No Mientas.

Claro que es el mismo, él solo necesita que te metas a su cama. Como cualquier hombre. —dijo la madre de Silvana, molesta.

¡También lo hice, fui humillada porque no escuchaste, él no me ama, me lo dijo en la cara, tanto que me pidió que me vistiera, esto se acabó! —dijo Silvana enojada, subiendo las escaleras para ir a su habitación.

¡Niña, tonta, es tan fácil amarrar a un hombre.! Dijo su madre y, aunque Silvana la escuchó, ya no se detuvo a pelear con ella.

Silvana subió a su habitación y tomó una fotografía donde estaba con Cristián y la acarició.

¡Sé que esto es porque tienes a alguien más y estás confundido, pero yo te quitaré a todas esas mujeres que nos separan y volveremos a estar juntos! —dijo Silvana mientras miraba la foto.

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Ala mañana siguiente...

Era un buen día, la mañana estaba cálida los pajaritos cantaban mientras amanecía.

Ella, despertó, se puso su bata y bajó al comedor como de costumbre para desayunar, ese día no pensaba en ir a trabajar.

Pero al bajar escuchó la voz de sus padres riendo, así que camino asta el comedor, para saber con quién estaban.

Miró a su padre, que tenía una sonrisa, al igual que su mamá, así que una sonrisa se le dibujó a ella, pero se le borró cuando miro a Cristián, que tenía una sonrisa mientras la miraba.

Buenos días, pequeña, el joven Cristián nos está visitando, nos trae buenas noticias sobre el proyecto —dijo Julio, mientras la miraba con una sonrisa.

La mirada, de Cristian, estaba clavada en Ella, buscaba algún indicio, que le hiciera saber que Ella, hubiese pasado la noche con Jeremy.

Buenos días, señorita. Ella, discúlpeme si la molesto tan temprano, pero estuve contactando con algunas personas y en unas horas más tenemos que firmar para las nuevas máquinas para el proyecto —dijo Cristian, mientras la saluda con un beso en la mano mirándola a los ojos.

Tal vez con una llamada bastaba, señor Cristián, no había necesidad de que viniera a mi casa —dijo Ella, mientras cerró su bata de seda blanca que se le dibujaba en ella, la figura de cuerpo.

Cariño, el señor Cristián también vino a desayunar con nosotros y a disculparse por dudar de ti.- dijo carola, con una sonrisa mientras miraba a su esposo, sabía que Cristián jamás se retractaba de sus acciones y tenerlo en la casa hablaba de que él ya no sería un obstáculo para su hija en la compañía.

¡Bueno, nosotros iremos a vestirnos, los dejaremos hablar y un rato más los empleados servirán el desayuno, con su permiso, señor Cristián! —dijo Julio, contento.

No se preocupe, yo puedo esperar a que todos estén listos, yo llevo prisa, dijo Cristal mirando a ella.

Carola y julio subieron a su habitación contentos con la visita de Cristián, pues eso significa que ya no sería un obstáculo para Ella, en la empresa y que julio se podía retirar y dejarle todo, a Ella.

¿Qué haces aquí, Cristián? —dijo Ella, acercándose a Cristián, para que nadie escuchara. Aunque nerviosa, no cabía la duda de que Cristian era un hombre realmente guapo y sexi y la miraba de una forma que la ponía nerviosa.