Irina mata a su esposo, tras enterarse que tiene secuestrada a la hija de su jefe para violarla y golpearla.
NovelToon tiene autorización de Lilian Ortega para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Trabajo
Almas perdidas como la mía, golpeada, humillada batallando silenciosamente. Ven el mundo de una manera diferente.
Nuestra primera noche de casados sería inolvidable en el lujoso Hotel Hilton. Mis padres habían hecho una gran reserva. Al llegar al Hotel, el personal nos recibió con mucha amabilidad y nos acompañaron a nuestra habitación, donde nos esperaba un ambiente íntimo y romántico.
Nunca entendí por qué a las mujeres les gustaban estas cosas, a mi me causaba tanta falsedad. Eche un vistazo de un lugar a otro, esas velas encendidas por todos lados me daban un poco de náuseas.
La cama estaba cubierto de pétalos de rosas rojas, ensuciaban las sábanas de alguna forma. Por un momento mi mente se desbordó hacía un escenario trágico, donde la víctima posaba su cuerpo ensangrentado pidiendo salvación.
—¿Te gusta?— me preguntó mi esposo.
—No, no me gusta— le respondí mirándole a los ojos.
—Sabía cuál sería tu repuesta. Por eso te preparé algo especial— dijo tomándome de la mano para sacarme de la habitación y llevarme a otra.
Era una habitación con poca luz, la cama estaba ubicada al frente de un gran ventanal, donde las cortinas se balanceaban con el aire fresco que entraba con toda naturalidad en compañía de la luz de la luna.
No podía dormir, sin antes hacer el amor con mi esposo.
—No sé cuanto podre quererte en el futuro, pero ahora solo quiero sentirte— le dije y le di un beso corto en su cuello.
Él me tomó de la cintura y me arrastro hacia la cama, lentamente bajo el cierre de mi vestido y me lo quito, se puso por encima de mi cuerpo y me beso con mucha ternura, le desabroche los botones de su camisa y palpe su cuerpo con mis manos. No era suficiente solo tocar su pecho, lo quería completo. Le quité los pantalones y todo lo que traía puesto. Cuando estaba por fin desnudo selle su cuerpo con mis besos y caricias. Ambos nos entregamos esa madrugada, nuestros cuerpos descubiertos se contaron cuentos con simples toqueteos, gemir bajo la luz de la noche era la cosa más excitante que podía experimentar después de tantas violaciones por parte de mi difunto esposo.
Al día siguiente me levante algo temprano, mande a que uno de mis chóferes venga a buscarme, antes de que mi esposo despertara.
Era momento de volver al trabajo, pero antes debía encargarme de un paquete que me estaba molestado un poco.
Toque el timbre del departamento de André. Él aún dormía después de todo el alcohol que se había tomado en mi fiesta. Nadie me abrío, volví a tocar una y otra vez hasta que el sonido se hizo molestoso, una mujer casi desnuda me abrió la puerta.
—¿Qué haces aquí?— me preguntó algo sorprendida.
La miré con mucha atención, su rostro me parecía conocida, después de unos segundos la reconocí.
—Perdón por interrumpir tu mañana Mandy. Pero no vine a verte a vos. ¿Dónde está André?— le dije empujándola para entrar a buscar al miserable que me delató.
—¡No tienes derecho a entrar así, hija de puta!— gritó entrado detrás de mí.
André estaba acostado en la cama con el ego bien elevado. Al verme se puso muy cómodo.
Le sonreí seductoramente.
—Te ves hermosa con ese vestido negro— dijo André.
—!Me lo puse para que me lo quitaras¡— le dije sacándome los tacones y elevándome la falta para subirme en su enzima, con mis manos acaricié su cara, le metí el dedo a su boca, estaba tan excitado el hombre que no se dio cuenta que traía un cuchillo en la mano, hasta que trace una línea en su piel con la punta del cuchillo.
—¿Qué mierda haces?— gritó asustado.
—Si sigues diciendo que mate a mi primer esposo. ¡El siguiente serás vos!— le dije clavando la punta del cuchillo en su cuello.
—¡Yo no hable nada, Irina, te lo juro!...
—¿Me tomas de estúpida, André?
—Enserió, no hable nada.
—Está vez te la paso, pero la siguiente mandaré a quemarte con aceite hirviendo. No me provoques.— le dije advirtieole. Antes de levantarme de su encima le agarré muy fuerte de sus partes íntimas, quería clavárselo con el cuchillo, pero no quería ensuciarme con su asquerosa sangre, más cuando había testigos.
Mandy quedo asustada con todo lo que estaba observando.
Tome mis zapatos y salí de ese lugar asqueroso con olor a sexo traicionero.
—¿Estás bien?— Mandy le preguntó a André.
—Irina, es una maldita loca—contestó furioso apuñalando la cama.
—Debemos deshacernos de ella.
