LA PODEROSA EJECUTIVA

Estaba sentado con los niños en la sala, uno a cada lado, terminando de ver la película.

Hace como una hora llegó Darla junto a Hernán y el hermoso Sky, que está sentado en el suelo de la sala. "Es hermoso ese perro, tengo ganas de conseguir uno para los niños", pensé.

El sonido de mi celular me sacó de mis pensamientos. Miré en la pantalla y era Eduardo, mi jefe de seguridad y mi mejor amigo. Está loco, pero no tanto como para asustarnos. Me reí internamente, así que me levanté del cómodo sofá donde los niños me miraban mal. Susurré "No me demoro, contesto y vuelvo".

—Aló, habla rápido, estoy ocupado.

—Dante, amigo, ¿dónde estás?

—Estoy en casa con mis hijos —hablé un poco retirado—. ¿De verdad que quieres, Eduardo?

—No me lo vas a creer, amigo. Tanto tiempo por querer saber quién es la "poderosa ejecutiva" y la estoy viendo en estos momentos en acción.

Le quitó los dedos de la mano uno por uno, después cortó la mano. Ahora le arrancó la lengua y dio la orden de matar a la familia de Alfonso Tunes.

—¿Quién es? , Eduardo .

—Amigo, es muy sexy y linda —bromeo, le digo riéndome a carcajadas.

—Deja de reírte y dime de una vez quién es, para que nos ayude a encontrar a Leonor y acabar con ella y sus socios.

—Está bien, te diré, pero no te vayas a enojar con ella.

—Es tu hermosa mujer, la "poderosa ejecutiva".

—¿Qué? ¡De verdad, Eduardo!

—No la dejes salir de la bodega y entretenga la, voy a recogerla. Voy a castigarla en una habitación de hotel.

Admiro a mi mujer, la amo más que nada en este mundo.

—¿Dante, amigo, los niños con quien los vas a dejar? —le digo con el ceño fruncido, no los puedes dejar solos.

—No seas idiota, Eduardo. Darla y Hernán llegaron hace un rato, así que los voy a dejar con ellos.

—Está bien, amigo, yo te voy a retener a tu hermosa mujer, pero no te demores.

—Ya salgo para allá, en el camino llamo al hotel para pedir la habitación y cómo quiero que me la decoren.

—Gracias, amigo, me despido y cuelgo.

—¿Papá, qué haces? —me asustaste, Valeri.

Hija, tengo que salir, pero vuelvo por la tarde con tu mamá.

Se portan juiciosos con la tía Darla, por favor Valeri.

—Sí, papá, lo sé —respondo con una sonrisa y dejándole un beso en la mejilla. Espero que Alejo no se enoje, papi. Él quería ir al parque para jugar fútbol contigo.

—Papá, ¿vas a salir? —pregunta Alejo, esperando la respuesta de Dante antes de volver su mirada al televisor de nuevo.

—Sí, voy a ir a recoger a tu mamá, pero tenemos algo que hacer, así que llegamos por la tarde.

—Se portan bien. Gracias por entenderlo, los dos —murmuro, mientras me coloco la chaqueta, agarro las llaves del auto, me acerco a mis hijos y les doy un beso a cada uno.

Alejo está serio, entonces le digo: —Oye, campeón, mañana tú y yo vamos a jugar fútbol. Espero que te guste. —Lo veo sonreír y eso llena mi corazón. Es mi hijo y me duele dejarlo triste.

—¡De verdad, papá! —hablo emocionado porque me encanta el fútbol.

—De verdad, hijo. Mañana vamos todos al parque, después vamos a comer helado todos. —Le sonrío y salgo del apartamento a buscar a mi hermosa mujer para castigarla por no decirme que es ella la poderosa ejecutiva.

Subo al auto. Antes de arrancar, llamo al hotel para pedir una habitación y solicitar que la decoren como yo quiero. Hoy es el día de entregarle este hermoso anillo que he guardado durante cinco años a mi hermosa rosa.

 "Hoy te haré sonreír", murmuro lleno de esperanza y tranquilidad al pensar que la haré feliz hoy, mañana y siempre. Se me llena el corazón de felicidad, donde siento que sus latidos aumentan a mil por hora. El amor te hace soñar; una caricia, un beso de la persona que amas te lleva al cielo de una manera que no puedo describir. Solo sé que la amo con una intensidad que nadie puede comprender.

 Estoy nervioso, no lo puedo negar. Me imagino un "no" o un "sí" como respuesta, pero no soy un cobarde, así que me voy a arriesgar hoy. Doy la vuelta al auto y veo la bodega de estacionamiento, luego bajo del auto. "Pensé que ya no venías, amigo." "Hola, Eduardo", le digo con una sonrisa malvada (lo hago porque sé que no le gusta que le sonría malvadamente). "No me des esa sonrisa, Dante, te pareces al payaso It."

—Jajajaja, Eduardo, ¡serás imbécil, amigo! Eres un maldito asesino, en pocas palabras, un mafioso, y le tienes miedo a la sonrisa del payaso IT.

—Deja de burlarte de mí. Ve a buscar a tu mujer por salir de la bodega.

—¿Dónde está? —pregunto señalando con el dedo. Me acerco con cautela y quedo detrás de ella, abrazándola por la cintura, dejando un beso en su cuello y otro en su mejilla. «Hola, mi amor», le susurro al oído.

—Dante, mi amorcito, ¿qué haces aquí? —mi voz sale en un hilo debido a los nervios que tengo.

—Me abraza más fuerte y me pega a su cuerpo. “Vine por mi mujer, por mi hermosa rosa, pero ahora sé que es la poderosa ejecutiva. Así que tendrás tu castigo, mi cielo."

—Dante, mi amor, yo te lo iba a decir esta noche, pero… —no termino de hablar cuando estampa sus labios en los míos, dándome un beso apasionado y mordiéndo me el labio. —Te amo, tú me complementas, mi hermosa rosa, o mi hermosa y sexy "poderosa ejecutiva".

La alzo en mis brazos para llevarla al auto.

La subo al auto, le abrocho el cinturón, le doy un casto beso en esos labios que me matan, doy la vuelta, me subo y arranco el auto.

—Dante, mi moto se quedó en la bodega, ¿dónde me llevas?.

—No me hables, estás castigada hasta que lleguemos al lugar donde vamos —siento su mano en mi pierna acariciando mi muslo.

—Daiana, quita la mano de ahí. Si me dices que me amas —susurro y paso saliva. La miro por un momento y le digo: «Te amo, mi hermosa rosa»...

Continuara...