se vio en la bodega abandonada, con el asesino serial apuntándole con su arma. La bala impactó en su hombro, y el dolor se mezcló con el recuerdo del pasado.
Por un momento, Haniel se sintió transportado a un escenario diferente, uno en el que su medio hermano Carlos estaba frente a él, con una sonrisa cruel en su rostro y un arma en la mano. Carlos no fallaría, Haniel estaba seguro de eso. La imagen se desvaneció tan rápido como había aparecido, pero dejó a Haniel con una sensación de inquietud y miedo.
De repente, Haniel se sobresaltó y se sentó con un movimiento brusco, lo que le provocó un dolor agudo en el hombro y el tórax. Miró alrededor, desorientado, y se dio cuenta de que estaba en un hospital. Una camilla, una habitación blanca y estéril, y un olor a medicinas que le resultaba familiar. Erick estaba sentado en una silla al lado de su cama, con una expresión de preocupación en su rostro.
"Haniel, tranquilo", dijo Erick, poniéndole una mano en el brazo. "Estás en el hospital. Te dispararon en la bodega abandonada, pero estás bien. La bala no alcanzó a dañar nada importante".
Haniel se miró el hombro, vendado y adolorido. Se tocó el tórax, que también estaba vendado y le dolía al respirar. Se sentía débil y mareado, pero estaba vivo.
"¿Cuánto tiempo...?", preguntó Haniel, con una voz ronca.
"Eres un tipo afortunado", respondió Erick con una sonrisa. "Solo han pasado unas horas. La ambulancia llegó rápido, y los médicos te atendieron de inmediato. Estás fuera de peligro".
Haniel asintió, tratando de procesar todo lo que había sucedido. Miró a Erick, y vio la preocupación en sus ojos.
"¿Y la mujer?", preguntó Haniel.
"Está bien", respondió Erick. "La llevaron a otro hospital para que recibiera atención médica. Está traumatizada, pero está viva".
Haniel asintió, sintiendo un alivio momentáneo. Pero sabía que esto no había terminado. Carlos todavía estaba allí, esperando su momento. Y Haniel sabía que no podía bajar la guardia.
"¿Y el asesino?", preguntó Haniel, con una voz firme.
Erick sonrió mientras respondía."Está bajo custodia. Lo tenemos".
Haniel asintió, sintiendo una sensación de satisfacción momentánea. Pero sabía que esto era solo el comienzo. La verdadera batalla estaba lejos de terminar.
La voz de Sofía resonó en los pasillos del hospital, fuerte y decidida. "¡Quiero ver a mi hermano! ¡Dónde está? ¡Necesito saber en qué habitación está!", exclamó, su tono subiendo de volumen mientras discutía con la enfermera.
La enfermera, calmada y profesional, trató de explicarle las cosas a Sofía. "Lo siento, señorita, pero no puedo darle esa información sin autorización. ¿Es usted familiar directo del paciente?", preguntó, su voz firme pero amable.
Sofía no estaba dispuesta a aceptar un no por respuesta. "¡Soy su hermana! ¡Tengo derecho a verlo! ¡No me importa lo que diga el protocolo!", gritó, su voz resonando en el pasillo.
La discusión se intensificó, y la enfermera trató de mantener la calma. "Señorita, por favor, entienda que estamos tratando de proteger la privacidad del paciente. Si usted es su hermana, necesitará hablar con el médico de guardia para obtener autorización".
Pero Sofía no estaba dispuesta a esperar. Se abrió paso por delante de la enfermera, ignorando sus intentos de detenerla. "¡No necesito autorización! ¡Voy a ver a mi hermano ahora mismo!", exclamó, su voz fuerte y decidida.
La enfermera trató de seguirla, pero Sofía era demasiado rápida. Llegó a la puerta de la habitación de Haniel y la abrió de golpe, sin llamar ni pedir permiso.
Haniel y Erick se volvieron hacia la puerta, sorprendidos por la interrupción. Sofía entró en la habitación, su mirada fija en su hermano. Al verlo acostado en la cama, con el hombro vendado y el tórax dolorido, se abalanzó sobre él, dándole un abrazo de alivio.
