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Cruel Esposo Déjame Ir

Cruel Esposo Déjame Ir

Status: Terminada
Genre:Matrimonio arreglado / Síndrome de Estocolmo / Ascenso de clase social / Completas
Popularitas:5.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Miry - C

Luisa escapó de un matrimonio arreglado, pero su prometido la encontró, la llevó de regreso a Grecia y la obligó a contraer matrimonio, sobre todo, a darle un hijo, porque de lo contrario, la herencia familiar pasaría a manos de fundaciones, y Francesco Nikolauo, no estaba dispuesto a perderla.
En un país que ya no siente suyo, encerrada en las cuatros paredes de una mansión, mientras su abuela está en el calabozo, Luisa le súplica a su cruel esposo, la dejé en libertad, pero él, firme en su posición le propone.
"Libertad a cambio de que seas mía, y me des un hijo".

NovelToon tiene autorización de Miry - C para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 23

La noche de ese mismo día, Luisa y Francesco se prepararon para salir. Era el aniversario de la planta de cosméticos, tenían que hacerse presente como los últimos Nikolauo de esa familia.

Luisa se encontraba en su habitación, terminando de arreglarse para la ocasión. Había escogido con mucho cuidado el vestido perfecto, un elegante vestido de seda color esmeralda que resaltaba sus ojos color avellana y abrazaba sus curvas de manera sutil. El vestido tenía un escote en V que dejaba ver parte de su piel nívea y unas mangas cortas que dejaban al descubierto sus delicados hombros. La falda caía en suaves pliegues hasta sus rodillas.

Luisa se miró al espejo, a continuación, se dedicó a peinar su cabello castaño. Con delicadeza, cepilló las ondas sedosas hasta que quedaron perfectamente peinadas hacia un costado, dejando que algunos mechones enmarcaran su rostro. Se aplicó un poco de maquillaje sutil, rímel para resaltar sus pestañas, un toque de rubor en sus mejillas y un labial de un rosa pálido que hacía que sus labios brillaran.

Una vez lista, Luisa se roció con su perfume favorito, una mezcla floral y amaderada que siempre usaba en ocasiones especiales. El aroma cautivador la envolvía como una nube.

Satisfecha con su aspecto, Luisa se dirigió hacia la sala donde la esperaba Francesco. Al verla bajar las escaleras, su esposo se quedó completamente embelesado. Luisa lucía radiante, con una sonrisa que iluminaba todo su rostro.

Francesco no podía apartar la mirada de ella. Su corazón latía con fuerza al ver a la mujer elegante. Verla con ese vestido que resaltaba sus curvas, con el cabello peinado de esa manera y el aroma de su perfume envolviéndolo, le quitaba el aliento.

—Estás... estás preciosa —logró decir Francesco, acercándose a ella y tomando delicadamente su mano para depositar un suave beso en ella.

Luisa le regaló una cálida sonrisa, entrelazando sus dedos con los de él.

—Gracias. Tú también te ves muy guapo —respondió, recorriendo con la mirada el elegante traje oscuro que Francesco llevaba puesto.

Francesco le ofreció su brazo y juntos salieron de la casa rumbo al evento. Durante todo el trayecto, Francesco no podía dejar de mirar a su esposa, admirando su belleza.

Una vez llegaron al salón donde se celebraba el aniversario de la empresa, Luisa y Francesco robaron la mirada de todos los presentes. Cuando un grupo de socios se acercó, Francesco y Luisa les sonrieron— ¡Bienvenido señor Nikolauo! —posaron la mirada en Luisa— Supongo que ella es la hermana perdida —Francesco la miró y, cuando iba a asentir, Luisa le ganó.

—Si, soy su media hermana.

—Señorita Nikolauo, déjeme decirle que hoy usted luce, muy hermosa —aquel hombre le agarró la mano, lo que produjo en Luisa asombro.

Miró a Francesco quien estaba serio.

—Muchas gracias —dijo Luisa y retiró la mano. Cuando regresó la mirada a Francesco, una mujer se había acercado a él y, le hablaba muy cerca, mientras le sacudía el hombro.

