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Renaciendo De Fuego Libro #2

Renaciendo De Fuego Libro #2

Status: Terminada
Genre:Mafia / Malentendidos / Traiciones y engaños / Completas
Popularitas:530
Nilai: 5
nombre de autor: Mar-4538

La miro, estupefacto. Se ve tan hermosa con esa bata blanca, y la blancura de la habitación contrasta con su hermoso cuerpo latino que me enloquece. Siento que estoy soñando, pero se ve muy real. Cuando ella nota mi mirada, me quedo helado. La mirada que me daba antes era de amor... ahora es como si estuviera viendo a su peor enemigo.

—Por tu culpa mi vida se jodió —me dice, con la voz llena de rencor.

—No, Morgan, nena, yo traté de salvarte, te amo. Fui lo más sincero que pude contigo a pesar de lo que pasó con Madison —le respondo, desesperado.

—Por tu culpa estoy así.

—No, sabes que no es verdad —le insisto.

—Sí, estoy muerta por tu culpa. Solo tú tienes la culpa por haber entrado en mi vida. ¡TE ODIO! —me grita con todas sus fuerzas.

Trato de acercarme para abrazarla, pero cuando al fin la tengo entre mis brazos, se deshace, como si fuera de humo.

Me despierto sobresaltado, empapado en sudor. Mi respiración está agitada y siento mis mejillas mojadas por las lágrimas

NovelToon tiene autorización de Mar-4538 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo: 8

CALEB.

—¡Vamos, Caleb, eres peor que una chica! —grita Dylan desde la habitación de al lado.

—Oye, las chicas no somos lentas —se defiende Alisha.

—Parecen unos putos críos. Dejen de pelear y vamos, que la noche es joven —anima Connor.

Mierda. Ni siquiera tengo ganas de ir a una puta fiesta. El lugar a donde quiero ir y la persona con la que quiero estar son imposibles. Si tan solo hubiera anticipado su plan, la habría detenido. Pero como dicen, el "hubiera" no existe.

Me levanto de la cama y me coloco frente a la puerta. La verdad es que estoy listo desde hace varios minutos, pero los estoy retrasando para ver si se van sin mí. No quiero ir a fiestas, esto solo empeorará las cosas.

—Caleb, vamos, esto funcionará. Vuelve a la normalidad por una noche.

Salgo de la habitación y me enfrento furioso a Connor.

—Bien, lo haré, pero si esto se vuelve peor de lo que era, te subirás a un puto avión y te irás de aquí para siempre.

—Está bien. Si las cosas empeoran, me iré y no sabrán nada más de mí —acepta, con un tono serio.

Paso por su lado, golpeándolo con mi hombro, y camino hacia la salida. Me subo a mi auto y, justo cuando voy a arrancar, la puerta del copiloto se abre y Connor se sube.

—Mierda, Connor, no necesito una puta niñera, ¿de acuerdo?

—Vine contigo porque quiero hablar tranquilamente.

—Dale, ¿y de qué vamos a hablar? ¿De cómo me viste la cara de imbécil al no decirme que estabas enamorado de Morgan? ¿O de cómo fuiste tan cobarde y nos abandonaste cuando más unidos debíamos haber estado? Dime, ¿cuál de todas las charlas quieres tener? —le digo, descargando mi enojo.

—Caleb, creo que en realidad estás molesto y herido, y no solo conmigo, sino con todo el mundo, y lo peor es que hasta contigo mismo. Solo recuerda que tú no la mataste... esa fue decisión de ella. Además, el que la orilló a eso fue nuestro padre.

—Entonces, ¿por qué siento que te fuiste por mi culpa? Tú piensas que soy el culpable de su muerte, y es lo que me duele, porque no solo tú piensas eso, Hunter también lo piensa aunque no diga nada.

—Bueno, si en algo estamos de acuerdo, es que tú la lastimaste mucho por envolverte con su hermana horas antes de su muerte, y eso la afectó. Se sintió culpable por haberte rechazado, pero en realidad tenía miedo.

—Y claro, ¿cómo no iba a tener miedo de una mierda como yo?

—No, te equivocas, hermano. Ella tenía miedo de que tú pensaras que estaba manchada y sucia —me revela, con voz suave.

—Pero... yo nunca la vería de esa manera. Ella era alguien muy importante para mí, alguien muy especial, y la amaba como no tienes idea —le respondo, con los ojos cristalizados.

—Bueno, querido hermano, ¿tú crees que a ella le gustaría ver cómo te derrumbas?

—Sí... no, no lo sé, joder. Le hice demasiado daño. Tal vez esté feliz de ver cómo arruino mi vida por sentirme culpable.

—Verás que en 10 meses todo estará mejor, y ya no dolerá tanto su partida.

—¿Y si para entonces sigue doliendo?

—Tendrás que aprender a sobrellevarlo.

Suspiro y pongo el auto en marcha. La verdad es que me aterra la idea de no superar su muerte nunca. Sé que solo me torturo y no la dejo descansar en paz, pero simplemente no puedo.

CALEB.

Ya llevamos unas cuantas horas en la fiesta. Desde hace rato, Connor se fue con Dylan a conseguir a alguien para bailar, Hunter se fue con Alisha a tratar de salvar su relación, y Mason se fue con una vieja amiga.

Yo, en cambio, estoy parado en el bar, mientras pienso en Morgan, como siempre lo he hecho últimamente. De repente, siento que alguien se sienta a mi lado y, cuando volteo, Natalia aparece en mi campo de visión.

—Hola, Caleb, cuánto tiempo —me dice, con una sonrisa.

—Sí, vaya... desde... —dejo la frase a medias, ya que recuerdo que ese día ella me besó y Morgan pensó que la estaba engañando. Me aclaro la garganta y cambio de tema—. ¿Cómo has estado, Nati?

—Dios, genial, ¿no se nota? Hace un mes fui a Hawái con mis padres y me quedó un bronceado espectacular. Deberías verme en traje de baño, me queda de maravilla.

—Me alegro mucho por ti —le digo, sin ganas.

—Vaya, qué aura tan triste tienes... ¿Tú... tú estás bien?

—Sí, claro —respondo, evasivo.

—Oye, y hablando de la última vez que te vi, ¿te causé muchos problemas con tu novia?

—No, y ella ya no es mi novia.

—Oh, cielos, no lo sabía... pero no te preocupes, que probablemente no valía la pena —dice, tomando mi mano y sonriendo.

—De hecho, sí la valía, y no es que termináramos... ella murió —le digo, con un nudo en la garganta.

—Joder, vale, que no es una buena broma, Caleb.

—No es broma. Murió hace dos meses.

—Mierda... ¿Y cómo te encuentras? ¿Necesitas apoyo?

—No, Connor se está encargando de eso. Tú tranquila —le digo.

—Bueno, y... ¿te apetece bailar? —pregunta, con la esperanza en los ojos.

Miro la pista de baile y, sinceramente, me entra un enorme pánico. ¿Y si a ella le molesta esto? No debería hacerlo, tengo que respetar su memoria, ¿no?

"¿Hablas de respeto cuando en vida le pusiste los cuernos con su hermana?", me recuerda mi estúpida conciencia.

Lo sé, soy un cínico. Tal vez debería aceptar para poder dejarla descansar un rato, ya que todo el tiempo la tengo en mi mente.

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