"¡Haniel! ¡Estás bien! ¡Estaba tan preocupada!", exclamó, su voz temblando de emoción.
Pero Haniel no pudo evitar hacer un quejido de dolor cuando Sofía lo abrazó. Su herida en el hombro y su tórax dolorido se quejaron bajo la presión.
"Ay, Sofía... cuidado", dijo Haniel, tratando de apartarla suavemente.
Sofía se detuvo en seco, dándose cuenta de su error. "Lo siento, Haniel. ¿Estás bien? ¿Te duele mucho?", preguntó, su voz llena de preocupación.
Haniel asintió, tratando de sonreír. "Estoy bien, Sofía. Solo un poco dolorido. Pero gracias por venir a verme".
Sofía se sentó en la silla al lado de la cama, tomando la mano de Haniel en la suya. "No me importa si estás dolorido. Estoy solo feliz de verte", dijo, su voz suave y cariñosa.
Erick se levantó de su silla, sonriendo. "Creo que voy a dejaros un rato a solas. Haniel, te veo luego", dijo, saliendo de la habitación.
Sofía miró a Erick mientras se iba, luego se volvió hacia su hermano. "¿Qué pasó, Haniel? ¿Cómo te hirieron?", preguntó, su voz llena de preocupación.
Haniel miró a su hermana con una sonrisa débil. "¿Erick te informó sobre la situación?", preguntó, tratando de cambiar de tema.
Sofía asintió con la cabeza. "Sí, me dijo que estabas en el hospital después de un caso. ¿Cómo estás?", preguntó, su voz llena de preocupación.
Haniel trató de desviar la conversación hacia un tema más ligero. "¿Y tú? ¿Hay algo entre Erick y tú?", preguntó, sonriendo débilmente.
Sofía se ruborizó y negó con la cabeza, su voz temblorosa. "No, no hay nada", dijo, tratando de sonar convincente.
Haniel sabía que su hermana estaba mintiendo. La conocía demasiado bien. Pero decidió no presionarla. "Ah, bien", dijo, sonriendo débilmente.
Sofía volvió a preguntar sobre su herida. "¿Qué pasó, Haniel? ¿Cómo te hirieron?", preguntó, su voz llena de preocupación.
Haniel trató de quitar importancia al tema. "Fue un atraco, un asalto a una tienda. Intervine y... bueno, ya sabes", dijo, tratando de sonar casual.
Sofía sabía que su hermano estaba mintiendo. Erick le había contado lo que realmente había pasado, pero suponía que Haniel no quería preocuparla. Así que decidió seguirle la corriente. "Ah, sí. Eres un héroe", dijo, sonriendo débilmente.
Mientras hablaban, Haniel no podía evitar notar cómo había cambiado su hermana en los últimos 5 años. La chica tímida y tranquila que era antes se había convertido en una mujer de carácter fuerte y decidido. Se ponía en situaciones peligrosas solo por defender sus ideales, y Haniel no podía evitar sentir una mezcla de orgullo y preocupación por ella.
Sofía había cambiado físicamente también. Su cabello largo y oscuro estaba ahora cortado a la altura de los hombros, y su estilo era más moderno y atrevido. Sus ojos seguían siendo los mismos, brillantes y llenos de vida, pero ahora había una determinación en ellos que antes no estaba.
Haniel se dio cuenta de que su hermana era ahora una mujer capaz de tomar sus propias decisiones y enfrentar sus propios desafíos. Y aunque eso lo hacía sentir orgulloso, también lo hacía sentir un poco triste. La inocencia y la ingenuidad de su hermana habían desaparecido, reemplazadas por una determinación y una fuerza que a veces lo asustaba.
"¿En qué piensas, Haniel?", preguntó Sofía, notando la mirada pensativa de su hermano.
Haniel sonrió débilmente. "En nada, Sofía. Solo estoy feliz de verte", dijo, tratando de cambiar de tema.
