Ekrem Latouff es un hombre que ha alcanzado todo lo que se ha propuesto en la vida, tiene control total en cada una de sus acciones, menos en sus sentimientos. Ama profundamente a la única mujer que moralmente, no debería amar.
Una marcada diferencia de edad y un parentesco no consanguíneo los separa.
¿Podrá Ekrem Latouff enfrentar los prejuicios y conquistar a Sophie Klein quien está ajena a esos sentimientos?
Acompáñame, para que juntos desentrañemos se historia
NovelToon tiene autorización de Lia Thiago para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Veintitrés
^^^"El mejor lugar para llorar es en los brazos de una madre."^^^
^^^Jodi Picoult^^^
Los ojos de Sophie brillan admirando a su hijo en la pantalla del ecógrafo, fuertes y rápidos latidos se convierten en la música más hermosa que ha escuchado en su vida.
— ¿Cómo está mi hijo doctor? ¿le pasa algo? — pregunta al notar que esta vez la revisión ha tardado un poco más de lo normal.
— Todo está perfecto, tiene el tamaño y peso adecuado para las semanas de gestación, pero... — la futura madre no lo deja terminar.
— ¿Qué tiene mi bebé doctor Müller? — dice preocupada, en tanto el médico con una media sonrisa, responde negando con la cabeza.
— Nada, solo que está en una posición que no se puede ver el sexo...
Los días siguen pasando y en vista que todo esta bien con su embarazo, Sophie aprovecha para dedicar toda su energía a registrar su marca y hacerla despegar, tomó una gran cantidad de pedidos no solo de la Mosela alemana, también lo hizo de la francesa y luxemburguesa, ante tanto esfuerzo, por las noches cae rendida y con las extremidades inflamadas, pero todo sea para brindarle un buen futuro a su bebé.
En Luxembugo, Ekrem se sobrecarga de trabajo para no pensar, lo que resulta en la rápida expansión de su empresa al costo de un gran agotamiento físico y mental.
En los últimos días, se ha sentido intranquilo, como si algo malo estuviera a punto de pasar, pero no logra descifrar qué es, unas cuantas veces en el día se pregunta cómo estarán Sophie y su hijo, es en ese momento en que la amargura le embarga.
Sophie se encuentra en su negocio, ya llegó a la semana 20 de gestación y lleva un par de días con un intenso dolor de cabeza, sin que los analgésicos puedan aliviarlo, por lo que se comunica con su médico para adelantar la fecha de la consulta.
— ¿Vino sola? — interroga el galeno, después de haberle tomado la presión arterial. A Sophie le extraña la pregunta, ya que es primera vez que la hace.
— Si doctor, ¿Algún problema?
— Eso es lo que quiero descartar — responde para indicarle de urgencia exámenes de proteinuria y conteo de plaquetas, extendiendo la orden agrega — debería llamar a alguien, usted quedará en observación, de aquí no puedo dejarla ir hasta que tenga los resultados de laboratorio.
La joven gestante está aterrada, el médico no dijo nada más y ella temiendo lo peor tampoco preguntó, así que decidió llamar a Emma para que le hiciera compañía.
— Te dije que estabas trabajando demasiado — le reprende la anciana junto con llegar.
Sophie baja la mirada y lágrimas se escurren de sus ojos, la anciana la abraza maternalmente diciendo — no te pongas así, no llores, cálmate que eso le puede hacer daño al bebé.
— Tengo miedo — dice temblando.
Al cabo de unas horas el médico tratante llega con los resultados
— Señora Klein, es lo que temía, tiene que cuidarse, por lo pronto debe tener actividad física moderada, vigilar su presión arterial y los movimientos del feto.
— Doctor Müller ¿Es grave lo que tengo? — al fin resuelve a preguntar.
— Usted presenta síntomas consistentes a preeclampsia — responde — vamos a indicarle el tratamiento a seguir, para que todo salga bien, pero debemos comenzar desde este momento a tratar la enfermedad...
Todos los días Sophie toma su presión y registra en un cuaderno los datos, a pesar de cumplir todas las indicaciones del médico, continúa la hinchazón en sus piernas, trata de pensar positivo, pero el miedo que pierda a su hijo la invade y no la deja relajarse...
Hoy la chica despierta con dolor de cabeza intenso y la visión un poco borrosa, a medida que transcurre el día empieza a sentir un dolor debajo de la costilla derecha y dificultad para respirar. Emma la acompaña al médico, pues sabe esos son síntomas de que su preeclampsia se agravó y lo más probable es que quede hospitalizada.
El pronóstico médico no es muy alentador, de continuar los síntomas, por lo que Sophie en un acto de amor, toma la mano de su casera y amiga, suplicando — por favor si en un momento piden decidir entre mi vida y la de mi hijo escoge a mi hijo y toma este número — lo dice extendiendo un papel — es el número del padre de mi bebé, yo trataré de aguantar lo más que pueda por él. — las lágrimas salen a raudales —si yo no sobrevivo entregárselo a él, él es un buen hombre, lo ama y lo va a cuidar bien.
— Está bien aunque creo que eres tú quien debe decirle. Ese hombre necesita estar aquí al momento que su hijo nazca, debe ser él quien esté con ustedes y quién decida. — expresa apesadumbrada acariciándole la cabeza y tomando de la mano a la temblorosa chica.
— Él no va a perdonarme, pero sé que no desamparará a su hijo — responde dejando caer sus lágrimas.
Los esfuerzos médicos dan sus frutos y al cabo de un par de semanas, Sophie es dada de alta.
Los rayos de un nuevo día despunta en el horizonte, en la ciudad de Luxemburgo el empresario se prepara para comenzar su jornada, pero antes, debe ser una visita a su hermana pues está de cumpleaños.
Al llegar a la mansión Weber se encuentra con un mensajero haciendo entrega de un gran ramo de rosas blancas y rosadas.
— Feliz cumpleaños hermana parece que Frank se lució esta vez, ella busca extrañada el remitente, pues no es el color que usualmente le regala a su esposo y encuentra una tarjeta donde se puede leer "Eres la mejor madre que pude tener, feliz cumpleaños. Con amor Sophie".
Ekrem siente un dolor en su pecho y la tristeza se instala en su mirada. necesita saber dónde se encuentra la mujer que lleven su vientre a su hijo.