Ella necesita un esposo para poder obtener la herencia que le dejó su abuelo, a él le quieren imponer un matrimonio. Un momento de confusión los hará conocerse y él aprovechará esa oportunidad para escapar del matrimonio que no desea, sin saber que gracias a ella también obtendrá la libertad que tanto ansiaba.
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Solo hace falta tiempo
Annia salió de la empresa rápidamente, con las emociones a flor de piel. Las palabras de Kyle seguían resonando en su mente. Había ocultado su verdadera identidad todo este tiempo, y la sensación de traición la ahogaba. Agitó la mano para detener un taxi, y cuando uno se detuvo, se metió rápidamente en el asiento trasero.
-A la Avenida Park, por favor- dijo, tratando de controlar su voz temblorosa.
Mientras el taxi se alejaba, Annia miraba por la ventana, luchando contra las lágrimas. No podía entender cómo Kyle había podido ocultarle algo tan importante. Se suponía que el matrimonio debía ser un lugar de confianza y honestidad, y ahora sentía que todo se había tambaleado.
Dentro del edificio, James recibió un mensaje de Kyle, quien ya se había subido a su automóvil para ir detrás de Annia.
-James, necesito que te encargues de Elena y Marcos. Asegúrate de que no vuelvan a entrar aquí.
James asintió, su expresión igualmente grave.
- No te preocupes, Kyle. Lo haré.
Mientras Kyle se apresurababen poner en marcha él auto, James se acercó a Elena y Marcos, que todavía estaban asimilando la revelación.
-Bien, señores. Es hora de que se vayan- les dijo James, su tono no dejando lugar a dudas.
Elena lo miró con furia.
-¿Quién te crees que eres para decirnos qué hacer?
James mantuvo su compostura, sin inmutarse.
- Soy el encargado de asegurarme de que la empresa funcione sin problemas. Y ustedes dos han causado suficientes problemas por hoy. Así que les pido que se vayan y no regresen.
Marcos frunció el ceño, pero no dijo nada. Sabía que no tenían otra opción. Tomó a Elena del brazo y la dirigió hacia la salida, murmurando maldiciones en voz baja.
-No hemos terminado aquí, James- dijo Elena, lanzándole una última mirada de odio antes de salir.
James los observó irse, luego suspiró y se volvió hacia su oficina. Sabía que esto no era el final, pero por ahora, había hecho lo necesario para proteger a Kyle y Annia.
Mientras tanto, Kyle iba conduciendo a muy alta velocidad, su mente estaba enfocada en una sola cosa: alcanzar a Annia y explicarle todo con lujo de detalles.
El trayecto le pareció interminable. Cada semáforo en rojo, cada peatón que cruzaba la calle, todo parecía conspirar para retrasarlo. Finalmente, llegó a la casa y estacionó apresuradamente. Al entrar, llamó a Annia.
-¡Annia! ¿Dónde estás?
La encontró en la sala, de pie, mirándolo con los ojos llenos de dolor y confusión.
-¿Por qué no me lo dijiste? - le reguntó Annia, con su voz quebrándose.
Kyle se acercó, tratando de mantener la calma.
-Annia, por favor, déjame explicarte. No quise ocultártelo para herirte. Quería protegerte.
Annia negó con la cabeza, sin poder contener las lágrimas.
- Protegerme, ¿de qué, Kyle? ¿De saber quién eres realmente? ¿De qué se supone que me protegías?
Kyle suspiró, sabiendo que tenía que ser honesto.
-De todo lo que conlleva ser parte de esta familia, Annia. La presión, las expectativas, los enemigos. No quería que eso te afectara. Pero me doy cuenta de que fue un error no decírtelo. Lo siento mucho.
Annia lo miró, sus lágrimas corriendo por sus mejillas.
-No sé si puedo confiar en ti ahora, Kyle. Esto es demasiado.
Kyle dio un paso adelante, tomando sus manos entre las suyas.
-Entiendo que estés herida, y lo lamento profundamente. Solo te pido una oportunidad para demostrarte que puedes confiar en mí. No quiero perderte, Annia.
Ella apartó la mirada, su corazón dividido entre el amor que sentía por él y la traición que la consumía. Finalmente, asintió con la cabeza.
