¿Tu Eres Mi Esposa? Completa

...Elena: ...

Todo lo que había pasado el día de hoy me tenia completamente estresada.

Me estaba constando trabajo respirar. Me moje el rostro con agua fría conteniendo las nauseas.

Mi rostro estaba pálido, creo que eran todas la noches sin dormir las que me estaban cobrando factura.

— ¿Que crees que haces estupida?

Un Franco muy enojado se hizo presente mientras me encontraba recargada en el lavabo.

Me tomó del cuello y me llevo hasta la pared, me pegó a ella con fuerza.

— ¿Por que rayos te metiste a trabajar aquí?

— No puedo respirar. — Pude decir apenas. Me soltó pero caí al suelo, tosí tratando de capturar un poco de aire. — Te juro que quise negarme, pero Elliot insistió, he tratado de mantenerme alejada de él pero es muy difícil si estamos viviendo juntos. — Jadee.

Se agachó y me tomó del cabello.

— ¿Y que crees que va a pasar si estás las veinticuatro horas con el? ¿Ha?

— No pasará nada, de todos modos ya nos vamos, en cuanto el proyecto termine, todo esto terminará también. — Quería tranquilizarlo y me soltó.

— Maldita sea, maldita sea. — Golpeó una puerta de los baños. — Ese maldito infeliz.

— Hay un problema más grande. — Me vio y yo lo vi desde el suelo. Me tomo de los brazos y me levanto bruscamente.

— Habla.

— El quiere conocer a mi padre.

— ¿Para que? ¿No le dijiste que te quieres divorciar?

— Si se lo dije, pero no escucha.— Me suelto de su agarre, no tolero que me esté tocando. — Dice que quiere hacerme sentir bien, que mi padre esté junto a mi. Me negué pero el me saco mil soluciones para todas las escusas que le di.

— Si ve a tu padre nos va a descubrir.

— Si ve a mi padre, el podría morir, no se si su corazón lo vaya a resistir. — Le dije con enojo.

Sacó su teléfono.

— Llámalo.

—No por supuesto que no, si voy a decirle esto se lo diré de frente, estaré con él por si algo le pasa con la noticia.

— Esta bien. Preguntale a Elliot cuando quiere ver a tu padre. Prepararé todo para que cuando tú padre llegué haya tiempo de hablar con él antes de que Elliot lo vea.

— No quiero que mi padre se meta en esto.

— Ya es muy tarde. Más te vale que lo convenscas de que se quede callado.

Se marchó, quito el seguro de la puerta y revisó que nadie lo viera salir.

Llegue a la oficina de Elliot, el dijo que era mejor ya retirarnos debido a que ya estaba anocheciendo.

Mientras íbamos en el coche, yo pensaba en cómo iba hacer para decirle a mi padre, ya por si sola esta mentira era muy difícil de sostener, entre más personas se involucraran sería mucho más difícil.

— ¿Estas bien? — Me pregunta Elliot.

— Si ha sido un día con muchas emociones es todo.

— Llegaremos a casa cenaremos algo rico, dormiremos y mañana sera otro día.

— Claro. — Si tan solo Elliot supiera que no puedo dormir.

Habíamos subido a tomar un baño, cada uno a su recámara, le dije a Elliot que necesitaba relajarme y él optó por hacer lo mismo.

Bajamos a cenar y comimos bastante.

Después decidimos ir a descansar. Mientras subíamos decido preguntarle.

— Elliot ¿cuando te gustaría que mi padre venga a visitarnos?

— Lo antes posible, quiero que tengas a tu padre contigo.

— ¿Te parece bien en una semana? En lo que arregló todo.

— Está perfecto.

Llegamos a la puerta de mi habitación.

— ¡Buenas noches! — Se despidió de mi y me dio una sonrisa.

— Buenas noches — Dije, dio media vuelta para marcharse. — Elliot.

El solo se giro un poco.— Dime.

— Podrías… — Trague saliva, se me habían atorado las palabras. — Podrías dormir con migo esta noche por favor.

