Salem escapó de la oscuridad para refugiarse con una bruja Pero la oscuridad la mato . Durante años esperó en silencio a la niña de ojos ámbar que la bruja le había mencionado.
Y un día, Clarisse llegó.
El destino, sin embargo, pronto la apartó: fue enviada a la Academia de Brujas, un lugar antiguo donde las jóvenes aprendían a dominar sus dones. Cinco años después, vuelve convertida en una hechicera que apenas comienza a descubrir la magnitud de su poder.
No estará sola. Un cuervo sarcástico, tan fiel como insoportable; un tigre y un puma que ella misma rescató y que ahora la reconocen como su reina ; y Salem, el misterioso gato que nunca la abandonó, serán sus guardianes en la batalla contra las sombrasen la oscuridad.
Entre secretos familiares, pactos rotos y un linaje perdido. Clarisse deberá descubrir hasta dónde llega su poder… y qué precio está dispuesta a pagar por él.
¿Estás listo para entrar en un mundo donde nada es lo que parece, y hasta la magia tiene un precio?
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ANTES DE LA BATALLA
El bosque la envolvía, misterioso y peligroso, pero ella avanzaba con determinación. La noticia del embarazo de Seraphine resonaba en su corazón, recordándole que tendría que volver antes que Nazca su hermanito o hermanita ,y por los secretos que aún estaban por revelarse.
NARRA CLARISSE....
Nuestra travesía desde que dejamos lo que alguna vez llamamos “hogar” ha sido… indescriptible.
Quizá las palabras no basten para hablar de las heridas del alma que deje atrás cuando hable con mi madre , de los pasos entre árboles susurrantes, de las noches donde el miedo se acurruca a tu lado como un huésped incómodo..Salem me acompañó. Por primera vez, el misterioso gato decidió caminar junto a mí sin que nadie lo obligara.
La primera noche transcurrió… tranquila, o eso creí. Bueno, casi.
A mitad de la noche, un rugido sordo hizo temblar la barrera mágica que había instalado para protegernos. Un tigre herido emergió de entre los matorrales, su pelaje a rayas cubierto de sangre seca, los ojos turbios por el dolor. Sentí el miedo trepar por mi espalda; cada fibra de mi ser me decía que nos atacaría.
Salem bufó, arqueando el lomo, preparado para pelear.
Corvyn graznó con ese tono suyo, entre broma y alarma, sin saber si huir o hacer un comentario sarcástico.
Pero yo… yo solo actué.
Levanté una barrera impenetrable, de esas que hacen que desaparezcas del mundo, invisible incluso para las sombras. Dentro de ella, abrigamos al tigre.
Salem no estuvo de acuerdo. Murmuró en su idioma felino, mezcla de fastidio y advertencia.
Corvyn, como siempre, no perdió la oportunidad:
—Claro, bruja compasiva… ¿Qué sigue? ¿Un dragón herido? ¿Un troll con complejo de abandono?
Con el paso de las horas, sin embargo, vi cómo el tigre se calmaba. Incluso… creo que habló con ellos. Algo cambió en su mirada al encontrarlos.
Corvyn bajó la guardia. Salem dejó de bufar.
Cuando finalmente me recosté, exhausta, fue Corvyn quien murmuró:
—Duérmete, niña. Yo vigilaré… pero mañana me cargas tú. No soy un cuervo cualquiera.
Y así fue como terminó la primera noche.
Al amanecer, el tigre nos miró por última vez.
Se alejó lentamente, pero no sin antes hacer algo que me dejó helada: una reverencia.
Una criatura salvaje… agradecida.
Seguimos avanzando, el corazón aún cargado con esa escena.
Y fue entonces cuando lo encontramos:
Un venado, muerto.Su cuerpo yacía entre las hojas, casi sin sangre, como si alguien le hubiera arrancado el alma.
Me incliné para despedirme de ella, cuando algo se movió dentro del cadáver.
Retrocedí con horror.
Salem maulló, un sonido seco y urgente, de advertencia.
El instinto me empujó a actuar: usé mi magia para abrir la piel desgarrada.
Y de ahí… emergió un venadito, apenas respirando.

La madre había estado embarazada.
La criatura había nacido del cuerpo muerto de su madre .
