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El Diablo que Me Ama

El Diablo que Me Ama

Status: Terminada
Genre:Yaoi / Mafia / Doctor / Maltrato Emocional / Malentendidos / Reencuentro / Amante arrepentido / Completas
Popularitas:346
Nilai: 5
nombre de autor: Belly fla

Josh es un joven psicólogo que comienza su carrera en una prisión de máxima seguridad.
¿Su nuevo paciente? Murilo Lorenzo, el temido líder de la mafia italiana… y su primer amor de adolescencia.
Entre sesiones de terapia peligrosas, rosas dejadas misteriosamente en su habitación y un juego de obsesión y deseo, Josh descubre que Murilo nunca lo ha olvidado… y que esta vez no piensa dejarlo escapar.

NovelToon tiene autorización de Belly fla para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 18

Josh se despertó decidido a olvidar a Murilo, aunque solo fuera por una noche. Cogió el celular y llamó a Lucas con una sonrisa fingida en el rostro.

— **¡Qué pasa, cabrón! ¡Hoy es día de fiesta!** — dijo, intentando sonar animado.

Del otro lado, Lucas rió, desconfiado.

— **¿De fiesta? ¿Tú, después de todo lo que pasó?**

— **Exactamente por eso. Necesito salir, beber, bailar... olvidar.**

Lucas vaciló, pero acabó cediendo.

— **Vale, pero si ese loco aparece, me largo y te dejo atrás, ¿eh?**

Josh rió, pero el sonido salió vacío.

— **Justo.**

---

**Centro Comercial – Tarde**

Los dos andaban por las tiendas, Josh fingiendo interés en ropa que no quería comprar.

— **Tío, estás más raro que de costumbre** — comentó Lucas, sosteniendo una camisa a rayas.

— **Solo estoy cansado.**

— **¿Cansado de tu doble vida, quieres decir?** — Lucas alzó una ceja.

Josh ignoró el comentario.

---

La música alta, las luces parpadeando, cuerpos sudados rozándose en la pista. Josh bebió su tercer trago, intentando ahogar los pensamientos.

Fue cuando *él* apareció.

Un chico más joven, rubio, sonrisa fácil, manos que no tenían sangre en ellas.

— **¿Bailas?** — preguntó el chico, los dedos tocando levemente el brazo de Josh.

Josh vaciló.

*¿Por qué no?*

— **Sí, bailo** — respondió, dejándose llevar a la pista.

En la pantalla, Murilo veía en vivo mientras Josh bailaba con el chico rubio. Su expresión era de hielo.

— **Señor...** — un guardia de seguridad entró, vacilante.

Murilo ni siquiera miró.

— **Quiero a ese tipo mañana atado en el sótano.**

— **Sí, señor. ¿Y a Josh?**

Murilo cogió la pistola en la mesa, pasando el dedo por el cañón.

— **Déjalo divertirse... por ahora.**

Sus ojos nunca se apartaron de la pantalla, donde Josh ahora reía de algo que el chico decía.

— **Yo también quiero divertirme** — Murilo susurró, amartillando el arma.

El chico rubio — *Rafael*, como se había presentado — era **perfecto**. Sonrisa fácil, chistes malos, manos que sabían tocar sin exigir nada a cambio. Todo lo que Josh debería querer.

Y aun así...

— **Estás medio distante, ¿eh?** — Rafael rió, los dedos jugando con el vaso de vodka con energizante.

Josh forzó una sonrisa.

— **Es el alcohol. Me pone pensativo.**

*Mentira.*

Era el olor de él — muy dulce, muy limpio. Nada como el amaderado y tabaco que se pegaba a la piel de Murilo.

Era el toque de él — demasiado gentil. Nada como los dedos que sabían lastimar y acariciar en la misma intensidad.

— **¿Quieres ir a otro lugar?** — Rafael sugirió, los ojos bajando a los labios de Josh.

*Debería decir sí.*

*Debería besarlo hasta olvidar.*

Pero cuando Rafael se inclinó, Josh retrocedió.

— **Lo siento... no estoy bien hoy.**

El rostro de Rafael decayó, pero él asintió con la cabeza, educado.

— **Está bien, hermano. Cuídate.**

Josh lo vio irse, el pecho doliendo de una forma que no entendía.

Lucas apareció a su lado, las cejas alzadas.

— **Joder, Josh. El tipo era guapo y buena gente. ¿Cuál es el problema?**

Josh vació el vaso de una vez, la quemazón del alcohol no apagando la respuesta en su cabeza:

*Él no era Murilo.*

---

Josh llegó, tambaleándose levemente. La maleta de dinero aún en el armario. Las rosas marchitas en el suelo.

Se dejó caer en el sofá, las manos cubriendo el rostro.

— **¿Qué mierda estoy haciendo?**

El celular vibró. Un mensaje de un número desconocido:

**"Te vi bailando. Bonito. Pero él no sabe tocarte como yo sé, ¿verdad?"**

Josh arrojó el teléfono lejos, el corazón latiendo rápido.

*¿Cómo lo sabía?*

*¿Cuántos ojos estaban encima de él?*

La respuesta vino en otro mensaje, como si Murilo leyera sus pensamientos:

**"Todos tus pasos son míos, mi amor. Incluso cuando intentas huir."**

Josh miró al techo, la garganta apretada.

Y entonces percibió la verdad más cruel:

Él no estaba intentando olvidar a Murilo.

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