Soy Azahara y os voy a contar mi historia, aunque no lo creáis, todo lo que os voy a decir es real.
Nunca imaginé que dejaría mi casa, mi ciudad, mi familia y amigos, en fin en dejar mi vida para empezar otra en un lugar diferente donde solo conozco a un par de amigas y lo que menos esperaba era todo lo que me deparaba el futuro con seres increíbles pero reales.
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Capítulo 24. ¿Qué debo hacer?.
Azahara.
Vamos todos en el Jet de Unai, aún sigo pensando en todo lo que nos contó mi padre, asimilando que Unai aparte de ser mi Alfa es mi pareja destinada por la Diosa Luna, no siento nada por él, quizás todo cambie si consiguen encontrar a la hechicera y me quita el hechizo.
No puedo negar que Unai es un hombre guapo, atractivo, fuerte, alto, de piel bronceada, con tatuajes y unos ojos verdes impresionantes, que cualquier mujer caería rendida a sus pies, pero a mí no me gustaba, por el solo sentía rabia alguna vez, quizás fue por como me trato, pero ahora lo entiendo todo, él solo quería dar a entender a todos de que era suya.
- ¿En que piensas Azahara?, se te ve distraída, no quiero que estés mal por todo lo que nos contó tu padre, no quiero que fuerces nada entre nosotros, si tiene que haber algo lo habrá. - respiró profundamente, como si necesitara oler mi aroma. - te confieso que yo no quería tener pareja, huí de Palo De Agua por lo mismo, cuando te vi en el aeropuerto me enfadé, pero ese enfado duró poco, ahora le doy las gracias cada noche a la Diosa Luna por ponerte en mi camino. -
Sus palabras se oían sinceras, por eso no quería hacerle daño, sabía que de una u otra forma lo haría, si me quedaba y al final no encontraba a la hechicera puede que no sientiera nada por él y si me quedo puede que yo no lo sintiera como mi Mate, aunque rara vez sucede eso, ¿qué debo hacer?.
- Todo es muy confuso, quiero intentarlo y ver si puedo sentir algo por ti, pero no quiero hacerte daño, ¿qué debo hacer Unai?. - no podía mirarlo a la cara.
- Solo te diré que no bajes nunca, pero nunca tu mirada ante mí. - puso su dedo índice en mi barbilla y me levantó la cabeza hasta que nuestros ojos se miraron. - Azahara, decidas lo que decidas te apoyaré, pero no puedo negar que me gustaría que me dieras una oportunidad. - su voz era triste, nunca antes la había oído así.
- Está bien, no sé lo que pasará, pero al menos podré decir que lo intenté. -
- Gracias, sé lo difícil que es para ti, prometo ir despacio aunque la impaciencia me pueda. - me dio un beso en la frente.
El vuelo siguió tranquilo, tan tranquilo que me quedé dormida.
- Cariño despierta, hemos llegado. - fue la voz tierna de mi madre la que me despertó.
Llegamos a Palo De Agua, el camino que cogió esta vez el coche no era el mismo que iba a la casa de Unai.
- ¿Dónde vamos?. - pregunté confusa.
- A casa, pero no la que has visto, vamos a nuestra verdadera casa. - dijo sonriendo.
Para entrar cruzamos una reja de color azul que separaba Luna Brillante de Palo De Agua, era precioso, había árboles y flores por todos lados, el camino era largo hasta llegar a lo que parecía una urbanización llena de casas, tiendas, supermercados, cualquiera diría que era como una pequeña ciudad dentro de una gran ciudad, tenía todas las comodidades.
- Esto es un lugar de ensueño, nunca hubiera imaginado que un lugar así existiría. -
- Aquí es donde vivimos todos los miembros de la manada. - se le oía orgulloso. - este será vuestro nuevo hogar, y por lo que veo te gusta bastante. -
- Me encanta, es precioso. -
Unai le ofreció una casa a mi familia cerca de la nuestra, dentro de la manada, él insistió en que viviera en su casa, no podía negarme, ayudó a mi familia y le ofreció protección .
Nos despedimos de mi familia, después fuimos directos a la casa de Unai, llamarla casa sería un gran error, si la que vi era grande, está era enorme.
No podía quitar la vista de la mansión, era grande, hermosa, ni en mi mejor vida hubiera podido vivir aquí.
- Entremos, pronto será la hora del desayuno y necesitamos descansar un poco antes, ahora solo te mostraré tú habitación, cuando desayunemos puedes ver la casa sola o te puedo hacer de guía. - me guiñó el ojo.
- Prefijo que me acompañes, creo que sola me perdería. - dije riéndome.
Subimos las escaleras, había puertas por todos lados, si por fuera era hermosa, por dentro lo era aún más, todo se veía bien decorado y con buen gusto.
- Está es tu habitación, si no te gusta la puedes cambiar, tienes unas cuantas donde escoger. - su sonrisa era radiante, nunca antes me había fijado.
#Habitacion Azahara#
Mis ojos no daban crédito a lo que veía, la habitación era tres veces más grande que la que tenía en casa de mis padres, cuando vi la chimenea caminé hasta ponerme en frente, siempre quise tener una en mi habitación.
- Ni loco pienses que voy a cambiar de habitación, aunque seguramente todas estén decoradas con el mismo gusto que esta, pero no la quiero cambiar. -
Unai soltó una carcajada al oírme.
- Sabía que te iba a gustar y para tu información, está y la mía son las más grandes y solo la de nosotros tienen chimeneas. - aún no se le borraba esa sonrisa.
- Me encantan las chimeneas, desde chica siempre he querido tener una en casa para sentarme frente a ella con un buen libro y una taza de chocolate caliente, mientras se oye la lluvia y el crujir de la madera mientras se quema. -
- Pues parece que tu sueño se hizo realidad. - se acercó a mí. - y espero que esté no sea el único sueño que te pueda cumplir y vivirlo juntos. - pasó su mano por mi mejilla.
Unai era muy cariñoso conmigo, se veía que en verdad me amaba, por un momento sentí rabia e impotencia de no poder sentir lo mismo por él, pero quién sabe, quizás con el tiempo pueda.
- Te dejo descansar, han sido unos días difíciles y te ves cansada, nos vemos más tarde. - me dio un beso en la frente. - que descanses mi Luna. -
- Que descanses Unai. - salió y cerró la puerta tras él.
Era la primera vez que me llamaba mi Luna, cuando lo dijo, algo en mí se inquietó, pero no le di mucha importancia, aunque sabía que la tenía.
Salte en la cama como una niña chica, me encantaba mi habitación, viendo cada detalle de ella me quedé dormida.