Aquí conoceremos a los personajes de la saga "mundo post-apocalíptico", donde veremos su día a día antes del accidente fatal. Dónde la humanidad fue invadida por un virus que para algunos fue letal, como para otros solo parte de su día a día, sé dará a conocer el comienzo del fin del mundo como lo conocemos.
Aquí estoy escapando del peor error humano cometido, estamos yendo a refugiarnos todos los del laboratorio en cuarentena, que tedioso el protocolo que debo pasar por esta maldita fuga. Solo los que trabajamos hasta este horario en la noche debemos seguir el protocolo, miro como la noche estrellada está transcurriendo y mi amado esperándome en su casa, mi celular sonó avisándome que no tengo batería. Ahora puedo ver con claridad como la gente muere y se levanta ocasionando caos.
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La sombra de Tryss
****tryss****
Me reí para mis adentros mientras observaba a mis prisioneros. El chino y Alexa, dos personas que habían sido tan cercanas al jefe, ahora se encontraban en mi poder. Y no sabían por qué.
Me gustaba ver el miedo en sus ojos, la incertidumbre que les consumía. No les había dicho nada, no les había explicado por qué los había secuestrado. Y no lo haría. Al menos, no por ahora.
Sabía que ellos pensaban que era un juego, que era solo una forma de venganza personal. Pero no sabían la verdad. No sabían que habían traicionado al jefe, que habían puesto en peligro todo lo que habíamos trabajado para construir.
Me acerqué a ellos, disfrutando del poder que tenía sobre ellos. —¿Por qué creen que están aquí?—, les pregunté, sabiendo que no tendrían respuesta.
El chino me miró con desafío, pero Alexa se estremeció. Sabía que ella era la más débil de los dos, la que más probablemente se rompería bajo la presión.
Me reí de nuevo, disfrutando del juego. —No importa—, dije. —No lo sabrán. Solo, pensando, entenderán por qué están aquí—.
Y con eso, me di la vuelta y salí de la habitación, dejándolos sumidos en la oscuridad y el miedo. Pero sabía que pronto, muy pronto, ellos entenderían la verdad. Y cuando lo hicieran, sería demasiado tarde.
****Al otro día****
Me reí mientras observaba a mis prisioneros, disfrutando del miedo y la confusión que reflejaban sus rostros. El chino y Alexa estaban atados a las sillas, sin poder moverse.
—¿Por qué están aquí?—, pregunté, sabiendo que no tendrían respuesta.
El chino me miró con desafío, pero Alexa se estremeció. Me gustaba verla así, débil y asustada.
—Piensen—, les dije, sonriendo. —Piensen en lo que han hecho. Piensen en lo que les ha llevado a estar aquí—.
Y con eso, comencé a torturarlos. Empecé con el chino, golpeándolo en la cara con un puño cerrado. Él gruñó de dolor, pero no se rindió. Le dije que abriera la boca, y cuando lo hizo, le metí un objeto metálico en la boca, haciéndole sangrar.
Luego, me dirigí a Alexa. Ella estaba temblando de miedo, y yo me reí al verla así. Le dije que se quitara la ropa, y cuando lo hizo, la golpeé en la espalda con un látigo. Ella gritó de dolor, y yo me reí de nuevo.
La tortura continuó durante horas, conmigo disfrutando del dolor y el sufrimiento de mis prisioneros. Les hice cosas terribles, cosas que no puedo describir. Pero ellos nunca se rindieron, nunca me dieron lo que quería.
Y yo me reí, me reí mientras los veía sufrir. Porque sabía que nunca les diría la verdad, nunca les diría por qué estaban allí. Y eso era lo que me gustaba, eso era lo que me hacía reír.
Pero la tortura no era lo único que les había preparado. Tenía algo más, algo que les haría sufrir aún más. Y eso era lo que estaba esperando, eso era lo que me hacía reír.
****Narración del autor****
Tryss se rió mientras miraba al chino, que estaba atado a la silla. —Sabes, amigo mío—, le dijo, —tu novia Alexa es muy hermosa. Y esta noche, va a ser la estrella del espectáculo—.
El chino se debatió contra sus ataduras, gritando de rabia y desesperación. —¡No! ¡No lo hagas!—, gritó, pero Tryss solo se rió.
Tryss sacó un artefacto pequeño de su bolsillo y se acercó al chino. —Este es un dispositivo especial—, le dijo. —Te mantendrá despierto y con los ojos abiertos, para que puedas disfrutar del espectáculo—.
El chino gritó de dolor mientras Tryss le ponía el dispositivo en los ojos. Tryss se rió y se dirigió a Alexa, que estaba atada a otra silla.
Tryss sacó una jeringa de su bolsillo y se acercó a Alexa. —Es hora de que te relajes—, le dijo, mientras le inyectaba una droga en el brazo.
Alexa se debatió un momento, pero pronto se derrumbó, inconsciente. Tryss se rió y se dirigió al chino. —Verás, amigo mío—, le dijo, —tu novia va a tener una noche muy especial—.