Un brillo especial se reflejó en sus ojos. Una mezcla de emoción e incertidumbre.

¿Que diablos estaba haciendo?

— Si duermo contigo no sera solo para darte el beso de buenas noches. — Me tomó de la cintura pegándome a la puerta.

— Confió en que sabrás comportarte.

Tensó su manodibula. — ¿Es por tus pesadillas? — Asentí con la cabeza. — Esta bien.

La última vez que dormi bien fue cuando Elliot durmió conmigo, así que haría el experimento, necesitaba dormir para poder rendir en el trabajo y afrontar lo que se venía.

Entramos a la recámara.

— Usare el baño un momento.

— De acuerdo voy después de ti. — Me hizo un gesto y se sentó en la cama.

Entre al baño cerrando la puerta tras de mi, no se por que estaba tan nerviosa.

Moje mi rostro para refrescarme.

Me prepare para dormir, lave mi dientes, me coloqué una pijama, cepille mi cabello y salí.

— Lista.

—Pedí que trajeran mi pijama.

— Genial.

El entro al baño y después de unos minutos salió de el.

— Listo.

— Muy bien. — Yo esta frente a la cama. — ¿Que lado prefieres?

— El que sea esta bien.

—¿Te parece bien si me quedo con el derecho?

— Está bien.

Estaba muy nerviosa no creo que pueda dormir estaba preparada para cualquier cosa que pudiese pasar.

Nos metimos a la cama un poco tímidos, cada quien se quedó de su lado.

— Podemos conversar uno poco para aliviar la tensión. — Sugirió.

— Claro.

— Inicia tu.

— Bueno. Me gustaría comentarte que ciertamente me encanta tu casa, en especial el jardín, me parece maravilloso. Siento mucha paz cuando estoy ahí, el lago es muy hermoso.

— Me encantaria contarte la historia detrás de eso, pero no la recuerdo.

— Está bien no te preocupes.

— Puedo contarte un secreto, si quieres.

— Si claro.

— Creo que Santos y Reachel están enamorados.

— También lo creo.— Dije y se sorprendió. — No creo que haya algo entre ellos, pero es obvio que sienten algo el uno por el otro.

— Hablaré con mi amigo sobre eso.

—¿Te molesta? En lo absoluto, solo le aconsejaré que debe decir lo que siente.

— Me alegra. — Giro mi cuerpo viendo hacia el. — Me gustaria saber más de ti, antes eras más enigmático. — Dije al final para que no sospechara.

Me estaba acercando a Elliot sin duda, pero Franco no tenía por que saber esto.

Me vio pero se quedó en su posición.

— No te puedo contar sobre mi infancia o mi familia e incluso mis gustos por que no los recuerdo. Pero puedo contarte como me siento ahora.

— Me encantaría. — Puse cara emocionada. El sonrió.

— Aveces me siento perdido, la incertidumbre que siento por no tener mis recuerdos conmigo me golpea constantemente. Aveces siento las cosas muy familiares y otras en la que parece que no siento ningún apego por nada. Siento que solo estoy haciendo lo que al antiguo Elliot le gustaría, continuar por lo que había trabajado tanto……..

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Me desperté. La habitación no se veía completamente obscura debido a que comenzaba a amanecer. Dormi plascidamente. Vi mi teléfono, eran las seis y media de la mañana, pero una pregunta me golpeó.

¿Donde estaba Elliot?

...Elliot:...

—Aveces me siento perdido, la incertidumbre que siento por no tener mis recuerdos conmigo me golpea constantemente. Aveces siento las cosas muy familiares y otras en la que parece que no siento ningún apego por nada. siento que solo estoy haciendo lo que al antiguo Elliot le gustaría, continuar por lo que había trabajado tanto, continuar con la empresa, hacerla crecer, las relaciones familiares y un matrimonio, debo admitir que con lo único que estoy contento es con este matrimonio, cuando estoy contigo siento que podría estar toda la vida, tal vez estaba muy enamorado de ti, tan enamorado que ni mente, ni mi corazón te pudieron olvidar.— Giré mi rostro y Elena ya se había dormido. Sonrei. Era tan hermoso verla dormir, ella me provocaba, protegerla, cuidarla y amarla de tantas maneras. Desde antes de entrar a su habiatacion quería tomarla y hacerla estremecer debajo de mi, pero entendía que le estaba costando conciliar el sueño.