Luisa dejó rodar la saliva, apartó la mirada de la pareja, porque a pesar de que ellos habían compartido la cama los últimos días, no tenían claro lo que eran. Aunque Francesco dijo que ella sería su esposa, él no la presentó en ese momento como su esposa. Pensó en alejarse, pero cuando escuchó una voz conocida, se detuvo, sobre todo, Francesco le agarró del brazo para que no se aleje.

Cuando Luisa miró al hombre que se presentaba como un socio más de los Nikolauo, los recuerdos del pasado regresaron a su memoria. Ese hombre fue quien la humilló luego de tomarla: Devan Clinton fue el hombre que rompió su corazón, quien la trató como nunca nadie la había tratado.

Luisa pensó que nunca más en su vida volvería a ver a ese inglés, pero ahí estaba, delante de ella, presentándose como si ella fuera una extraña. O es que tal vez si lo era, porque la Luisa que él conoció era fea, insípida y, lo único bueno que para él tenía, era su virginidad, pero ni eso era real. Fueron las palabras que la acribillaron en ese momento.

—Un gusto en conocerla, señorita Nikolauo —le sonrió, con esa hermosa sonrisa— Mi nombre es, Devan Clinton.

Esperó que ella le extendiera la mano. Mientras esperaba la miraba a los ojos, esos ojos que estaba brillando de lágrimas. Luisa parpadeó y, le estrechó la mano, con una fingida sonrisa se presentó.

—Luisa Makri Gonzales —al escuchar ese nombre, aquel hombre achicó los ojos, pues esa voz y ese nombre le sonaban conocido.

Ante la intensa mirada de esos dos, Francesco llevó la copa a su boca y, la bebió de un solo.

—Señor Clinton, acompáñeme —dijo al girarse.

—Ahora mismo —dijo sin apartar la mirada de Luisa.

Cuando le dio la espalda, Luisa apretó aquella mano, se giró y buscó el baño. Al entrar ahí, se lavó la mano y algunas lágrimas cayeron de sus ojos, no sabía cómo había llegado a ser tan fuerte para soportar estar en el mismo lugar que ese hombre.

Limpió las lágrimas cuando la mujer que hablaba con Francesco minutos atrás ingresó. Aquella dama le sonrió y dijo.

—Tienes un hermano muy guapo —Luisa la miró—. Es tan atractivo —La mujer hablaba con tanta devoción sobre Francesco, que ni siquiera se dio cuenta cuando Luisa salió.

Esta quería desaparecer de ese lugar, perderse de ese sitio porque la noche no había salido como ella lo esperaba.

Luisa buscó a Francesco por todo el salón, quería avisarle que se iba porque no soportaban ni un instante más estar ahí. Sin embargo, no lo encontró, entonces decidió salir.

A fuera estaba el chofer, esperando por ellos. Si la iba a dejar ahora y, luego regresaba por él, no tendría problema. Probablemente Francesco se quedaría unas horas más, pero ella, ella tenía que salir de ese sitio en ese momento, de lo contrario se volvería loca.

Cuando salió, escuchó que le hablaron. Se detuvo en seco, sintiendo algo recorrer por sus venas.

—¿En serio eres tú? ¿Luisa Gonzales? —Al escuchar esa voz cerró los ojos— No puedo creerlo, estás irreconocible —Devan, le habló de muy cerca mientras caminaba alrededor. Luisa presionó los puños—. Si que has cambiado, estás… hermosa —se paró frente a ella con una sonrisa.

Luisa levantó la mirada y lo fulminó con esta.

—Sí, soy yo: Luisa Gonzales, la mujer impura que se llevó a la cama, la cual la trató como una cualquiera luego de hacerla suya —le dijo fríamente—. Soy esa misma.

Devan pareció recordar aquella noche. Por unos segundos se quedó sumido en los pensamientos. Al ver que ella se iba, dijo.

—¿Podemos ir a otro lugar y… hablar?

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Karina Vazquez Gonzalez
una historia fascinante que desde el.primer capítulo nos llevaste ala imaginación de cada capítulo escritora muchas felicidades gran historia
Karina Vazquez Gonzalez
una historia que leí desde el.primer capítulo y esta llena de retos adversidades intrigas prejuicios emociones encontradas pero sobre todo encontraron el amor verdadero puro..y supieron afrontar las consecuencias de sus actos para ser felices..
gran historia .muchas felicidades escritora
Gloriab Gimenez
Luisa sufre y el no la tiene encuenta para nada
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