El doctor entró en la habitación con una expresión ligeramente molesta en su rostro. "Señorita, me dijeron que había habido un problema con la entrada a la habitación", dijo, mirando a Sofía con una ceja levantada.
Sofía se ruborizó ligeramente y bajó la mirada. "Lo siento, doctor. No quería causar problemas", dijo, su voz suave.
El doctor suspiró y se acercó a Haniel. "Bueno, no importa ahora. Tengo que darle de alta, señor. Su condición es estable y no requiere más atención hospitalaria", dijo, mientras revisaba el registro de Haniel.
Haniel asintió con la cabeza. "Gracias, doctor. Me siento mucho mejor", dijo, mientras el doctor le entregaba una receta de medicamentos.
"Deberá tomar estos medicamentos para controlar el dolor y prevenir infecciones", explicó el doctor. "Y también deberá venir a revisión en una semana para asegurarnos de que todo esté bien".
Haniel asintió con la cabeza y tomó la receta. "Entendido, doctor. Gracias por todo", dijo, mientras el doctor le daba de alta oficialmente.
Sofía se acercó a Haniel y lo ayudó a levantarse de la cama. "Vamos, Haniel. Te llevaré a casa", dijo, mientras el doctor los miraba con una expresión de aprobación.
"Cuídese, señor", dijo el doctor. "Y no olvide tomar sus medicamentos según lo indicado".
Haniel asintió con la cabeza y sonrió. "Lo haré, doctor. Gracias de nuevo", dijo, mientras Sofía lo ayudaba a salir de la habitación.
Mientras salían de la habitación, Haniel y Sofía caminaron por los pasillos del hospital, que estaban llenos de gente ansiosa y preocupada. Las paredes estaban pintadas de un color blanco y azul claro, y había carteles y señales que indicaban la dirección a seguir para llegar a diferentes áreas del hospital.
La sala de espera estaba llena de personas que esperaban noticias sobre sus seres queridos. Había familias enteras sentadas en las sillas, con niños jugando en el suelo y adultos hablando en voz baja. Algunas personas miraban su teléfono, mientras que otras leían libros o revistas.
Las enfermeras y los doctores caminaban por los pasillos con rapidez y eficiencia, llevando carpetas y equipos médicos. Algunas de ellas sonreían a los pacientes y sus familiares, mientras que otras estaban demasiado ocupadas para prestar atención.
En la sala de espera, Erick estaba sentado en una silla, mirando su teléfono. Cuando vio a Haniel y Sofía, sonrió y se levantó para saludarlos. Su mirada se detuvo en Sofía durante un momento, y Haniel notó que le lanzó una mirada coqueta. Sofía se ruborizó ligeramente y sonrió, pero no dijo nada.
Haniel se sintió feliz por ambos. Sabía que Erick había estado interesado en Sofía durante mucho tiempo, y estaba contento de ver que ella parecía corresponder a sus sentimientos.
"¿Listo para salir de aquí?", preguntó Erick, mientras se acercaba a Haniel.
Haniel asintió con la cabeza. "Sí, estoy listo. Gracias por esperarnos", dijo, mientras Sofía lo ayudaba a caminar.
La sala de espera estaba llena de sonidos y olores. Había el sonido de las máquinas médicas en el fondo, y el olor a desinfectante y medicinas. Pero también había el sonido de las risas y las conversaciones de las personas que esperaban, y el olor a café y comida de la cafetería del hospital.
Mientras caminaban hacia la salida, Haniel se sintió aliviado de estar saliendo del hospital. Sabía que todavía tenía que recuperarse de sus heridas, pero estaba contento de estar libre de la rutina del hospital.
"Vamos a casa", dijo Sofía, mientras lo ayudaba a caminar.
Haniel sonrió. "Sí, vamos a casa", repitió, mientras Erick caminaba al lado de ellos, sonriendo.
Después de subir al auto de Erick, Haniel y Sofía se sentaron en la parte de atrás mientras Erick conducía. Haniel se volvió hacia Sofía y le preguntó sobre Jessica, su hermana menor.
