Soy "Jessica Sinclair" , ese es mi nombre a diferencia de lo que todos creen, no soy la hija mimada , ni la princesa de papá , es todo lo contrario, a pesar de ser la hija biológica parezco más la adoptada y en esta trama no sólo soy yo, también está él, Edward Jones y no menos importante ,Sara Sinclair _mi pequeña hermana adoptada.
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El amor de Edward era real
Jessica había odiado a Edward no solo por la traición, sino por el hecho de haber acabado con la vida que iniciaba y que ella había aceptado con amor en su vida pasada. A pesar de saber la verdad, su corazón ya lo había superado. Ya no había amor, sino una profunda indiferencia ,como si se tratara de un desconocido. Era hora de terminar esa relación que ya no significaba nada para ella, el amor y el odio ya habian desaparecido de su vida sin dejar rastro, Edward Jones ya no significaba nada para Jessica.
Edward, por otro lado, estaba experimentando un dolor brutal ante todos los acontecimientos. El caos financiero provocado por su padre, reconocer la fachada y frialdad de Sarah, y el inminente fracaso de su vida le habían obligado a enfrentar una verdad, una verdad que tenía muy arraigada en su interior :
Jessica ella no era una pieza en este juego en el que estaba tan involucrado, ella ... Era la única persona cuya presencia lo hacía sentir digno y cuya lealtad jamás había puesto en duda, a pesar de sus propias faltas. La estaba perdiendo, y el terror era real, empezó a notar la aausencia de ella en unos días y sentía que algo importante se estaba alejando de su vida.
Edward llegó primero a un café discretísimo, con el rostro hundido por la ansiedad. Al ver a Jessica, intentó acercarse, no por coartada, sino por la desesperada necesidad de su consuelo. Sin embargo, ella retrocedió, manteniendo una distancia prudencial, haciendo que el sintiera el impacto por su rechazó, sintió como si algo lo apretara en su interior.
—¿Qué ocurre, Jess? —preguntó Edward, la voz quebrada. El miedo en su voz no se podía ocultar y no era por lo que estaba ocurriendo; era por su corazón, sentía que esta reunión no traería nada bueno para él.
—Edward, necesitamos hablar. Por eso te pedí que nos reuniéramos.Dijo Jessica sentándose delante de él y con un gesto lo invito a que hiciera lo mismo, con una expresión serena , que a Edward lo hizo sentir cada vez más nervioso y ansioso.
—Luego de que ambos se sentaran frente a Frente Jessica fue directa y revelo lo que sabía Hace mucho, __ sé lo tuyo con Sarah. Lo supe antes de que el abuelo Liam me aceptara. Y sé que, después de todo lo ocurrido, puedes creer que te abandono por la posición que estás perdiendo ante todo , o quizás creas que estoy buscando un mejor postor ,o quizás que busco el control de la empresa. Pero no es así, luego dijo lo que habia giardado en sus vidas algo que era hora que soltara para dar un nuevo inicioa su vida .
Jessica clavó sus ojos en él. —Yo te amé, Edward, te amé más que a mí misma, sentí que después de todo en ti encontraría la familia que nunca tuve, creí en cada una de tus promesas. Con una fe ciega , que jamás me permitió ver quien eras en realidad m. Pero cuando la venda se cayó de mis ojos y me desperté de mi ceguera, supe que me engañabas con ella, fue ahi que solo decidí darte tiempo. Esperaba que fueras tú quien tuviera el valor de decirme que no me amabas y terminarlo todo. Pero no lo hiciste. En cambio, me propusiste matrimonio.
—Yo... no lo hice por el abuelo, Jessica —gimió Edward, con el pánico apoderándose de él—. Lo hice por mí. Yo te amo, Jess. Te amo, y me aterraba perderte. Mi amor por ti es real, pero está roto. Siempre he sido un cobarde, y tú eras tan pura... Me sentí inadecuado. Sarah era el escape fácil, la que no exigía la perfección que tú merecías.
