Scarlett Donovan es la joven típica que siente que debe ser perfecta, siempre guardando la etiqueta y comportándose a la altura de las expectativas. Su prometido Gianluca Vitale, hijo de una familia influyente en la sociedad Pero que se ve opacado por el desempeño de su tío Massimo. Pero la vida de Scarlett cambiará de un momento a otro cuando descubra el engaño de su prometido y mejor amiga, lo cual la terminara devastando, Pero también la despertara de ese sueño donde la vida es perfecta y la llevará a la vida real. ¿Que hará Scarlett para vengarse? Massimo también ha sufrido una decepción amorosa y odia a las mujeres debido a esto. ¿Que pasará?
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capitulo 23
Pov Scarlett
La forma en que Massimo me besaba era, sencillamente, la gloria. Había algo en la manera en que sus labios se movían sobre los míos, en cómo sus manos me sostenían con firmeza pero con una ternura que me derretía por dentro. Saboreé ese beso, cada segundo, cada instante, hasta que finalmente nos separamos. Cuando abrí los ojos, lo primero que vi fue la expresión de sorpresa en los rostros de todos los presentes. No pude evitar sonreír. Ver la incredulidad pintada en sus caras era una victoria, pero la mayor satisfacción me la dieron las dos mujeres Vitale y, por supuesto, Gianluca.
Giovanni y el hermano de Massimo nunca me habían hecho daño; no, ellos no eran parte del problema. Pero los demás… Eran, sin duda, personas despreciables. La madre de Massimo no tardó en acercarse, arrastrando a su esposo, quien nos felicitó con una sonrisa forzada, mientras ella no disimulaba el mal humor. Pude notar cómo su mirada se tornaba en una mezcla de disgusto e incredulidad, como si todo esto fuera una pesadilla de la que deseaba despertar.
—Massimo, esto es ridículo —refunfuñó, lanzándome una mirada que podría haber taladrado el acero—. ¿Qué significa esto? ¡Necesito una explicación!
Massimo, con su calma habitual, le dedicó una sonrisa que parecía no tener fin. Aquel gesto que siempre había sido capaz de desarmar a cualquiera. Pero yo sabía que, tras esa sonrisa, había un muro infranqueable.
—Madre, esa es mi vida, y soy yo quien decide con quién estar y con quién no. —Su tono fue suave pero firme, dejando claro que no había lugar para el debate.
Fue entonces cuando su madre, sin pensar, soltó algo que me dejó intrigada.
—¿Esto lo haces por lo que pasó con Layla? —dijo con veneno en la voz.
Massimo, que no había esperado esa mención, se tensó. Noté cómo su mano en mi cintura se apretó ligeramente.
—Layla no tiene nada que ver aquí, madre. Si Scarlett y yo nos casamos, fue por amor, y eso es todo lo que necesitas saber —respondió, cortante, queriendo cerrar el tema.
Pero antes de que pudiera decir algo más, una risa sarcástica resonó a nuestro lado. Gianluca. Por supuesto, él tenía que intervenir. Era algo inevitable.
—Amor, dices, tío. —Gianluca se acercó, con esa sonrisa engreída que siempre me había resultado irritante—. ¿De verdad crees que entre ustedes puede haber amor? —dijo, burlón—. Todos saben que Scarlett todavía me ama. No importa lo que digas.
Las palabras de Gianluca me enfurecieron. No pude evitar intervenir. La ira que había contenido durante tanto tiempo se liberó.
—Gianluca, lo único que me queda por ti es desprecio. —Mi voz fue firme, clara, y me aseguré de que todos pudieran escucharme—. El daño que me causaste mató cualquier sentimiento que pude haber tenido. Lo único que deseo ahora es que te mantengas lejos de mí.
Podía ver cómo mi rechazo lo afectaba, pero él, como siempre, no estaba dispuesto a aceptar la realidad.
—Eso no es verdad, Scarlett. Sé que aún sientes algo por mí —dijo, con la misma insistencia de siempre.
Massimo, que había estado escuchando en silencio, decidió intervenir. Se colocó entre Gianluca y yo, su presencia imponente, como un muro que me protegía.
—Gianluca, te exijo que respetes a mi esposa. —Su voz fue baja, pero con un tono que hacía temblar a cualquiera—. Scarlett me pertenece ahora, y lo que tuvieron ya no tiene ninguna relevancia.
La tensión en el ambiente creció. Podía sentir cómo la sala entera parecía detenerse, cada mirada, cada respiración, todas fijas en nosotros, esperando lo que vendría después. Massimo y Gianluca se miraban con una intensidad que hacía que el aire se cortara.
—Basta, suficiente por esta noche —la voz del patriarca, Giovanni, resonó en el salón, cortando la atmósfera como un cuchillo—. Esto es algo que debemos discutir en privado, no aquí. —Su mirada se posó en Massimo—. Mañana iremos a la mansión Vitale, y lo hablaremos como una familia.
No había lugar para objeciones. Giovanni tenía razón, ese no era el lugar ni el momento para una confrontación de ese tipo. Con un asentimiento, Massimo y yo decidimos seguir disfrutando de la velada. A pesar de todo, yo no iba a dejar que un hombre como Gianluca arruinara la noche.
Massimo me llevó al centro de la pista de baile, y la música comenzó a sonar. Bailamos durante toda la noche, moviéndonos juntos como si fuéramos uno solo. No me importaban las miradas de los demás, ni los murmullos que continuaban a nuestro alrededor. Esa noche era nuestra.
Finalmente, cuando decidimos marcharnos, los reporteros que nos esperaban fuera trataron de invadirnos con preguntas. Las cámaras se dispararon, los flashes iluminaban cada paso que dábamos. Pero Massimo, como siempre, mantuvo su calma y me guio hacia el auto, ignorando por completo a los periodistas. Yo hice lo mismo, dejando que mi mente se enfocara en lo único que importaba en ese momento: nosotros dos y lo que vendría después.
Massimo abrió la puerta del auto para que subiera, y mientras lo hacía, no pude evitar sentir una pequeña satisfacción. Estábamos juntos, y eso era todo lo que necesitaba. El futuro podía traer lo que fuera, pero esta noche, esta noche éramos invencibles.