Me acerqué para darle un beso en la frente, ella me sintió y me abrazo, así que también la abracé y pegué mi cuerpo al de ella, sería difícil dormir teniéndola tan cerca, pero valía la pena.

Por la mañana justo antes de que amaneciera desperté, estaba tan endurecido que sentía que iba estallar.

Decidí levantarme para no hacer una estupidez, fui a mi cuarto, me puse ropa deportiva y decidí salir a correr a la calle.

Mis pensamientos estaban en Elena, obviamente ella me escondía algo, era obvio que también sentía algo por mi, pero algo la frenaba. Tenía que averiguar la razón.

Cuando llegue a casa un aroma me golpeó. Fui directo a la cocina que era de donde provenía. Vi a Elena muy sonriente con un poco de música cocinando. Me quede observándola mientras cantaba la canción que escuchaba.

Cuando me vio se asusto, siempre se asustaba me parecía gracioso y raro.

— Me dijo Flor que saliste a correr, pensé que llegarías con hambre así que estoy preparando el desayuno.

— Vas a mal acostumbrar a mi estomago.

— Yo encantada de cocinar diariamente. Ve a ducharte te espero.

— Voy rápido y bajo.

— Si.

El desayuno fue muy tranquilo, el trabajo en la oficina también lo estaba.

Para la hora del almuerzo decidí invitar a Elena a comer, fui a su oficina y cuando entre no fue grande mi sorpresa cuando vi a mi “querido” hermano ahí.

Sabía que una vez que mi hermano se enterara que ella estaba en la empresa, solo sería cuestión de tiempo para que comenzaran a verse aquí.

...Elena: ...

— ¿Que haces aquí? ¡Salte! — Le hice un gesto con la mano a Franco para que se fuera.

— No te doy lo que mereces por que estamos en la oficina, pero ya me enteré que dormiste con Elliot.

— ¿Como diablos? Ah claro, tu cómplice, Rebeca debió decirte.

— ¿Como te atreves a acostarte con Elliot? ¿Que no me dijiste que lo estabas alejando de ti? Yo tuve que rogarte y ni así.

— No tienes derecho a reclamarme nada. Rodee el escritorio, para estar frente a el.

— Eres una maldita golfa, una perra, una pu….

Le di una cachetada con toda la fuerza que tenía, me importó muy poco que su rostro estuviera lastimado por la pelea con Elliot.

— Me la debías. Ahora si nada mas viniste a decirme eso, quiero que te largues.

Toco su mejilla, sus ojos parecían salirse de sus órbitas y su rostro estaba rojo.

— ¿Cuando quiere Elliot ver a tu padre?

— Una semana.

— Bien.

La puerta se abrió.

— ¿Que estas haciendo aquí ? — Elliot se acercaba lentamente.

— Solo viene a pedirle disculpas a mi cuñada por lo que paso ayer en la junta.

— ¿Ya lo hiciste? — preguntó Elliot.

— Si.

— Bien, ahora lárgate.

El idiota puso cara de indignación.— Bien. — Se fue.

Vi de manera frustrada a Elliot. — Te juro que yo no lo busqué, el vino aquí y se presento sin siquiera anunciarse.

— Está bien, no estoy molesto. — Resople aliviada. — Viena invitarte a comer, ¿quieres?

— Si.

Llegamos a un restaurante, imediatamente nos dieron una mesa. La comida da estába yendo bastante bien, el lugar no era tan elegante como a los que Elliot parecía estar acostumbrado pero era muy lindo.

Ya había venido una vez a este Restaurante con Rose a comer.

— Gracias por traerme aquí, me gustan mucho los mariscos.

