Cristal Herrera una joven que quedó bajo la tutela del doctor Aldo Galarza al perder a sus padres en un accidente, sufre de sonambulismo debido a ese trágico suceso que marco su vida. Su tutor la ayuda a superar ese trastorno del sueño. La llegada de Joaquín, el hijo mayor del doctor, despertó en ella un deseo sexual que solo lo complace en sus sueños o eso ella cree.
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Capitulo 2- Última reunión familiar
Narra Cristal
Soy Cristal vivía muy feliz en una familia tradicional, era la única hija, solo éramos tres de mis abuelos nunca supe nada, según me dijeron mis padres no los tenía. Un día salimos todos en el auto, nos dirigimos a la cabaña donde pasábamos siempre las vacaciones alejado de toda tecnología como decía mi padre, para conectarnos como familia, ellos por sus respectivos trabajos nunca despegaban sus ojos de las pantallas. Pero respetaban la tradición de pasar momentos cálidos y crear lindos recuerdos en familia.
Nunca imaginé que sería la última reunión familiar que tendría, me fui de mala gana, mis amigas hacían fiestas de quince y me perdería dos de ellas por ese viaje familiar.
Mi padre ponía lo mejor de si tratando de pasarme sus conocimientos en pesca, me acuerdo con tristeza que me pase quejando, que ya no me gustaba eso de llenarme de barro y mojarme.
Mi madre me trató de enseñar a cocinar su famoso pan casero, así para las fiestas yo sería la que le ayudaría hacer el festín.
-¿Para qué?... Compremos hecho. Dije refunfuñando.
Ella sonrió negando y con su voz calma me dijo.
-No hay como hacer algo por uno mismo.
Mi padre cocinó el pescado que saco, lo hizo a la parrilla y lo condimento muy bien. La verdad no le tenía fe, pero le salió muy rico.
Íbamos a estar una semana, pero como yo estaba con la cara por el suelo, y que nada me animaba, decidieron regresar antes así asistía al quince de mi amiga.
Cuando me lo dijeron recuerdo que salte del sillón donde estaba tirada leyendo un libro muy aburrido, grite de jubiló y les di un beso intenso a cada uno.
Solo pasamos un fin de semana en familia.
Cuando mi padre salió a la carretera se veía que el tiempo se empezó a oscurecer.
-¿Crees que va a llover?. Consulto mi madre preocupada.
-No... No está pronosticado. Le aseguro mi padre y aceleró a fondo el vehículo. Él dijo eso solo para que mi madre no se preocupara ella le tenía miedo a la tormenta.
Estando a mitad de camino fue como pasar a otra dimensión. De un lado llovía torrencialmente y del otro no.
-No se ve el camino... Pararemos al costado hasta que pase. Anuncio mi padre al ver la cara de mi madre que se aferraba con las uñas al asiento.
-Si. Respondió ella apenas cerrando los ojos, no se porque le tenía tanto miedo a la lluvia, era solo agua.
No habrá pasado ni cinco minutos cuando sentimos que el auto solo se empezó a deslizar, caía tanta agua que inundó los costados haciendo que la tierra se deslice, se produjo un alud de barro y en ella nos arrastró a nosotros.
El terror se apoderó de todos. Mi padre al no poder manejar el auto ordeno que salgamos y nos tiremos antes de caer por el barranco.
Gritábamos desaforados, salimos del auto, caímos en el barro, vi impotente como mis padres eran arrastrados y yo quede agarrada a un árbol que por milagro no fue llevado.
Lloraba de manera desconsolada sin saber que hacer, cuando todo paro gritaba casi sin voz pidiendo ayuda, llamando a mis padres por si se salvaron como yo. No recibí respuestas, no sabía que hacer, no veía nada por dónde salir, cuando me calme un poco descendí del árbol y subí hasta llegar a la carretera, estaba muy cansada, mojada, llena de barro, paro un auto que pasaba justo. Me hablaron lo que bajaron del mismo, no entiendo nada, estaba en shock. Me desplomé ante ellos.
Cuando desperté según me dijeron había pasado dos semanas, me cure de dos costillas fracturadas, de un hombro esguinzado.
Quedé bajo la tutela del doctor Galarza, él fue muy paciente conmigo. Sufría de terrores nocturnos, me pasaba gritando que me moría, o describiendo la escena del accidente como si estuviera viviendo nuevamente el mismo.
Él me apretaba contra su cuerpo, me cantaba o contaba una historia y escuchar su voz me calmaba. Varias noches dormi en su regazo.
Cuando parecía que estaba bien me dejaba acostada en la cama, pero me levantaba a caminar dormida, siempre me paraba al borde de la ventana a llamar a mis padres. Yo no recuerdo, pero él me contaba, después puso sensores de movimiento en la entrada, para enterarse si salía de la casa.
