Isabella Smith es la secretaria personal de el CEO Alexander Arnault, un jefe narcisista, mujeriego y egoísta...Después de años trabajando para el mimado de su jefe decide renunciar, Alexander hará lo imposible para impedir la renuncia de su secretaria Isabella...
Ante sus crecientes sentimientos por ella, llegará incluso al punto de proponerle matrimonio; no obstante, ella parece rechazarlo.
¿Podrá llegar a su corazón?
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Visita...
La convivencia había terminado, ahora todos parecían menos tensos, algunos mas unidos...
Alexander y Isabella iban en la última fila de asientos de la camioneta, durmiendo apoyados uno contra el otro, al igual que los demás empleados. Llegaron después de 3 horas de viaje, estacionandose fuera de la empresa, agotados todos se despidieron y se marcharon a sus casas, incluyendo a Carlos, Alexander le había concedido un descanso.
-Y ahora tú... - Alexander abrazo a Isabella por la cintura.
-Y ahora yo me voy a mi casa- Isabella se safo y tomo su pequeña maleta.
-¡Oh no! Isabella - gimoteo Alexander.
-Señor estoy cansada, y mañana hay trabajo que hacer.
-Mañana es domingo- Alexander sarcástico elevo una ceja.
-Bueno...tengo que completar algunas planillas para dejárselas a Laura...
-Te ayudo yo mismo - sonrió Alexander atrayendola nuevamente a sus brazos- Vamos, duerme commigo y pasemos el domingo juntos- le dio besos en la mejilla y en su níveo cuello.
-Bien. Vamos - rendida Isabella
acepto, Alexander en su interior salto de la alegría.
-Lo de estar cansada no era broma- murmuro Alexander al ver a su sexy secretaria bajo las sábanas de su cama.
-Le dije que estaba cansada yo nunca miento- Isabella se acorruco aún más, era de noche y no aguantaba sus ojos se cerraban solos - Dormiré señor, hasta mañana - Alexander asintió, la dejaría descansar, de igual manera estaban juntos. Se acercó y le dio un beso cariñoso en su frente.
-Descansa - murmuro.
Después de darse una ducha y enjabonarse con el jabón que había usado Isabella, se encontraba satisfecho, se puso un pantalón deportivo dejando su torso descubierto. A punto de acurrucarse con su azabache su celular sonó.
-Uff... - masculló y tomo el celular en sus у manos ¿Bueno?
-Hijito - la voz de su madre hizo que su trucha desapareciera.
-Hola mamá.
-Veo que ya estás de regreso de esa convivencia ¿Qué tal?
-Salió todo bien mamá, mejor de lo que esperaba- dijo mirando con una sonrisa a su secretaria durmiendo cómodamente.
-¡Qué bien! Sabía que está convivencia destensaria las cosas - volvió a exclamar - Bueno, a lo que llamaba. Iremos de visita...
-Bien mamá, tu solo dime cuando.
-Okey - y su madre colgó el celular, Alexander no tuvo tiempo de pensar mucho, el también estaba cansado.
Abrazo desde atrás a su secretaria y no tardo mucho en caer en un temporal sueño.
Din Dong
Din Dong
Din Dong
-¡Ahhh! - bostezo Alexander - Isabella abre la puerta...
-¡Es su casa abra usted! - gruñona por la mañana pensó Alexander sonriente. Con pereza se puso de pie, cogio una camiseta gris y descalza empezo a dirigirse al molesto sonido del timbre.
Din Dong
Din Dong
Din Dong
-¡Ya va! - fastidiado exclamo.
-¡Hijo apresúrate! - la voz de su madre lo paralizo.
-¿Mamá? - ahora con más prisa camino a la puerta, la abrió y se topo con los rostros de sus padres -¿Papá?
- ¡Los domingos se levanta temprano jovencito! - ambos mayores entraron con total confianza al interior de la casa.
-¿Qué hacen aquí?
-Hijo, te dije que vendriamos de visita...
-¡Pero no dijiste cuando! - exagerado exclamo levantando los brazos.
-Como sea, arréglate y baja a desayunar con la familia... - Sofía gritaba desde la cocina, Benjamín se sentó en los sillones encendiendo el televisor entreteniendose con películas de acción.
-Mamá... No estoy solo - murmuro Alexander recordando a su secretaria durmiendo en su cama.
-¿Qué? - Sofía corrió de la cocina plantandose frente a su hijo -¿Cómo que no estás solo? - a la matriarca le brillaron los ojos -¿Quién es...?
-¡¿Señor quién era?! - la voz adormilada de Isabella se escucho mientras bajaba las escaleras bostezando con los ojos cerrados -¿Señor?
-¡Isabella que sorpresa! - Sofía se abalanzo a Isabella sorprendiéndola.
-¡Sofia! - exclamo la azabache.
-Este hijo mío, otra vez haciéndote quedar trabajando hasta tarde - Sofía con la mirada reprocho a su hijo.
-Eh... ¡Sí! El señor Arnault no me da descanso alguno - miro mal al peli plata- Y si me permite, ya me voy a mi casa...
-¡Ay pero claro que no! - Isabella empezo a llevarsela consigo - Pasarás el día con nosotros ¿Te parece?
-¿Qué? Eh, sería una molestia- busco con la mirada a su jefe pero el maldito estaba viendo películas con su padre.
-¡Para nada! Tú va eres de la familia - sonrió encantadora la matriarca Trabajemos en el desayuno ¿Te parece?
-Ahh... Claro - Isabella se rindió, pasaría el día con la familia Arnault, a penas soportaba uno, ahora dos más...
-¡El desayuno está exquisito! - adulo con la mirada Benjamín a su mujer y a Isabella.
Din Dong
Din Dong
Din Dong
-Ire yo - se ofreció Isabella, necesitaba un poco de aire, la família Arnault te asfixiaba de tanto cariño.
Se puso de pie y empezo a caminar hacía la puerta.
-Es tu hermano- fue lo último que escuchó al seguir alejandose.
Din Dong
Din Dong
Din Dong
-Buenos... - Isabella enmudeció.
-Ho.. ¿Isabella?
-Si...-y no dijo nada más, en la puerta de la casa de su jefe era abrazada por su antiguo amor.
-Te encontré más rápido de lo que creí murmuro en su cuello sin dejarla de abrazar, Isabella correspondió añorada, también lo había extrañado.
-Sebastian..."
