Diana es una mujer que llegó a la gran ciudad cuando apenas era una adolescente, tuvo que trabajar en diversos oficios, hasta que conoció a Lucas, el hombre que la llevaría a conocer el mundo de las Damas de compañía...
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Visita de Susana.
Diana.
Susana me ha llamado y me ha dicho que viene la próxima semana de visita, cosa que me emociona mucho ya que ella es como una hermana para mí. Además, cuando viene me divierto mucho por la competencia que tienen entre ella y Rafi por quién es el mejor tío de los dos. Ciertamente mi astuto hijo sabe jugar sus fichas, así que los mantiene contentos a ambos.
- Apúrate Luciano que tía Susana ya está que llega y tenemos que estar en el aeropuerto.
- Mami, es que tengo que verme muy guapo, la tía Susana trae a Amahía y ella será mi esposa cuando seamos grandes.
Mi hijo y sus ocurrencias.
Se me olvidaba decirles que Susana entró a la moda de las madres solteras, claro está, ella recurrió a la ensiminación in vitro. Me dijo que ya se sentía vieja y que era hora de conformar una familia, aunque sea de dos. Amahía es una niña preciosa, muy dulce y con unos preciosos ojos que cuando los miras, sientes que pueden ver a través de tu alma.
También les cuento que con los años, mi tienda de ropa se ha cotizado, permitiéndome abrir otras tres más en la ciudad. Rafi es quien se encarga de buscar a los proveedores. El hombre es un genio en eso de los negocios, solo que es un talento desaprovechado.
Nunca tuve el valor de vender mi departamento en Madrid, cada mes recibo puntual el pago de mi renta, en la inmobiliaria me dijeron que el inquilino ha sido el mismo durante todos estos años y que al parecer, no tiene intenciones de irse. Pues después que sea puntual con el pago.
Llegamos mi hijo yo al aeropuerto, no terminamos de entrar muy bien cuando escucho un grito de mi escandalosa amiga que viene corriendo hacia nosotros, con una pequeña a su lado. Nos abrazamos y los peques también lo hacen entre ellos.
- Madre mía, mira nada más que guapo está mi sobrino. - toma por las mejillas a Luciano que le palmea las manos para quitársela de encima.
- Tía que me vas a dejar sin cara... - se queja mi bebé.
- Es que mira nada más que guay te ves, eres todo una monada de chaval. - le dice ella toda emocionada.
- Mejor vamos, mi madre está cocinando tu comida favorita.
Salimos del aeropuerto para ir a mi van que es mi auto desde que tuve a Luciano. Es muy cómoda y además puedo también cargar cosas de la tienda.
Los niños van entretenidos viendo en la pantalla trasera del auto, Ocean Explorers, caricatura que les encanta a ambos.
Llegamos a casa, donde mamá nos esperaba emocionada, ella ama a Susana como si fuera su propia hija,le agradecía mucho, el haberme tendido la mano cuando terminé en la calle porque no me dejé prostituir por mis ex. Mi madre sabe de mi antiguo oficio, también sabe de mi historia con Teodoro, siempre me ha regañado por no decirle sobre Luciano, dice que él tiene derecho a saber de su existencia así no lo quiera en su vida. Os juro que me da miedo que lo desprecie por ser hijo mío, eso sí que no lo soportaría, pues yo puedo soportar todo, menos que dañen a mi bebé.
- Esta comida sabe a gloria, mamá Tere. - Susana halaga la sazón de mi madre - Juro que si no fuese porque mi negocio está en Madrid, me vengo a vivir a Santander, solo para comer estas delicias que solo tú cocinas.
- Muchas gracias, cariño, por mis niñas, lo que sea. - sí, mamá nos trata como si fuéramos chiquillas aún.
- Mamá, ¿Ángeles vendrá hoy? - Ángeles es mi hermana, quien vive en un pueblo cercano donde ejerce como psicóloga de un plantel educativo.
- Pues me llamó para decirme que si, que viene con David. -
David es su novio, un tío que me cae de la patada, siempre que viene me mira cómo si quisiera desnudarme sin tener el más mínimo respeto por mi hermana. El capullo se ha atrevido a proponerme que es capaz de dejar a mi hermana si yo lo acepto.
Le faltan varios centímetros de estatura para siquiera acercarse a Teodoro, quien sigue instalado en mi corazón como la primera vez que descubrí que estaba enamorada de el.
¡Joder! Cómo quisiera poder arrancármelo de una buena vez del corazón y del alma.