Cómo casi no dormía, estaba todo el día agotada, el doctor me instaba a comer, me ponía horarios y me daba cosas saludables, según había estudiado para curar mi sonambulismo y los trastornos nocturnos, al crear un ambiente tranquilo de confianza y una alimentación sana, eso se curaba, él acudió a esos métodos para no darme medicamentos siendo tan joven y a la vez no quería llevarme en un centro de salud, sabía que ahí no me curarían dejándome a la suerte. Y sobre todo porque consideraba que se lo debía a mis padres por haberlo ayudado en su momento oscuro, donde él estaba sumergido en el dolor y no encontraba salida.
Con el tiempo mejoré, seguía sus reglas al estar muy agradecida por su ayuda. Estudiaba en casa, me costaba salir, sentía que todo a mi alrededor se encogía asfixiandome.
-Ya verás que con el tiempo vas a volver a estar mejor. Me animaba siempre.
Un día conocí a su hijo del que siempre me hablaba, era muy atractivo, pero su personalidad dejaba mucho que desear.
Siempre me buscaba ofender con alguna frase que despreciaba mi figura, o mi aspecto o mi manera de hablar.
No perdía oportunidad en tirarme agravios.
El señor Galarza me pedía que lo entienda, me decía que Joa estaba celoso de mi.
-¿Por qué?. Le preguntaba incrédula.
-Es que paso mucho tiempo contigo. Me dijo el señor Galarza.
Por lo que decidí esforzarme en mejorar y no depender tanto del señor Galarza para que Joa no sienta que acaparaba a su padre.
Una noche Joa me regaló un chocolate, eso me agrado creí que por fin entendía que no era mi culpa por lo que estaba pasando.
Al señor Galarza le dije que le dé las buenas noches a Joa, que no se preocupe por mi.
-Estas segura Cristal... No me molesta leer para que te duermas... Al menos una historia. Me dijo.
-De acuerdo... Pero no sé olvide de Joa... No quiero que me odie por tenerlo conmigo siempre. Le respondí.
Me hice la que me dormí enseguida para que el señor Galarza vaya a estar con su hijo, cuando salió del cuarto aproveche a comer la pelotita de chocolate y me dormí.
No sé cuánto paso cuando siento que se caen sobre mi y al abrir los ojos, veo a Joa sobre mi pecho con sus manos posadas en mis senos y siento algo duro golpeando mi abdomen.
Al reclamarle que hacía me señaló que me salvó de que me caiga por el gran ventanal.
Había caminado dormida, ahí caí en cuentas lo que había pasado, me enojé con él. Me incorpore escapando de ante él, la verdad me asusto un poco sentir sus partes duras contra mi cuerpo. Eso hizo que me estremezca, no se lo que le grite ofuscada, pero fue mi manera de poner un escudo para que no descubra la atracción que sentía por él.
"No me puede gustar, es un cretino", me decía.
Me costó conciliar el sueño, reviviendo su rostro tan próximo al mío, sus ojos mirándome fijo, sus manos acunando en su palma mis gemelas que se me desarrollaron muy pronto y por lo que los sostenes me apretan y como sentí sobre mi abdomen la dureza de su masculinidad.
Tenía curiosidad de como se veía, jamás ví uno, salvó los que nos mostraban en dibujos en los libros, pero no uno en vivo y en directo.
Con mis amigas habíamos pactado que cuando nos recibamos conoceríamos ese órgano que tanta curiosidad nos provocaba y perderíamos la virginidad ese mismo día de la recepción.
Gla que era la más osada de todas nos enseñaba como deberíamos actuar en pleno acto, nos reímos todas con la zanahoria en la mano imaginando que era un órgano masculino, nos decía como debíamos comerlo como helado, que era lo que le gustaba a los hombres, según ella leyó de una revista de su hermana mayor, como debíamos hacer un juego previo para que no sea tan molesto la primera vez o no era necesario, porque cuando se le hacía el trabajo del helado los chicos largaban su escencia y ya quedaba como fideo mojado y asi no servía mas después.
Recordaba mordiéndome los labios, pero con Joa eso ni pensarlo, era un clavo en el c*l*.
Por suerte después no se me cruzaba en el camino, y podía desarrollar mis actividades tranquila.
Supere mis problemas para dormir y el señor Galarza me inscribió en un internado para señoritas. Me alegro poder salir y relacionarme con mis pares.
Hice amigas, me desarrollé más y mis curvas sacaba más de un suspiro, hasta las chicas querían conmigo, probé un poco, pero me sigue gustando el pepino, aunque aprendí a besar de todas las maneras.
