Alan, si existe otra vida y te encuentro, prometo que huiré de ti, me alejaré tanto como pueda. Tal vez pienses que soy una cobarde pero con una vida junto a ti es más que suficiente. Te deseo felicidad, que ames y seas amado por la mujer que escogiste. Adiós Alan.__ Génesis, si existe otra vida, prometo que nada podrá separarme de tí, ni siquiera tú lo podrás hacer, por más que huyas yo te alcanzaré, te amare y te haré feliz, ¡por qué nadie puede hacerme feliz, si no lo haces tú! Te elijo a tí, y mil vidas lo haría, no existe un adiós será un para siempre, vuelve a la vida Génesis.
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CAPITULO 21
Alan camina a pasos lentos pasando de un lado al otro de aquel Koenigsegg Jesko negro, respira una y otra vez mientras escucha los gritos de aquella hermosa peliblanca, que golpea el vidrio de la ventana de aquél auto.
__ ¡dejame ir Alan! ¿Qué te pasa? ¿Acaso estás loco? Alan en ningún momento encuentra sosiego en su corazón, no hace más que desesperar, las palabras que dijo su madre se repiten como eco en su mente.
Detiene sus pasos por un momento y se queda mirando a Génesis. Lleva sus manos a su cabeza para soltar un grito de frustración, Génesis lo mira desconcertada. «acaso está loco» es lo que piensa ella. Cuando siente que él quita el bloqueo del auto trata de abrir la puerta pero sigue con seguro, va hacia la puerta del conductor y se encuentra de frente con el rostro de Alan.
__ ¡Estás loco! ¡Déjame bajar! golpea una y otra vez el pecho de Alan. ¡abre el maldito auto! Grita ya desesperada, pero no hay respuesta de parte de Alan, él la toma suave de las manos para poder ingresar.
__ ¡deja de moverte! Necesitamos hablar.
__ ¡no quiero! no eres nadie en mi vida. Los pensamientos lo dominan y no tolera pensar que Génesis tenga a alguien más en su corazón.
__ ¿Estás con alguien? Pronuncia después de minutos de silencio
__ ¿de qué hablas? ¿No creo que te importe nada mío? Alan voltea y la mira directamente a los ojos con una sonrisa peculiar en su rostro. __¡Dime Genesis Frakmann! ¿Puedes amar a alguien más? El corazón de Génesis se llenó de miedo, no podía pronunciar ninguna palabra. ¿acaso él también recuerda el pasado? Era lo que la atormentaba, ambas miradas no podían separarse, cada uno analizaba al otro, sin dejar ver lo que realmente sentían.
__ ¿de.. de qué estás hablando? No encuentra respuesta de parte de Alan, en vez de ello él aparta la mirada y arranca el auto.
__ ¿por qué lo haces, Alan? El desespero en la voz de Génesis es palpable. ¿Adónde me llevas? ¡Estás completamente loco! ¿Has perdido la cordura? Génesis habla sin parar, quizás se deba a los nervios que la embargan en el momento.
__ ¡solo quiero que hablemos! Tranquilízate.
__ ¿Tienes que secuestrarme? ¡Te quiero lejos de mí! Me oíste ¡lejos! Lejos… Repite muy histérica golpeando el auto. Lo que hace que Alan detenga el auto.
__ ¡BASTA! Te lastimaras, mírame Genesis. ¡Tu eres mía! Nadie puede alejarme de tí, ¡ni siquiera tú lo harás! habla con una voz fuerte haciendo que el cuerpo de Génesis tiemble, por supuesto que él lo nota, y se disculpa de inmediato. ¡Estoy desesperado! Habla de nuevo pero más suave, y sin mirarla, por qué su mirada está perdida en la carretera. Enciende el vehículo y avanza sin decir nada por algunos minutos. ¿Es mucho pedir que me escuches? Pero ahora es él quién no encuentra respuesta de parte de Génesis, solo un silencio sepulcral en todo trayecto. Génesis se recostó sobre el vidrio de la puerta, recordando cada calle por dónde pasaban, las conoce de memoria. Recuerda muy bien la primera vez que entro al lugar, una cúpula formada por triángulos que se entrecruzan formando la estructura externa del edificio.
__ ¿qué hacemos aquí? Pronuncia Génesis, suavemente.
__ ¡Quiero enseñarte mi lugar favorito! ¿Podemos hablar civilizadamente? A lo que Génesis levanta una ceja.
__ ¡eres tú quien no lo hace!
__ ¡perdón! sus miradas se cruzan quedando fijas el uno al otro. ¿Acaso escuchó bien? El Alan que ella conoce jamás ha pedido perdón. ¡Perdón por mi actuar! ¿podrías escuchar mis razones? Genesis le afirma con un movimiento de cabeza y sin apartar la mirada de aquellos ojos miel, que la miran con arrepentimiento. Ya nada puede hacer, está muy lejos de su casa. Alan desbloquea el auto y baja para rodear el auto y abrir la puerta por dónde baja aquella peliblanca. Para ser tomada de la mano de aquel pelinegro, e inmediatamente ella la rechaza soltándose de su agarré.
__ ¡avanza por favor, yo te sigo! Él la mira tristemente, no puede evitar ese sentimiento pero es normal ya que el la obligó a venir.
__ ¡no me quiero arriesgar! Necesito que me escuches, ¡déjame llevarte de la mano por favor! Alan estira su mano y Génesis la mira muy pensativa, decide tomarla para salir de esa situación cuanto antes. Alan la guía hasta el elevador para ingresar juntos, mientras oprime el botón del piso número cuarenta y nueve. Pero ella en ningún momento lo volvió a mirar a los ojos mientras que él no podía apartar la mirada de aquella ojiazul.
Al abrirse el elevador Génesis puede mirar como el lugar está tal cual lo recuerda, el techo de vidrio, soportada por un tejido triangulado que se superpone a la estructura y que finalmente remata en un domo que cubre un espacio desde el cual hay una espectacular vista de trescientos sesenta grados sobre la ciudad, dónde tantas veces miro el atardecer abrazada a Alan, o contemplaron las estrella acostados en aquél sofá. «por supuesto que fue cuando fueron novios» Las losas circulares de cada piso, sus muebles, recuerda muy bien dónde estaba ubicada aquella mesa donde comieron el día que él le confesó su amor, fue la primera vez que la llevó a ese lugar.
__ ¿te gusta el lugar?
__ ¡es hermoso! Puedes por favor hablar, quiero marcharme de este sitio cuánto antes.
__ ¡te conozco desde mi infancia Génesis!...