Mi corazón se quebró en mil partes.
No pasó mucho antes de que el padre venado llegara.Lo vi correr hacia nosotros con desesperación.
Y tras él… más venados salieron del bosque.
Algunos con heridas.Otros cojeaban.
El bosque estaba gritando.
Y nosotros no habíamos querido escuchar.
—¿Qué está pasando aquí…? —murmuré, mientras sentía el poder recorrerme desde el pecho hasta las palmas.
No podía quedarme mirando.
Extendí mis manos, lancé un hechizo de renovación vital, y también uno para que cualquiera que los atacarán sufrieran daños y observé cómo la energía tocaba a los animales.
El bebé se puso en pie.
Una venada se acercó con su cría para que lactara.
Y al ver esa escena… lloré.

El padre venado caminó hacia mí.
Di un paso atrás, temiendo que me culpara, que me atacara.
Pero no.
Me hizo una reverencia.
Fue entonces cuando Corvyn se despertó y, con su humor habitual, lo arruinó.
—Ah claro, ahora eres la reina del bosque. ¿Cuándo empiezas a cobrar alquiler?
Quise responderle, pero su siguiente frase me heló más que cualquier sarcasmo:
—Clarisse… esto no es normal. Ni un poco.
No preste atención a las palabras de Corvyn solo seguimos avanzando.
El tigre, a la distancia, nos seguía.
Y cada tarde, traía algo.
Un conejo. Una perdiz.
Era su manera de decir gracias.
Nunca hablaba. Nunca se acercaba más de lo necesario.Solo entraba a la barrera en la noche para protegerse en la tercera noche.
Una pantera, herido y jadeante, apareció entre las sombras.
Venía huyendo de algo…Y lo que sea que lo perseguía, no era natural.
—¡Ayúdalo, Clarisse! —graznó Corvyn con un tono que no había oído antes.
Suplicaba.Abri la barrera rapidamente y dejé que entrara .Le dije a la pantera que estaría a salvo.
—Oscuridad ...alcanzo a decir para luego desmayarse a mis pies.Entonces, lo vimos.
Una figura se arrastraba entre las sombras.
Oscura.
Deforme.
Con ojos vacíos y un aura helada.
—Espectro… —susurró Corvyn—.
Eso no debería estar en tierra. Clarisse, ¡NO LO TOQUES!...Pero ya era tarde.Me había rozado.
Sentí el contacto como si una aguja de hielo me atravesara el alma.
Pero lo que pasó después fue aún más extraño.
El espectro… gritó.Su brazo se derritió al tocarme, como si hubiera puesto la mano en ácido puro.
Corvyn se quedó sin palabras.
Salem se encorvó, listo para saltar.coml si su pequeño cuerpo pudiera hacer algo ,ahora me arrepentía de haberlo arrastrado conmigo ,aunque en primer lugar nunca lo invite,Pero aún así su compañía me calienta el corazón.
—No tengo tiempo para juegos —dije, con voz temblorosa pero firme.Cuando vi que aquel espectro se desvanecía.
El silencio dura apenas unos segundos tras derrotar al espectro.
Un suspiro. Un aliento de alivio.
Y entonces… el bosque ruge otra vez.
Cinco sombras más emergen entre los árboles, retorcidas, sedientas, con sus ojos huecos clavados en mí.
(imagen de referencia de como son los espectro) pinterest
No dan tregua. No razonan. No sienten.
—¡Clarisse! —grita Corvyn desde el aire—.
¡No te detengas! ¡Destrúyelos ahora, antes de que te hagan daño!
Levanto las manos, el aire se vuelve espeso, acatando la orden de Corvyn.Mis ojos brillan dorado.La tierra tiembla.
Uno se lanza hacia mí, pero lo detengo en el aire con un hechizo de encierro.
Otro intenta rodearme; lo golpeo con una ráfaga que lo hace estallar en neblina negra.
A los demás… no les doy oportunidad.
“Ignis fracta!”
Grito con el alma, y una explosión de luz los consume a todos.No dejo ni sus cenizas.
Corvyn baja del cielo, agitado, con las plumas desordenadas.
—¿Estás bien? —pregunta.
Mi respiración es pesada, el corazón retumba en mis oídos.
—Sí… pero…