—Vivía por un tiempo en el departamento de lado, jamás imaginé que era una mujer tan poderosa. No sé si podremos con ella.
—Esa maldita me quito a Aidan. Ella no lo quiere, solo lo está utilizando. Quiero rescatarlo de esa puta.
—Aidan es un pelotudo, pero ahora tiene más poder.
—Algo tenemos que hacer André.
—Déjame pensar en algo y te voy a contactar, por ahora será mejor que no nos veamos.
Para Mandy me volví su peor enemiga. No aceptaba ninguna derrota. Me odiaba por haberme interpuesto en sus planes con Aidan. Su rostro angelical estaba dispuesto a interponerse en mi camino.
Aidan cuando despertó, casi al medio dia, yo no estaba a su lado. El sonido del teléfono interrumpió su sueño.
—Hola— desde el otro lado de la línea contestó. Mandy le contó que me vio entrar al edificio de André por la mañana. Aidan enojado se apresuró en bañarse y cambiarse para ir a encararme al trabajo, sabía que ahí me encontraría.
Cuando llegó a la oficina a nadie saludo, pero para nadie sería algo sorprendente, él siempre era así.
Abrió mi puerta, me encontró detrás del escritorio en frete de la pantalla de la computadora muy seria.
—¿Con quién estabas esta mañana?— gritó desde la puerta.
—Aidan, deja de gritar. No te das cuenta que estoy embarazada y quiero algo de paz—le respondí serenamente.
—¿Siempre será así?
—¿Así cómo?
—Que siempre hagas lo que quieras y yo como un boludo detrás de vos pidiendo explicaciones.
—Aidan, fui a ver a André.
—¿Por qué?
—Por qué se volvió mi enemigo y fui a advertirle que no se meta en mi camino. ¿Él fue quien te dijo de Axel, verdad?
—Si fue él. ¿Hablaremos de Axel?
—No.
—¿Por qué?
—Mi vida se centra en mi hijo, no me hagas más preguntas si no quieres que termine cuidando a mi hijo sola.
—Irina, no te conozco. No estoy seguro de que tu hijo sea mío o no. Si quieres, cuídalo sola, o busca a su padre verdadero, que anoche en la fiesta seguro todos tus amantes estaban. ¡Seguro alguno es el padre!— dijo con la voz algo ronca, para luego irse.
No me dio oportunidad a que le contestara. No tenía duda de quién era el verdadero padre. En unos meses podía hacerme una prueba de ADN, antes de que mi bebé nazca; pero no quería hacérselo fácil, esperaría hasta que mi hijo nazca.
Esa noche Aidan no llego a la nueva casa donde viviríamos después de casarnos, ni al otro. Aproveche su ausencia para volver al departamento donde por muchos años viví con Axel. Su cuerpo aún permanecía ahí. Abrí el cuarto donde estaba, su olor aún no trascendía por todos los productos químicos que le echaba. Tome la amoladora de la caja de herramientas; la prendí para ver si funcionaba, y efectivamente si funcionaba. Primero le corté una mano y luego la otra. No me aterraba lo que estaba haciendo. Yo no nací malvada, pero ahora lo era. Tomé sus manos y la puse en una valija de viaje, de a poco me deshaceria de su cuerpo. Cerré muy bien la puerta antes de salir con la valija. Subí al ascensor y apreté el botón hasta el subsuelo.
En el subsuelo del edificio teníamos un cuarto donde solíamos guardar muebles viejos y otras cosas de valor con Axel, pero yo nunca bajaba. Ese día decidí enterrar el cuerpo de Axel en ese edificio. Dejé la valija en ese cuarto, otro día vendría a terminar con el trabajo.
Llegó el fin de semana y Aidan apareció por la noche muy borracho, después de un para días perdido.
Yo estaba en la sala sentada en el sofá acariciando mi vientre y diciéndole muchas cosas a mi hijo, cuando sentí el ruido de la puerta, y escuché su voz preguntándole por mí a Violeta.
Ella le dijo que yo estaba en la sala, él vino tambaleándose hacia mi.
—¿No te importo ni un poco verdad?— dijo mirándome directamente a los ojos.
Estaba por caerse, me levanté rápidamente para sujetarlo. Él me abrazo, tenía el aliento a alcohol.
—Me casé con la mujer más bella del mundo, pero no me quiere. ¿Dime, por qué?— susurró a mis oídos.
No le respondí nada, le dije a uno de mis hombres que me ayuden a subirlo al cuarto. Cuando llegamos me quede solo con él, le quite toda la ropa y lo lleve al baño, prendí la ducha, el agua recorría por su cuerpo, con mis manos le ayudaba a bañarse.
—Irina, realmente te amo desde el instante que te conocí. ¿Por qué no puedes quererme solo un poco?— dijo recobrando un poco la conciencia.
Quería decirle que también lo amaba, pero por qué le mentiría, solo amaba a mi hijo, él seguía siendo un extraño en mi vida.