Pasaron cinco años y en mis sueños húmedos estaba Joa, maldición que no me lo sacaba de la cabeza.
Cuando recibí la invitación de la graduación de él en su carrera se me alborotaron las hormonas. Estaba hermosa, desarrollada, ya no era esa niña de hace unos años, ahora era una mujer y tenia la edad para que me tome en serio y no me vea como una niña.
Cuando llegue del aeropuerto me arregle, el cansancio no lo sentí, tenía la energía de verlo nuevamente.
Pero había olvidado lo pedante que era, volvía a tratarme mal como si le hiciera algo malo.
Y no me dejaría pisotear, había aprendido mucho para dejarme intimidar por él.
Por eso cuando dijo que no le provocaría nada a sus amigos y que solo correrían al escucharme hablar, sonreí a mis adentros, no hablaría, le haría algo que hasta a ellos los dejaría callados.
Le aposté a que no sería así y una apuesta es una apuesta.
Estábamos discutiendo los términos cuando apareció el señor Galarza.
-Joa puedes llevar a Cristal a la casa... Surgió una emergencia. Le dijo, nos dió un beso y se fue.
-Esto no puede ser verdad... No tengo tiempo de ser niñero. Ofusco molesto
-No necesito que me cuides. Le aseguré.
-Te dejaré en la casa... Pero tengo otro compromiso. Me dijo serio.
-¿Tienes una colonoscopia?. Le pregunté.
-Ja...Ja ... ¿Qué graciosa?. Me dice cerrando el puño.
-Tienes cara de disfrutar esas exploraciones. Le aseguro.
-Y tú de tomar la sopa. Me dice.
-No te voy a negar que he recibido propuestas... A diferencia de ti... De los dos lados me llaman. Le aseguro.
-Para tu información... Las chicas caen a mis pies. Me dice golpeando la mesa.
-Sera por tu olor a pata. Le respondí.
En eso sonó mi celular y me llegó un audio del chico que está loco por mi. Aunque no le he hecho mucho caso ante Joa a propósito escucho el mensaje.
#Cuentame que ropa interior llevas. Decía el audio.
-Que iluso, no traigo ninguna. Murmuró a propósito solo para ver la cara del otro.
-Con razón el olor a bacalao. Dijo el muy idiota.
-Llevame... Tendré una video llamada con mi novio. Le digo.
-¿A caso es un ciego que no te ve como eres?. Me pregunta como para ofenderme.
-Por eso toca... Y vaya que manos suaves tiene. Le respondo mordiéndome los labios.
Él se para molesto y veo que se le aproximan los amigos.
-¿Dónde vas Joa?. Le preguntan.
-Debo llevar a la nenita a dormir... Antes que se le pase la hora. Le dice.
-He sido una niña mala... Y necesito que me azoten duro. Le digo palmeandome la nalga y le guiño un ojo.
-Yo. Gritaron en coro los tres que estaban ante mi.
-Mantenganse lejos... Les puede contagiar algo feo. Le dice Joa empujándolos.
-A quien le gustaría ser mi doctor... Tendré que sacarme todo para que me revise. Le digo y veo que Joa me fulmina con la mirada.
-Me recibí salto uno... Soy doctor.
-No tienes matrícula. Le dice Joa.
En eso mi celular sonó y atendí era mi amiga.
#Si amor. le respondo como siempre.
#Luis me dejó. Llora del otro lado.
#Oh cariño... No amor... Llegó a casa y hacemos una videollamada. Le aclaró y cortó.
-Llévame. Le digo a Joa que sigue hablando con sus amigos.
-Nos vemos... Nos reunimos ahí. Concluyó Joa.
En el auto no me dirigió la palabra, veía que se mordía las uñas.
Cuando llegamos a la casa me guía a mi viejo cuarto.
-No debes mostrarte desnuda en videollamada... Ni mandar fotos... Hay muchos hackers que pueden usar tu imagen para las páginas pornos. Me dice serio.
-Por eso lo hago en persona. Le respondo y veo que suspira pesado fregando su cabeza.
Se marcho y aproveché a sentarme en la cama para hablar con mi amiga que necesitaba de mi consuelo, de paso puse música, como tenía la casa para mí sola la recorrí bailando, me quite el vestido, quedando solo en pantis, solté mi cabello tapando mis senos, no me gusta usar sostén, me incomodan, busque una remera y me la puse.
En la cocina saque un pepino y se lo enseñe a mi amiga con la que tenía la videollamada y ella reía porque sabía que significaba, me lo metí en la boca de una manera sensual y lo mordí haciendo un sonido de gemidos.
Con mis payasadas logré que ella deje de llorar y se le pase.
*Cristal