Tryss se dirigió a la puerta y la abrió, permitiendo que tres hombres entraran en la habitación. Eran hombres grandes y fuertes, con cara de pocos amigos. Tryss les sonrió y les indicó que se acercaran a Alexa.
El chino se debatió contra sus ataduras, gritando de rabia y desesperación. Pero Tryss solo se rió.
Los tres hombres se acercaron a Alexa y comenzaron a abusar de ella. Al principio, Alexa no reaccionó, pero pronto comenzó a gemir y a moverse, como si estuviera disfrutando de la situación.
El chino se desgarró de dolor, gritando y llorando mientras veía a su novia ser violada. Tryss se rió y se sentó en una silla, disfrutando del espectáculo.
—Es hora de que paguen por lo que han hecho—, dijo Tryss, mientras miraba al chino con desprecio.
La escena era horrible, y el chino se sentía morir de dolor y rabia. Pero Tryss solo se reía, disfrutando del sufrimiento de sus víctimas.
Tryss se levantó de la silla y se acercó al chino. —¿Te gusta el espectáculo?—, le preguntó, mientras le miraba con desprecio.
El chino no respondió, solo gritó de dolor y rabia. Tryss se rió y se dirigió a Alexa, que aún estaba siendo abusada por los tres hombres.
Tryss se acercó a Alexa y le miró la cara. —¿Te gusta?—, le preguntó, mientras le sonreía.
Alexa no respondió, solo gemía y se movía, como si estuviera disfrutando de la situación. Tryss se rió y se dirigió al chino.
—Verás, amigo mío—, le dijo, —tu novia es una mujer muy especial. Y esta noche, va a ser la estrella del espectáculo—.
El chino se desgarró de dolor, gritando y llorando mientras veía a su novia ser violada. Tryss se rió y se sentó en una silla, disfrutando del espectáculo.
La escena era horrible, y el chino se sentía morir de dolor y rabia. Pero Tryss solo se reía, disfrutando del sufrimiento de sus víctimas.
Me senté en mi silla, mirando a mis prisioneros con una sonrisa cruel. El chino y Alexa estaban atados en el suelo, después de horas de tortura y sufrimiento.
****vista de tryss****
De repente, escuché un ruido afuera del galpón. Sonaban gritos y chillidos, y el ruido de cosas que se estrellaban contra el suelo. Me levanté de mi silla y me acerqué a la ventana del galpón.
Miré por un agujero en la madera y lo que vi me hizo helar la sangre. Los zombies estaban sueltos, y eran manadas. Estaban corriendo por la calle, atacando a cualquier persona que se les pusiera por delante.
Me volví hacia el chino, que me miraba con una mezcla de dolor y desconfianza. —Chino, parece que tenemos un problema—, le dije. —Los zombies están sueltos, y están atacando a la gente en la calle—.
El chino me miró con escepticismo. —¿Qué estás hablando?—, preguntó. —No hay zombies. Esto es solo una trampa para que te crea —.
Me reí. —No es una trampa, chino. Los zombies están ahí afuera, y están matando a la gente. Si no me crees, puedes mirar por ti mismo—.
El chino me miró con desconfianza, pero no dijo nada. Alexa, por otro lado, estaba inconsciente, después de horas de tortura y sufrimiento.
Me di cuenta de que iba a tener que tomar decisiones difíciles en las próximas horas. Pero por el momento, mi prioridad era protegerme a mí mismo de los zombies que estaban afuera.
Me acerqué sigilosamente al chino, que estaba mirando por la ventana del galpón. Estaba tan concentrado en lo que estaba viendo que no se dio cuenta de mi presencia.
Aproveché el momento para inyectarle el sedante en el cuello. El chino se tambaleó un momento, pero pronto se derrumbó al suelo, inconsciente.
Me acerqué a Alexa, que estaba atada en el suelo. Le inyecté el sedante también, y pronto se quedó inmóvil.
Me aseguré de que ambos estuvieran completamente inconscientes antes de salir del galpón. Sabía que los zombies estaban cerca, y no quería correr el riesgo de ser descubierto.
Salí del galpón de forma sigilosa, cerrando la puerta detrás de mí. Me encontré en un callejón oscuro y estrecho, rodeado de edificios abandonados.
Comencé a moverme con cuidado, intentando evitar cualquier ruido que pudiera atraer a los zombies. Sabía que mi búnker estaba ubicado a varias cuadras de distancia, y que tenía que llegar allí sin ser detectado.
Me moví con rapidez y sigilo, utilizando las sombras y los escondites para protegerme. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, llegué al búnker.
Era un lugar seguro y bien equipado, con provisiones y armas suficientes para sobrevivir durante meses. Me había preparado para esta situación desde hace mucho tiempo, y sabía que estaba listo para enfrentar cualquier cosa que viniera.
Cerré la puerta del búnker detrás de mí, y me senté en una silla, exhausto pero aliviado. Sabía que había logrado escapar de la zona de peligro, y que estaba a salvo por el momento.
Pero también sabía que esto no era el final. Los zombies seguirían siendo una amenaza, y yo tendría que seguir luchando para sobrevivir.