QUÉ NOS PASÓ?.

Myriam volvió con el medicamento, Nayeli trataba de consolar a Mamá, pero no lo logra.

Mamita, ya traje tu medicina. Nay, por favor, agua para Mamá.

Voy, ya vuelvo.

Mamá, ahora que tomes tu dosis, te vas a recostar y a reposar.

No hija...

Ni hablar, no está a discusión, Nay y yo nos vamos a encargar de la cena. Además nos vamos a dar nuestras para vigilarte, no te queremos haciendo cosas. Llegó Nayeli con una jarra con agua fresca y un vaso. Toma tu medicamento, Mamá.

Ay, hijas, no quiero ser una carga, no estoy acostumbrada a esto.

Claro que no; eres nuestra Madre, no una carga. Tu siempre estuviste a nuestro lado, nunca nos abandonaste. Nosotras tampoco te vamos a dejar así como así. Tú tienes la culpa, son tus enseñanzas.

Poco a poco, Juliana se fue quedando dormida. My, ya se durmió.

Vamos Nay, hay que preparar la cena de Papá. Bueno, yo también muero de hambre, dijo Myriam.

Prendieron la lámpara de buró, apagaron la del techo. Cerraron la puerta y se dirigieron a la cocina. Vieron que ya está preparada una sopa, solo falta el guisado.

Las dos chicas sacaron los ingredientes necesarios para el guiso, cuando terminaron, Myriam fue a la habitación de Mamá. Abrió un poco la puerta y vio que Mamá seguía durmiendo.

Nay, Mamá sigue descansando.

Gracias por avisarme My.

Una hora después, llegó Mauricio.

Nadie me sale a recibir?.

Nayeli y Myriam se apresuraron a saludar a Papá.

Aquí falta alguien, dijo Mauricio.

Papá, Mamá se puso mal. Ya no tenía medicamento y se lo compré. Lo tomó y se durmió. Está en su habitación.

Papá hizo el intento de sacar su cartera...

Para Papá, nadie te está cobrando nada.

Hija, ese medicamento es caro, tú necesitas ese dinero para tu graduación.

Es más importante la salud de Mamá. Así que es mejor que te guardes tu cartera. Anda, ve con Mamá.

Hola Papá, Nayeli saludó a Papá con un beso.

Todo bien mi niña?.

Luego llegó Briseida. Hola hermanas, dónde está Mamá?.

Está descansando, tiene dolor en su pierna. Papá está con ella.

La voy a ver.

Procura no despertarla.

La cena ya está lista, avísale a Papá, Bris, por favor.

Si My, yo le digo.

Minutos después, volvió Briseida, Papá no quiere separarse de Mamá.

Voy por él, dijo Myriam.

Al entrar a la habitación de sus Padres, la chica vio a Papá, sentado en el sillón, a un lado de la cama. Papito, vamos a cenar, anda. Mamá va a estar bien.

No me quiero separar de ella.

No vamos a salir, en el comedor estamos muy al pendiente de ella, si Mamá despierta y ve que no cenas, entonces la preocupada va a ser ella, hay que evitarle preocupaciones.

Ay hija, contigo no se puede.

Anda, cenamos rápido y te vienes a acostar con ella.

Vamos mi amor.

Mientras cenaban, llegó Regina. Se sorprendió de no ver a Mamá en la mesa. Dónde está Mamá?.

Descansando, se puso un poco mal. Ya no tenía medicamento, Myriam se lo compró, está durmiendo en su habitación. Dijo Nayeli.

La voy a ver.

Ve Regina, mientras te sirvo, dijo Myriam.

Gracias My. Te quiero.

Rato después, volvió Regina y tomó su lugar en la mesa.

Basta de este silencio, Mamá se va a poner bien. Mañana va a volver a ser el torbellino de siempre.

Yo la voy a acompañar a su cita médica. Dijo Nayeli.

No afecta a tus clases?.

Eso no importa, puedo pedir apuntes a Víctor.

Víctor?. Preguntó Regina, con un cierto tono de picardía.

No comiences Regina, Papá, mírala.

Yo no me meto en asuntos de mujeres.

Dile algo Papá.

Myriam reía. Haber Nay, te están soltando el perro?.

Tú también My?. Así serán buenas, dos contra una.

Intervino Briseida: Cuenta Nay, cuenta.

Otra?. Bris, tú aún no tienes edad.

Las hermanas reían.

Papá se levantó de la mesa. Me voy a dormir. Buenas noches, hijas peleoneras.

Buenas noches, Papá.

Ah. Nayeli, a qué hora tiene Mamá su cita médica?. A las doce, Papi.

Bueno, te dejo dinero para...

Señor Toledano, guarde usted esa cartera, Yo les voy a dar dinero, dijo Regina.

Hija, tu y Myriam tienen muchos gastos.

Tú también, Papá. Deja de preocuparte.

Papá se marchó, a los pocos minutos volvió: Mamá despertó, quiere té verde, dijo que Myriam ya sabe.

Si Papi, ahora se lo llevo, tú ve con ella, eres su mejor medicina.

Por favor hijita, no tardes.

Vaya usted con su damisela, señor Toledano.

Regina abrazó a su Papá y lo condujo hasta la puerta de su habitación.

Descansa, dile a Mamá que la amamos.

Yo a ustedes, mis hermosas hijas.

Briseida se coló a la habitación y abrazó a su Mamá. Alíviate pronto Mamita, nos haces mucha falta.

Mañana ya estaré bien mi niña.

Me lo prometes?.

Claro que sí, mi vida. Te lo prometo.