Edward se arrodilló a su lado, ignorando las miradas. No era una pose; era la desesperación.
—Sé que soy un idiota. Sé que te fallé de la peor forma posible, pero por favor... por favor no me dejes. Eres la única mujer que e amado en realidad, eres la única que ha visto mi yo real , no mi apellido. Yo te necesito, Jess. Prometo ser mejor, prometo que te amaré como te mereces, No te vayas , no ahora, solo dame una oportunidad.
Jessica lo miró, y por primera vez su corazón no sintió furia, sino una inmensa y tranquila tristeza.
Conocía muy bien al hombre delante de ella, podía ver en su mirada ,que cada palabra dicha era real.
El amor de Edward era real, pero había llegado demasiado tarde. Su arrepentimiento era genuino, pero no podía reconstruir un alma que ya había conocido la muerte por su causa.
—Edward, levántate —dijo Jessica, su voz se escucho firme, pero suave.
Edward se levantó, temblando, aferrándose a la esperanza.
—Yo te amé, Edward —dijo Jessica, repitiendo la verdad que ya no sentía—. Pero ese amor murió en el momento en que elegiste el engaño y la mentira. Yo nunca te deje, fuiste tú quien me dejó atrás. Elegiste la mediocridad de una aventura sobre el compromiso y la lealtad que yo te ofrecía, pero es tarde, ahora me elijo a mí misma, es hora de que empiece a amarme.
—Y no tienes que preocuparte por el Abuelo o la empresa —continuó Jessica, sé que tú no fuiste capaz de hacer algo para dañar a la empresa—. Pero tu padre el sí es responsable de la crisis financiera, por eso se escapó y ahora sabemos que está en Londres con su madre. Ambos fueron responsables de todo esto, el abuelo Liam lo sabe y por eso tú aún seguirás siendo parte del holding.
Luego de revelar todo a Edward
Jessica sacó el anillo de compromiso que llevaba puesto , la joya brilló por última vez antes de que lo dejara sobre la mesa.
Ya no tienes que luchar. Ya no tienes que fingir nada. Yo soy libre. Y tú... tú necesitas enfrentarte a las consecuencias de tus decisiones y seguir adelante.
Edward miró el anillo. No era el control, no era el dinero; era la pérdida de Jessica, la mujer cuyo amor había usado como un seguro, por que estaba seguro que ella jamás lo dejaría, lo amaba tanto.
—¡No! ¡No, Jessica! —Edward se acercó, sus ojos llenos de lágrimas sinceras—.
¡No me hagas esto! Te juro que Sarah no significó nada. ¡Haré lo que sea! Dejaré la empresa. Seré lo que tú quieras que sea. ¡Pero no te vayas! Eres mi única familia, mi único amor...,no necesito el dinero ,ni ser un Jones ,solo te necesito a tí.
—No soy tu salvación, Edward —dijo Jessica, retrocediendo—. Y tu amor, aunque genuino ahora, llegó tarde. No puedo construir mi futuro sobre un corazón que ya está roto y sobre la mentira.
—¿Es Ethan? —preguntó Edward, la verdad brotando entre lágrimas—. ¿Te enamoraste de él? ¡Él también te robó!, desde que llegó e perdido todo.
—Esto solo tiene que ver contigo, Edward —dijo Jessica, sin confirmar ni negar a Ethan—. Y con la lealtad que me negaste.
Jessica dio media vuelta y se fue, dejando a Edward solo. Él se desplomó en la silla, sin poder articular palabra, el anillo brillando frente a él. La mujer que realmente amaba, la que había creído que jamás lo dejaría , se había ido sin mirar hacía atrás una sola vez. No fue el destino, ni la codicia de su padre; fue su propia cobardía lo que le había robado la felicidad, la estupidez de no reconocer a tiempo cuanto amaba a la mujer que desaparecía de su campo de visión, pero en realidad estaba dispuesto a perderla.
¡No!...