Sinopsis de Cruel Verdad Mathew Wells llevaba una vida tranquila y reservada hasta que un mensaje inesperado de Alec Moon, su antiguo compañero de secundaria y ahora famoso cantante, desata un peligroso juego de emociones. Lo que comienza como un romance lleno de ilusión rápidamente se convierte en una red de mentiras, manipulación y venganza. A medida que ambos caen en el oscuro abismo de sus propios secretos, el amor y el odio se entrelazan en una lucha donde nadie es quien parece. En el mundo de Cruel Verdad, la mayor traición puede venir del corazón… ¿hasta dónde llegarías para conocer la verdad
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Capítulo 23: Brotes de Felicidad
Los días en la Toscana adquirieron un nuevo color con la presencia de Luca. La vida de Alec y Mathew, que ya era plena y gratificante, se transformó en algo más hermoso y caótico, lleno de risas, preguntas, y aventuras en las que cada día parecía una exploración de algo nuevo. Luca era una fuente constante de energía y curiosidad, y su amor por las plantas y el jardín de invierno era un reflejo perfecto de la conexión que compartía con sus dos padres.
Una de las primeras cosas que Luca aprendió fue a plantar semillas. Alec y Mathew le habían enseñado a ser paciente, a esperar mientras las semillas crecían en el suelo antes de ver los primeros brotes asomarse a la luz. Luca, que había sido algo impaciente al principio, pronto comenzó a entender que la vida requería paciencia, algo que sus padres querían enseñarle no solo en el jardín, sino en todos los aspectos de la vida.
Una tarde de primavera, Luca estaba ayudando a Mathew a plantar un pequeño limonero en el jardín exterior, algo que él mismo había elegido en Raíces Profundas como su propio proyecto. Alec los observaba desde la puerta, disfrutando de la imagen de Mathew arrodillado junto a Luca, mostrándole cómo cavar un hoyo y preparar la tierra. La escena lo llenaba de una paz y gratitud indescriptibles.
Mientras trabajaban, Luca se volvió hacia Mathew con una mirada seria.
“Papá, ¿este árbol crecerá grande?” preguntó con esa mezcla de inocencia y asombro que tanto caracterizaba al niño.
Mathew sonrió, sacudiendo la tierra de sus manos antes de responder. “Sí, Luca. Si lo cuidamos bien y le damos agua y luz, este limonero crecerá fuerte y grande. Y algún día, nos dará limones.”
Luca asintió, procesando cada palabra como si fuera la enseñanza más importante del mundo. Después de un momento, miró a Mathew con los ojos llenos de una inocente curiosidad. “¿Y yo también puedo crecer grande y fuerte si me cuidan?”
Mathew sintió cómo su corazón se llenaba de ternura. Colocando una mano en el hombro de Luca, respondió: “Sí, Luca. Con amor y cuidado, todos crecemos grandes y fuertes. No importa cómo hayamos comenzado o las dificultades que hayamos enfrentado. Siempre que tengamos a alguien que nos cuide y nos quiera, podemos crecer felices.”
La respuesta pareció satisfacer a Luca, quien continuó trabajando en el pequeño limonero con una concentración admirable. Para Alec y Mathew, ese momento fue un recordatorio de lo que significaba ser una familia: cuidar, amar y ofrecer un lugar seguro donde todos pudieran crecer, tanto en altura como en espíritu.
A medida que la primavera avanzaba, Luca se integraba cada vez más en la comunidad del pueblo. Los vecinos lo conocían bien y siempre le sonreían o le ofrecían pequeños obsequios cuando lo veían. El dueño de la bodega de vinos, Antonio, incluso le enseñó a hacer pan un domingo por la mañana, y Luca regresó a casa cubierto de harina y con una gran sonrisa en el rostro.
Raíces Profundas también se transformó. Con Luca corriendo entre las plantas, los clientes del pequeño negocio de Alec y Mathew encontraban una atmósfera aún más acogedora y familiar. El niño hacía preguntas, mostraba a los clientes sus flores favoritas y, con el tiempo, llegó a convertirse en una especie de embajador del lugar. Su energía y alegría contagiosas hicieron que Raíces Profundas se sintiera aún más especial para quienes lo visitaban.
Alec y Mathew organizaron talleres de jardinería para niños, enseñándoles a plantar, a cuidar de las plantas, y a comprender la importancia de la paciencia y el respeto por la naturaleza. Fue una iniciativa que atrajo a muchas familias del pueblo y los alrededores, creando un ambiente de aprendizaje y compañerismo que enriqueció la vida de todos.