"¿Cómo está Jessica?", preguntó Haniel con una sonrisa.
Sofía sonrió también. "Está bien, está en clases. Es su último año en la primaria y está a punto de graduarse", respondió.
Haniel se alegró al escuchar eso. "Ah, qué emoción. Debe estar muy contenta", dijo.
Luego, Haniel se interesó por la vida universitaria de Sofía. "¿Cómo va la universidad? ¿Te gusta la carrera de periodismo?", preguntó.
Sofía asintió con entusiasmo. "Sí, me gusta mucho. Me di cuenta de que era lo mío después de trabajar en un portal web de noticias sociales y políticas", explicó.
Haniel sonrió al ver a su hermana tan entusiasmada con su carrera. "Me alegra verte tan feliz con tu elección", dijo. "El periodismo es una carrera muy gratificante, especialmente cuando se puede hacer una diferencia en la vida de las personas".
Sofía coincidió con Haniel. "Sí, me gusta la flexibilidad que ofrece el periodismo. Puedo especializarme en diferentes áreas, como periodismo deportivo o cultural", dijo.
Haniel se sintió contento de ver a su hermana tan motivada y apasionada por su carrera. "¿Y qué planes tienes para el futuro?", preguntó.
Sofía pensó por un momento antes de responder. "Me gustaría cubrir eventos deportivos internacionales. Me apasiona el periodismo deportivo y creo que es una excelente manera de combinar mi pasión con mi carrera", dijo con entusiasmo.
Haniel sonrió al ver a su hermana tan decidida y apasionada por su futuro. "Me alegra verte tan motivada, Sofía. Estoy seguro de que lograrás tus objetivos", dijo, mientras Erick seguía conduciendo y sonreía al ver a los hermanos tan unidos y felices.
Al llegar a la casa que antes era de su madre, Sofía y Haniel sintieron un poco de nostalgia al recordarla. La casa, con su fachada blanca y su jardín bien cuidado, parecía estar igual que siempre, pero para ellos, todo había cambiado. La ausencia de su madre se sentía en cada rincón, en cada detalle.
Sofía ayudó a su hermano a bajar del auto, y Erick se despidió de ellos con un gesto amistoso. "Voy a la comisaría a actualizarme sobre el asunto del tipo que capturamos", dijo, refiriéndose al asesino de la bodega. "Nos vemos luego".
Mientras Erick se alejaba, Sofía no pudo evitar notar la forma en que la miraba, con un coqueteo evidente en sus ojos. Sonrió ligeramente y se volvió hacia su hermano, que estaba apoyado en ella.
Justo en ese momento, el transporte escolar de Jessica llegó a la casa, y la niña de 12 años bajó corriendo hacia sus hermanos, con una sonrisa radiante en su rostro. "¡Haniel! ¡Sofía!", gritó, abrazando a sus hermanos con entusiasmo.
La reunión de la familia Estrada fue cálida y emotiva. Jessica, con su cabello oscuro y su sonrisa brillante, se lanzó hacia sus hermanos, abrazándolos con fuerza. Sofía y Haniel se rieron y la abrazaron también, sintiendo una sensación de calidez y unión familiar.
La casa, que antes parecía vacía y silenciosa, ahora estaba llena de risas y conversaciones. Los tres hermanos se sentaron en el porche, disfrutando del sol de la tarde y de la compañía mutua.
Haniel, el agente detective de 27 años, se sentía agradecido de estar rodeado de sus hermanas. Sofía, la universitaria de 20 años, estaba feliz de tener a su familia cerca. Y Jessica, la niña de 12 años, estaba emocionada de tener a sus hermanos en casa, después de tanto tiempo.
La reunión de la familia Estrada era un momento de paz y felicidad, un momento en que podían olvidar sus problemas y disfrutar de la compañía mutua. Y mientras se sentaban allí, rodeados de la calidez y la seguridad de su hogar, sabían que estaban juntos, y que eso era lo más importante.