Stan despierta en medio de un planeta desértico sin recordar nada más que el rostro de su esposa, quien fue raptada por un pirata y ahora él junto a su compañera deberá emprender un viaje para salvarla.
Encontrándose en el camino enemigos que se creía que eran simples mitos de la Tierra, y algunos pocos aliados.
¿Podra salvar a su esposa? ¿podra sobrevivir a su propia odisea?
NovelToon tiene autorización de Powder34 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo #23: Recuérdame...
Nuestras espadas no dejaban de chocar, creando chispas y un hedor de metal quemado mezclado con nuestra sangre y sudor. Rho Mar desesperado por deshacerse de mí, usó el poder de los parásitos que había en su interior, con uno de sus tentáculos de sangre oscura me estrelló contra la pared haciéndome caer dentro de la zona donde tiraban la basura de la nave.
Dentro del basurero de la nave, había una máquina que servía para desintegrar grandes cantidades de basura y muchas espadas de acero bastante afiladas. El impacto me había roto un par de costillas, y me había dejado con un molesto pitido resonando en mi cabeza aunque no era nada que no hubiera sentido antes. Tambaleando y con ayuda de mi espada me puse de pie para seguir peleando.
—Tsh, que un miserable humano como tú me hagas sangrar, me repugna —se quejó entrando en el basurero—.
—Tranquilo, sangrar no será lo único que te vas a llevar de aquí
Mientras nosotros seguíamos peleando, mis compañeros con ayuda de Hermes habían llegado a las jaulas de los especímenes.
—¡G-Gorila! ¡Cavernícola! ¡Loxy! —gritó Roxy, corriendo por los pasillos en busca de nuestros amigos—.
—¡Señorita Flor!, ¡señorita Flor! —gritó Erik corriendo por los pasillos—.
—Oigan, ¡por aquí! —exclamó Hermes—.
Ambos se acercaron a Hermes, encontrándose con Flor, quien se encontraba inconsciente en un rincón de su jaula.
—¡Ustedes busquen a los demás! Yo me encargo de la gorila
—D-de acuerdo, solo ten cuidado —respondió Erik dándole unas palmaditas en la espalda—.
—Darya, por aquí, sígueme
—¡Deja de llamarme Darya! —se quejó acompañando a Hermes—
Roxy se quedó en la jaula de Flor para liberarla con ayuda de su pistola láser dañó el seguro de la jaula y abrió la jaula. Preocupada se acercó a ella para ver si seguía con vida, al ver que aún respiraba dio un largo suspiro mientras se agachaba para cargarla en sus brazos.
—Bien, salgamos de aquí.
Cuando salió de la jaula con Flor en brazos, los guardias comenzaron a llegar para intentar eliminarlos. Aunque antes de que pudieran disparar una alarma comenzó a sonar en toda la nave, haciéndolos retroceder. La alarma no solo hizo retroceder a los guardias, sino que también llamó la atención de Rho Mar.
—¡Nos aproximamos a Asgard! ¡Advertencia, si no se arregla la ventana 8-C tendremos un impacto en menos de diez minutos! ¡Impacto en diez minutos! ¡Favor de arreglar la nave para evitarlo! —dijo una voz mecánica mediante los altavoces de la nave—.
—¿Qué? —murmuró confundido mientras daba un salto hacia atrás—.
—¡Oye! —agarré con fuerza el mango de mi espada—. ¡No te distraigas! —grité lanzando mi espada hacia él—
—¡Hmph! —Rho Mar la esquivó con facilidad, mientras sonreía y me veía aún con superioridad y desprecio—. Eres hábil, Stan, pero no lo suficiente, mírate, aunque sobrevivas, realmente crees que vas a poder proteger a una Titán de lo que viene, debiste haberte rendido y quedado en aquel basurero de Order
—Sí, y tú, no debiste esquivarlo
La espada que le había lanzado se había clavado en la máquina para desintegrar la basura, haciendo que lanzara un potente disparo hacia Rho Mar. Él rápidamente se protegió con sus brazos y con un escudo hecho con sangre oscura. Estaba claro que la máquina no había sido tan fuerte para eliminarlo, por lo que era todo o nada. ¡Debía aprovechar que estaba débil para dar el último golpe!.
—¡¡Rho Mar!! —agarré una de las espadas del suelo—. ¡¡Yo voy a ser quien va a matarte!!
Grité con todas mis fuerzas mientras me lanzaba hacia él para terminar con lo que comenzó hace cinco años. Mi espada impactó contra su cuello pero aún carbonizado, Rho Mar sujetó la espada con fuerza para impedir que lo cortara.
—Tú… Tú… Alguien como tú… ¡¡No va a matarme!!
—¡Juro que voy a hacerte pagar por todo lo que nos hiciste vivir! ¡Por cada lágrima de mi mujer y de mis amigos! —desesperado por acabar con él le metí un cabezazo, abriéndome la cabeza con la fuerza de mi propio golpe—. No me importa cuánto me cueste, yo voy a hacer que pagues por todo lo que nos quitaste, ¡¡Esos años que me quitaste eran para mi esposa y para mi vida en la tierra!!
—¡¡Cierra la boca!! ¡¡Alguien como tú nunca va a vencerme!! —gritó desesperado mientras poco a poco mi espada cortaba su cuello, pues su fuerza estaba disminuyendo gracias a las quemaduras—. ¡No olvides que a diferencia de mí! —Rho Mar me atravesó el brazo con su mano carbonizada para arrancarme un brazo en un intento desesperado de sobrevivir—. ¡Tú eres un insecto! ¡Un ser insignificante! ¡Un humano!
—¡¡Y tú no olvides que hasta un insecto como yo!! ¡¡Puede matar al más grande y patético como tú!! —grité llorando de dolor, mientras usaba mis últimas fuerzas y la adrenalina del dolor para cortarlo—
Con un último grito de ambos mezclado con el sonido de un simple corte, la cabeza de Rho Mar salió disparada lejos de su cuerpo. Lo había derrotado… Después de cinco años, había logrado vencer a Rho Mar, aunque el precio por ello había sido caro. Había perdido mi brazo y estaba en el suelo al borde de la muerte.
Pero no me sentía lo suficientemente satisfecho, quería más… Quería que antes de morir mi nombre lo atormentara. Cegado por mi orgullo me puse de pie con ayuda de mi espada y me acerqué a la cabeza aún viva de Rho Mar.
—¡Hey! ¡Monstruo!, si es que llegas a sobrevivir a esto, quiero que me recuerdes... Recuerda el dolor que me causaste y lo que eso te ocasionó, a la próxima que causes dolor a otra persona, recuerda mi maldito nombre completo, ¡Soy Stan Nick Brown!, Y yo... Un simple y patético humano de la tierra, fui quien te derrotó y destrozó tu orgullo —Jadeé mientras mi boca sabía a hierro, debido a la sangre que salía de ella, y mientras veía a Rho Mar llorar de frustración—.
Pude ver cómo Rho Mar me miraba con odio, ya no más desprecio o superioridad, sino odio puro como el que yo sentía hacia él. Con un último cruce de miradas antes de que ambos termináramos por ceder a nuestras heridas, supe que a partir de ese momento él jamás me olvidaría ni yo lo olvidaría a él.