Una tarde, mientras Mathew estaba ocupado con algunos clientes, Alec y Luca se aventuraron a un campo de girasoles cercano para hacer un picnic. El campo estaba en plena floración, y el sol de la tarde pintaba el paisaje con tonos dorados y verdes. Alec se sentó en una manta mientras Luca corría entre los altos tallos de los girasoles, riendo y explorando con esa inocente maravilla que solo los niños tienen.
Después de un rato, Luca se sentó junto a Alec, respirando pesadamente por la carrera. Alec le ofreció un sándwich, y mientras comían en silencio, Luca miró el vasto campo de girasoles.
“Papá Alec,” comenzó Luca, con una expresión reflexiva, “¿los girasoles siempre miran al sol porque lo necesitan?”
Alec sonrió ante la pregunta, maravillado por la profundidad que a veces encontraba en las observaciones de Luca. “Sí, Luca. Los girasoles giran para buscar el sol porque lo necesitan para crecer. El sol les da la energía que necesitan para ser fuertes y florecer.”
Luca asintió, pensativo. “¿Y nosotros también necesitamos algo para crecer? Como el sol para los girasoles.”
Alec lo miró con ternura. “Sí, Luca. Nosotros necesitamos amor y cuidado, como el sol para los girasoles. Eso nos ayuda a crecer felices, sabiendo que siempre tenemos a alguien que nos apoya.”
Luca sonrió, satisfecho con la respuesta. Se recostó junto a Alec, observando el cielo y los girasoles que se extendían hasta el horizonte. Para Alec, aquel momento representaba la culminación de todo lo que había deseado en su vida: paz, amor y un hogar lleno de personas a quienes amaba.
Con el tiempo, el limonero de Luca comenzó a crecer, y el niño lo cuidaba con una devoción admirable, revisando cada día si habían aparecido los primeros brotes. Alec y Mathew lo ayudaban a regarlo, a protegerlo de los insectos y a enseñarle que, al igual que en la vida, cada etapa tenía su propio tiempo y proceso.
Una noche, mientras Luca dormía en su habitación, Alec y Mathew se sentaron en el jardín de invierno, observando el cielo estrellado, recordando los primeros días de su relación, cuando apenas comenzaban a soñar con un futuro juntos. Ahora, con Luca, esos sueños se habían multiplicado y transformado en algo aún más profundo.
“A veces, me cuesta creer que todo esto es real,” susurró Mathew, tomando la mano de Alec. “Es como si estuviéramos viviendo en uno de esos sueños que teníamos al principio.”
Alec lo miró, sus ojos reflejando el mismo sentimiento. “Mathew, esto es más que un sueño. Lo que hemos construido aquí, con Luca, es algo que va más allá de cualquier fantasía. Es real, y es hermoso.”
Se quedaron en silencio, disfrutando de la quietud de la noche y la paz de saberse juntos. Ambos sabían que la vida estaba llena de desafíos y cambios, pero también comprendían que, mientras mantuvieran sus raíces fuertes y continuaran cuidando de su amor, todo lo que deseaban florecería.
Bajo las estrellas, Alec y Mathew reafirmaron en silencio la promesa que se habían hecho años atrás. Porque, como el jardín que los rodeaba, su relación era un ciclo de crecimiento, de florecimiento y de esperanza. Y con Luca, habían encontrado la manera de dejar un legado, una pequeña semilla de amor y fortaleza que seguiría creciendo en los años venideros.
Mientras se abrazaban, rodeados por el silencio de la noche toscana, ambos comprendieron que sus vidas, como aquel jardín de invierno, siempre estarían llenas de brotes de felicidad que perdurarían, sin importar las estaciones.
La dirección que le diste a la historia me gustó, les diste la oportunidad de acercarce y enamorse, aprender lo que era el verdadero Amor y la confianza de tener a la persona especial, que comprende y ayuda a mejorar la forma de ser!!
Autor@ te felicito, es un gran trabajo. El Amor es un sentimiento, que muy pocos logramos encontrar y entenderlo y valorarlo, cuesta mucho trabajo y alegría y unas veces mucho dolor!!!
Espero encontrar más trabajos tuyos, tienes mucho talento e inspiración, pero sobre todo, Amor por tu trabajo!!!