Boda En Máfia

...🅳🅾🅼🅸🅽🅸🅲 🆂🅰🅻🆅🅰🆃🅾🆁🅴...

Las cosas se complicaron aún más. Como líder de la mafia, sabía que podía manejar la situación. En colaboración con mi consejero Enzo, despedí a todas las chicas del club nocturno, proporcionándoles una compensación justa y asegurándome de que recuperaran sus derechos. Sin embargo, esto trajo consigo otro problema con mi padre.

Al salir del club, me dirigí a la mansión en respuesta a la llamada urgente de Lorenzo. La tensión llenaba el aire cuando entré en la sala. Lorenzo, mi padre, no escatimó palabras para expresar su enojo por el cierre del club.

— ¿En qué estabas pensando, Dominic? ¡Cerrar el club fue un movimiento demasiado arriesgado! Esa era nuestra fuente de ingresos significativa, y ahora, tenemos el problema con los rusos. Tu impulsividad nos puede costar caro, cazzo.

Manteniéndome firme, respondí con determinación:

— El club estaba sucio, papá. No podía permitir que las atrocidades continuaran. Necesitamos encontrar una solución para los rusos, pero no voy a ser cómplice de ese negocio sucio. No más. Y además de todo esto, la policía me está investigando, pero lo resolveré.

La discusión entre Lorenzo y yo revelaba las diferencias fundamentales en cuanto a la dirección que la mafia debería tomar, y la tensión en la sala solo aumentaba.

Mi padre no parecía dispuesto a aceptar mi decisión. Se quejaba de la importancia del club para el negocio y de las consecuencias que mi actitud traería. Nuestras voces resonaban en la sala, creando un ambiente pesado.

— ¡Siempre actúas sin pensar, Dominic! — exclamó Lorenzo. — Esta decisión puede costarnos caro, y ahora tenemos a los rusos en nuestra puerta. ¿Cómo pretendes manejar esto? Dime.

Mantuve mi posición, mirando a los ojos de mi padre.

— Encontraré una solución, pero no a costa de la explotación y el sufrimiento de los demás. Resolveré todos mis problemas, siempre lo hago y lo sabes.

Frente al enfrentamiento con mi padre, las palabras se convirtieron en puentes frágiles entre la comprensión y el conflicto. La tensión flotaba en el aire, revelando la metamorfosis que Valentina y nuestro hijo causaron en mí.

— ¿Por qué estás haciendo todo esto? ¿Quién eres, Dominic? Has cambiado mucho. — dijo mi padre, visiblemente cansado.

— Soy yo, papá. El mundo oscuro cambió mi esencia. Perdí a la mujer que amo hace cuatro años...

— Cállate. ¿Qué futuro tendrías con una mujer pobre como esa? — Papá se levanta, expresando su descontento. — Una cualquiera. — completó él.

— No hables así de Valentina, papá. No permitiré que la ofendas en mi cara.

— Entonces, dime, ¿de qué familia mafiosa es ella? ¿Eh? ¿Qué pasó con las malditas reglas que pasé años respetando, para pasarlas a ti como herencia, para que al final las pisotearas y las tiraras a la basura?

— ¿Las reglas? Las rompí, papá. Rompí esas malditas reglas. ¿Y sabes por qué? Porque la amo, y de ese amor nació un hijo que tanto querías. Mi hijo y tu nieto.

La expresión de mi padre cambia al escuchar acerca de un nieto. Me doy cuenta de que toqué algo profundo en su corazón.

El silencio llenó el ambiente, como si las palabras pronunciadas fueran un terremoto, sacudiendo las estructuras de la familia mafiosa. Mi padre, ahora más tranquilo, reflexionaba sobre los cambios que había introducido en su visión del mundo.

— Eres un tonto, Dominic. ¿Abandonaste todo por una mujer y un hijo? Eso es debilidad, no amor. — murmuró.

— Tal vez sea un tonto, papá, pero prefiero ser tonto por amor que ciego por la ambición desmedida. — retruqué con firmeza.

Lorenzo suspiró y, en un gesto sorprendente, se volvió a sentar. Una conversación inesperada comenzó entre nosotros, un intento de comprender las razones detrás de mis elecciones y el cambio radical en la dinámica de nuestra familia.

— ¿Y qué edad tiene mi nieto? ¿Cómo se llama, cómo es? — preguntó con un toque de curiosidad.

— Es un chico muy guapo, mi pequeño clon. Tiene 4 años, se llama Renner. Un chico sorprendente e inteligente.

Al compartir detalles sobre Renner, mi padre parecía más abierto, como si la idea de un heredero, incluso nacido fuera de las reglas tradicionales de la mafia, trajera un destello de esperanza. La conversación continuó y, poco a poco, el hielo entre nosotros comenzaba a romperse.

Más tarde, cuando salí de la mansión, me subí a mi coche y me dirigí a la sede de la mafia. Necesitaba descubrir algunas cosas sobre Diogo, y fue entonces cuando encontré en su celular las llamadas, fotos juntos e incluso conversaciones entre él y Sarah. Lógicamente, Sarah envidia a Valentina, por tener una vida tranquila y una profesión digna. Junté todas las piezas. Después, entré en mi coche y me dirigí a casa de Valentina. Me arriesgué, incluso sabiendo que los malditos policías estaban detrás de mí. Todo por culpa de Sarah.

Ahora, la rabia de Sarah hacia mí es porque maté a su novio, cuando en realidad lo hice para vengar la supuesta muerte de ella.

No puedo negar que Diogo trabajó muy bien a mis espaldas. El maldito no solo me traicionó, sino que también trajo a mi hijo con la intención de que lo matara, sabiendo que era mi hijo. Lo que él no esperaba es que yo sabía de mi paternidad.

Después de haberle dicho a Valentina que iría a buscarla para que nos fuéramos a otro lugar por un tiempo, fui a casa y volví por la noche como había acordado.

Avancé por las calles oscuras, las gotas de lluvia mezclándose con las sombras, cuando de repente, una presencia se manifestó frente a mí. Hombres imponentes, con expresiones imperturbables, hablando ruso, bloquearon mi camino.

— Dominic, ¿pensaste que podrías salir ileso de esto? — dijo el líder ruso, un hombre corpulento con un fuerte acento.

La lluvia caía fuerte, pero esa tormenta no impedía que los rusos bloquearan mi camino. En ese momento, Valentina y mi hijo venían a mi mente.

Con los rusos estaba el canalla que quería comprar a Valentina. Era de esperar.

Salí de mi coche y me coloqué al frente. — Hola también para ti, Ivan. Veo que estás bien acompañado. — me referí al canalla árabe.

— Siempre lo estoy, mi viejo amigo. Mientras haces enemigos por un c0ño, yo hago amigos. — se rió irónicamente.

— No estoy aquí para discutir negocios pasados, y mucho menos mi vida personal. Ahora, quítate de mi camino.

En ese momento, mis guardaespaldas y los de Ivan, entraron en una guerra. Perdimos algunos hombres en esa batalla. Hasta que sentí una bala atravesarme, cuando iba a disparar al árabe, mi vista se nubló y caí allí mismo.

— Parece que el increíble Dominic encontró su fin. — Ivan se rió burlonamente.