— Lo se.

Me extrañé.

— ¿Como supiste? — Yo no le había comentado a Elliot todavía mi gusto culinario marino.

— Lo recordé.

Me tensé.

— Es chiste.— Se rio.— Le pregunté a Rose y ella me dijo que en tu primer día vinieron aquí y que te gustó mucho por eso te traje.

— Muchas gracias.

Nosotros estabamos en la terraza, un señor paso por la calle vendiendo rosas. Elliot lo llamo.

¿Que estaba haciendo?

— ¿Cuanto por las rosas?

— Cien señor.

— No, por todas.

— ¿Todas señor?

— Si todas.

¿Que?

Sacó su billetera, le dio un fajo de billetes al hombre.

— ¿Con esto alcanza?

— ¿Que? Si señor. — El hombre de las Flores estaba sorprendido.

— También las de allá. — Señaló la florería, me giré para verla.

— ¿Todas señor?

— Si todas. Pongan unas pocas aquí con nosotros, y el resto mándelas aquí, y que la pongan en la oficina de la señorita Elena, cuando ya no quepan, mándelas a esta otra dirección y le dicen a los empleados que las acomoden por la casa y el jardín. Mi nombre es Elliot y ellos imadiatamente harán lo que le pida.

El hombre casi estaba mudo.

— Si señor.

— Estas déjamelas aquí.— Tomo uno de los ramos y me lo entrego.

Reí contenta e incrédula por lo que estaba pasando.

— ¿Que haces?

— Me dijiste que te gustaba el jardín y las flores, bueno te lleno de ellas.

— Estas loco.

— Un poco.

*******

— Señor Elliot, el señor fuentes lo está esperando en su oficina para hablar con usted, dice que también le gustaría que estuviera la señorita Elena.

— No se que querrá.— Dijo Elliot, era unos de los accionistas. — Gracias Samantha yo me encargo.

— Si señor.

Nos dirigimos a la oficina de Elliot, el señor Fuentes se encontraba observando ando por la ventana cuando llegamos.

— Señor Fuentes que sorpresa tenerlo aquí.

— Hola muchacho. Me alegra ver que llegaste con tu esposa. Queria hablar con ustedes un asunto importante para mi.

— Dígame ¿De que se trata? — Elliot me ayudo a sentarme frente al escrito, el señor Fuentes tomo su lugar a mi lado y Elliot tomo su lugar.

— Mi esposa siempre ha soñado con tener la casa de sus sueños, me ha platicado incontables veces sobre ella. En un mes es nuestro aniversario número 30 y además de una gran ceremonia y fiesta, quiero darle a ella su casa.

— ¡Muchas felicidades! — Le dije.

— Gracias hija, pero quiero que tú lleves a cabo la decoración de la casa de mi esposa.

Me sorprendí, Elliot sonrió.

— Señor Fuentes me alaga pero ¿por que yo?

— Después de que vi el proyecto del hotel, tus diseños, tu trabajo, creí que serías la persona perfecta para llevar esto a cabo. Elliot dime que si será posible.

— Es desicion de ella.

Ambos me ven esperando mi respuesta.

— No lo sé, un mes regularmente sería una tiempo adecuado para un proyecto así, pero con el trabajo del hotel, me preocupa no poder llenar las espectativas .

— Por favor linda, sé que no hay nadie que pueda hacer esto mejor que tú.

Vi a Elliot en busca de hallar una solución.

— Recuerda que Romina ya está trabajando aquí para ayudarte, pero si no quieres considerarla puedo ponerte más ayuda si necesitas.

El señor Fuentes me veía con ojos suplicantes.

— Ay está bien, lo haré.

El señor Fuentes celebró.

— Gracias, muchachos. Después la llamo para ponernos de acuerdo señora Elena.

— Por supuesto señor.

Volví a mi oficina, cuando entre esta estaba repleta de arreglos florales. Sonrí al sentir su aroma fresco en mi Nariz.

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Una semana había pasado hoy es el día en que llegaría mi padre.