El Reinado De Juliette

Juliette se vio abrumada por las palabras del Rey, sintiendo la responsabilidad apoyada en sus hombros. Un nudo se formó en su garganta al comprender la magnitud de la encomienda que le había sido confiada. A pesar de la sorpresa inicial, su determinación se avivó, y un destello de valentía brilló en sus ojos.

— Padre, haré todo lo que esté en mis manos para proteger al reino y a Cyrus — afirmó Juliette con voz firme, comprometiéndose a cumplir con el legado que se le había confiado.

El eco de las palabras del Rey resonaba en su mente, recordándole la importancia de preservar la armonía y la justicia en el reino. Juliette entendió que su papel como guardiana del trono requeriría coraje, sabiduría y sacrificio, y se preparó para enfrentar los desafíos que se avecinaban con determinación y nobleza en su corazón.

El rey sonrió con orgullo ante la actitud madura y comprometida de Juliette. Comenzó a detallar los pasos que ella debería seguir para asegurar un reinado sin contratiempos. Entre sus consejos, resaltaba la importancia de la diplomacia, la escucha activa, y la toma de decisiones basadas en la justicia y la empatía. El monarca compartió su sabiduría acumulada a lo largo de los años de gobierno, guiando a Juliette en el camino hacia su papel como futura líder del reino.

Juliette escuchaba atentamente cada palabra del rey, asimilando sus enseñanzas con humildad y determinación. Con cada consejo, su confianza crecía y se fortalecía su resolución de proteger el legado de su padre y velar por el bienestar de su pueblo. Juntos, padre e hija trazaron el camino que conduciría a Juliette a convertirse en una gobernante justa, sabia y compasiva, lista para enfrentar los desafíos que aguardaban en su camino hacia el trono.

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El silencio se adueñó de la sala tras la partida de Félix, dejando a todos sumidos en sus pensamientos sobre cómo abordarían y presentarían al reino la situación que enfrentaban.

Juliette emergió de sus reflexiones y se puso de pie con una mirada decidida.

— Debemos estar listos. Si nos demoramos demasiado en guardar silencio, las cosas podrían salirse de control en el reino — declaró Juliette, enunciando la urgencia de actuar con prontitud y transparencia ante la incertidumbre reinante.

Emir y María dirigieron sus miradas hacia Juliette, esperando con ansias sus palabras.

— ¿Ya tiene un plan señorita? — preguntó María con esperanza en sus ojos, mientras Emir también aguardaba expectante a que la joven compartiera su idea.

Juliette sostuvo la mirada con determinación y seguridad en sí misma. 

— Sí, sé qué hacer, y voy a necesitar su ayuda — anunció con firmeza, revelando su confianza en el camino que había decidido tomar para enfrentar los desafíos que les aguardaban.

Juliette caminaba con determinación hacia otro lugar, seguida de cerca por María y Emir. Mientras avanzaban, Juliette se dirigió a Emir.

— Necesito que me describas cuáles son las reglas que deben cumplirse para reclamar el trono — solicitó Juliette, dejando en claro su necesidad de comprender las normas que regían la sucesión al trono. Emir asintió y comenzó a describir detalladamente las reglas y protocolos que debían seguirse para garantizar una transición ordenada y legítima del poder. 

1. Sucesión hereditaria: La transición del poder se basaba en la herencia dentro de la familia real. El primer en la línea sucesoria era el hijo mayor del monarca, garantizando la continuidad de la monarquía.

2. Declaración oficial de sucesión: Se emitía una declaración oficial al pueblo y a las autoridades del reino anunciando la muerte o abdicación del monarca reinante y la identificación del nuevo monarca.

3. Período de luto: Tras la muerte del monarca reinante, se observaba un período de luto en el reino durante el cual se realizaban ceremonias fúnebres y se honraba la memoria del monarca fallecido.

4. Coronación: El nuevo monarca era coronado en una ceremonia solemne y pública, donde se le otorgaban los símbolos del poder real, como la corona, el cetro y el manto real.

5. Juramento de lealtad: El nuevo monarca prestaba un juramento de lealtad al reino y a su pueblo, comprometiéndose a gobernar con justicia y en beneficio de todos.

6. Ceremonia de investidura: Se realizaba una ceremonia de investidura donde el nuevo monarca recibía la aceptación formal y el reconocimiento de las autoridades, nobles y líderes religiosos del reino.

8. Presentación a la corte y al pueblo: El nuevo monarca se presentaba ante la corte y el pueblo para ser reconocido y aclamado como el legítimo soberano, y para recibir los respetos y felicitaciones de sus súbditos.

9. Periodo de gracia: Se instauraba un período de gracia al inicio del reinado del nuevo monarca, durante 

el cual le permitía adaptarse a sus responsabilidades y conocer a fondo los asuntos del reino.

— Estas son las reglas... — Comentó el Pelirrojo, dirigiendo su mirada a la albina. Juliette suspiró y asintió, preparándose mentalmente para formular una pregunta anticipada.

— Y… ¿Cuáles son los requisitos que debe cumplir la persona que aspira al trono? — preguntó la joven, sintiendo un nudo en la garganta.

— Bueno… Para aspirar al trono en una monarquía tradicional, los requisitos comunes suelen incluir:

☆ Ser de linaje real o noble. ☆ Ser varón en sistemas de sucesión agnática. ☆ Ser mayor de edad.

☆ Cumplir con educación y preparación adecuadas — enumeró Emir.

Juliette suspiró al darse cuenta de que no cumplía con los dos primeros requisitos. Se llevó la mano a la sien, sintiendo el peso del estrés que la invadía ante el desafío que implicaba su situación. La incertidumbre y la presión se cernían sobre ella mientras reflexionaba sobre su próxima decisión.

— "Entonces él no bromeaba conmigo esa vez…" — susurró para sí misma, una sonrisa nerviosa asomando en su rostro. Pasó su mano por su cabello, apartándolo hacia atrás en un gesto de reflexión.

María y Emir observaban con curiosidad, intentando captar las palabras que la joven murmuraba en voz baja. 

La joven volteó y, tras un suspiro, finalmente habló.

— Bien... Eso podemos arreglarlo... — dijo Juliette, mostrando una mezcla de nerviosismo y determinación en su voz.

Emir levantó una ceja con curiosidad.

— ¿Te refieres a los dos primeros requisitos? — preguntó, buscando claridad en las palabras de Juliette.

— Sí, me refiero a los dos primeros — confirmó Juliette con determinación.