-Necesito tiempo, Kyle. No sé si puedo perdonarte ahora, pero no quiero tomar una decisión apresurada.
Kyle asintió, entendiendo su necesidad de espacio.
-Lo entiendo, Annia. Tómate el tiempo que necesites. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, y haré lo que sea necesario para recuperar tu confianza.
Ambos se quedaron en silencio, el peso de la situación colgando en el aire. Kyle sabía que había mucho trabajo por delante para sanar las heridas que había causado, pero estaba dispuesto a hacer todo lo posible para enmendar sus errores. Mientras tanto, Annia se debatía internamente, buscando la manera de reconciliar sus sentimientos de amor y traición.
Tras haber tenido aquella charla, Kyle recogió algunas de sus pertenencias en silencio. El ambiente en la casa estaba cargado de tensión y tristeza. Annia lo observaba desde la puerta del dormitorio, con los brazos cruzados y la expresión llena de dolor.
-Lo siento mucho, Annia- dijo Kyle, con sus ojos fijos en los de ella- Prometo que voy a recuperar tu confianza, cueste lo que cueste.
Ella asintió lentamente, sin decir una palabra. Kyle se acercó y le dio un beso suave en la frente antes de girarse y salir de la casa. Annia se quedó en la puerta, observándolo hasta que desapareció de su vista. La casa se sentía vacía de repente, y el silencio era ensordecedor.
Se dejó caer en el sofá de la sala, acurrucándose en un rincón, y finalmente permitió que las lágrimas fluyeran libremente. El dolor de la traición era profundo, y se sentía perdida y sola.
De repente, su teléfono sonó, sacándola de sus pensamientos. Era Cleo. Annia contestó, tratando de controlar su llanto.
-Hola, Cleo.
-¡Annia! - exclamó Cleo- Tengo que decirte algo muy importante. El Kyle con el que te casaste no es el modelo que se suponía que era.
Annia cerró los ojos, sintiendo que una nueva ola de tristeza la inundaba.
-Sí, Cleo, ya lo sé - respondió con un hilo de voz.
-¿Qué? -Cleo parecía sorprendida- ¿Cómo lo sabes?
Annia suspiró, tratando de encontrar las palabras para explicar lo que había pasado.
-Acabo de enterarme- comenzo a explicar- . Él no es un modelo desempleado. Es el nieto del dueño de la empresa de publicidad en la que trabajo. Me lo ocultó todo este tiempo.
Cleo guardó silencio por un momento, procesando la información.
-Annia, lo siento mucho. No sabía nada de esto. Solo supe del percance del modelo hace un rato y pensé que debía decírtelo.
-Gracias, Cleo- dijo Annia, apreciando el gesto de su amiga- Aprecio que me lo hayas contado.
-¿Cómo estás? -preguntó Cleo con suavidad.
-No lo sé- admitió Annia- Me siento traicionada y perdida. No sé en quién confiar ahora.
-Lo siento mucho, amiga- repitió Cleo- Pero recuerda que siempre puedes contar conmigo. Si necesitas hablar o si quieres venir a quedarte aquí, mi puerta está abierta.
Annia agradeció el apoyo de su amiga y prometió mantenerse en contacto. Tras colgar, se quedó un rato más en el sofá, reflexionando sobre todo lo que había ocurrido. Sentía que su vida se había vuelto un caos en cuestión de días, y no sabía cómo seguir adelante.
Después de un rato, se levantó y se dirigió al baño para lavarse la cara. Observó su reflejo en el espejo, viendo la tristeza en sus ojos. Sabía que tenía que encontrar la fuerza para enfrentar esta situación, pero en ese momento, todo parecía abrumador.
Decidió tomar un largo baño caliente para intentar calmarse y pensar con claridad. Mientras el agua corría, trató de ordenar sus pensamientos y emociones. Sabía que tenía que hablar con Kyle de nuevo, pero también sabía que necesitaba tiempo para procesar todo antes de poder enfrentar esa conversación.
Por ahora, lo único que podía hacer era tomarse un día a la vez, confiando en que eventualmente encontraría una manera de sanar y seguir adelante.