Me Converti En El Hijo Omega Del Emperador Tirano

Los dos días pasaron y regresé al lugar de descanso de mi madre, Leónidas seguía arrodillado allí, parecía un muerto, su tez estaba pálida, en solo dos días había adelgazado y se notaba desde lejos que ya no tenía energía, aún viéndolo así yo no me apresure, camine lentamente hacia la tumba, me arrodille y dije:

-mamá, siento mucho lo que tuviste que sufrir, gracias por luchar hasta el final por mí, aunque no te conocí sé que me quisiste con el corazón y ahora yo te amo a ti, gracias por darme la vida.

Luego de decir aquellas palabras me levanté, y le dije a Leónidas:

-vamos, es hora de regresar.

Leónidas se levantó tomo mi mano, aunque me sentía incómodo y asqueado no me resistí y caminamos juntos hasta el palacio imperial, en cuanto llegamos los sirvientes se alarmaron al ver el estado en el que se encontraba, todos corrieron hacia él en cuanto cruzó la entrada y en ese momento aquel gran alfa de 1.96 metros de altura se desmayó haciendo que se escuchará un gran estruendo, mientras estaba en el suelo uno de los servidores de la guardia imperial lo levantó u lo llevó sobre sus hombros hasta su habitación, yo por mi parte luego de que se lo llevarán regrese a mi habitación.

En la tarde escuchaba como los sirvientes corrían de un lado al otro, aquel ruido era horripilante, me estresa a y hacía que me enojara, así que luego de un rato de soportar tanto escándalo, salí de mi habitación y grite enojado:

¿-porque demonios tienen que estar corriendo de un lado para el otro, a caso no pueden caminar con pasos suaves?

Uno de los sirvientes quien llevaba un balde de agua dijo:

-cállate niño, el emperador está enfermo, si no te gusta el ruido tapate los oídos o lárgate de regreso a esa sucia cabaña, aquí nadie te respeta y mucho menos te quiere.

Yo comencé a reír y luego dije:

-es cierto, en este lugar nadie me respeta o me quiere, pero no me importa porque aquellos que me desprecian no se pueden comparar conmigo, ustedes son solo un insecto que tarde o temprano será aplastado por mí, ustedes son meros sirvientes mientras que yo soy un príncipe por lo que pueden decir lo que quieran, pero asegúrense de que yo no lo escuché a menos de que quieran perder la cabeza.

Aquel sirviente enfurecido me grito:

-monstruo asqueroso, ni siquiera tu prometido te quiere, él te teme, cada vez que se escucha su nombre en este palacio él tiembla, usted es solo una mancha en la familia imperial.

El escuchar eso me entristeció, aunque sabía que eso pasaría tarde o temprano luego de ver cómo era mi naturaleza, aún así me dolió ya que el era el único que me entendía y con quién me sentía a gusto y seguro, aún así mi yo roto y dañado había hecho que la persona más valiosa para mi me temiera, aún con la tristeza que cargaba mi corazón luego de escuchar de boca de ese sirviente el como actuaba Apolo al escuchar mi nombre, decidí no demostrarle mi lado débil a aquel bastardo, así que con la frente en alto y con una sonrisa le dije:

-ja, ja, ja, una persona mayor y con un rango inferior al mío aún se atreve a intimidarme, ja que gracioso que haya gente tan estúpida, ¿no se supone que los sirvientes de este lugar provienen de familias aristocráticas por ende son educadas?, tal parece que habrá que cambiar el personal por personas que sepan su lugar y que controlen la lengua.

La cara de aquel sirviente parecía que estaba a punto de ebullición, sus ojos inyectados en sangre causa de la cólera me daban risa pero, ya que no quería gastar más mi valioso tiempo decidí irme a mi habitación y taponar mis oídos con algún trozo de tela.

Dejé al sirviente solo en el pasillo, mientras regresaba a mi habitación escuché los vertidos enojados de aquel tipo.

Al día siguiente temprano en la mañana tocaron la puerta de mi habitación, yo no quería abrir ya que pensaba que era alguno de esos sirvientes mal educados que habían en la mansión, así que fingir no escuchar el golpeteo, pero la persona al otro lado de la puerta era insistente y siguió tocandola una y otra vez y a pesar de mi negativa de salir, luego de más de 15 minutos aguantando tal escándalo, no soporte más y salí furioso, para mi sorpresa la persona al otro lado de la puerta era...