tres años han pasado desde que el Marqués Rafael y Elaiza sellaron un pacto de amor secreto. Cuatro años en los que su relación ha florecido en los rincones ocultos de la mansión, transformándose en una verdad inquebrantable que sostiene su hogar.
Pero con los hijos del marqués haciéndose mayores y la implacable sociedad aristocrática que ha comenzando a susurrar, el peligro de que su amor salga a la luz es más grande que nunca.
¿Podrá estás dos almas unidas en la intimidad sobrevivir al escrutinio del mundo? ¿osera el fin de su amor?
NovelToon tiene autorización de Chero write para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
la gran noche
La noche del gran baile había llegado. Rosalba, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, se miraba en el espejo, observando la figura elegante que le devolvía el reflejo. Su vestido de baile, un sueño en seda de un color azul celeste que complementaba el tono de sus ojos, se ajustaba a su cuerpo con una gracia impecable.
Una sirvienta, con la concentración de una artista, terminaba de acomodar los últimos mechones del cabello de Rosalba. Mientras Cecilia la ayudaba, sosteniendo las orquillas que mantenían el intrincado peinado, la otra sirvienta, con sus manos hábiles, entrelazaba una cinta de seda azul en el moño.
"No se preocupe, Mancare Rosalba", le dijo Cecilia al ver el nerviosismo de su joven ama. "Se ve muy bella. Todo saldrá bien. Su padre y su fratello estarán muy orgullosos de usted".
Rosalba suspiró y sonrió al ver terminado su atuendo. Hizo un gesto para que la otra sirvienta se fuera de la habitación. Ahora, a solas con Cecilia, su mirada estaba perdida en el espejo.
"No es por eso, Cecilia. Es solo que... estoy un poco nerviosa".
"¿Por el baile?", preguntó la otra sirvienta, con una sonrisa en el rostro. "Es natural. Es su primera presentación en sociedad. Todas las jóvenes se ponen nerviosas, me imagino".
Rosalba asintió, pero sabía que su nerviosismo no era por el baile. La noche anterior, su hermano, con su usual entusiasmo, le había dicho que Marcello asistiría al baile. Y Rosalba no podía dejar de pensar en él. En sus ojos, en su voz, en la promesa que le había hecho años atrás en la boda de Isabel y que ahora se sentía vacía.
Cecilia, con la intuición que le habían dado los días de trabajar con Rosalba, le tomó la mano. "No es el baile, Mancare, ¿verdad?".
Rosalba la miró a los ojos y supo que no podía ocultarle la verdad. "No... no lo es. Tomás me dijo que alguien de quien yo gusto irá al baile. Y... no sé qué hacer".
Cecilia sonrió con ternura. "No se preocupe, Mancare. Si él viene, es porque quiere verla. Y si usted lo quiere, él también la querrá. Es algo que sucede entre personas, ¿verdad?".
"Pero... no estoy segura de sus sentimientos", susurró Rosalba. "Hace tiempo él me declaró sus sentimientos, pero después de eso nunca me ha dirigido la palabra nuevamente. Sé que es un joven serio y discreto, pero... a veces creo que su enamoramiento ya pasó".
Cecilia la abrazó con delicadeza, sintiendo la tensión en los hombros de la joven. "No digas eso, Mancare. Un uomo de verdad no juega con los sentimientos de una donna. Mi padre me dice que si un uomo te promete algo, lo cumple. Quizás solo está esperando el momento adecuado para demostrarte que es digno de ti."
Rosalba se separó un poco, sus ojos buscando la sinceridad en los de Cecilia. "No lo sé. digo ya lleva semanas que llegó de la academia y ni una sola vez ha venido a verme... como unas excelentes calificaciones yo quería felicitarlo, estába tan orgullosa, pero cuando lo ví estaba con otra joven".
Cecilia se molesto, un hombre sin honor debía ser aquel rufián que atormentaba el corazón de su amiga. "Allora deve essere stupido... perdón Mancare, me deje llevar por un momento ".dijo al percatarse de su falta
Rosalba rio, un brillo de simpatia se encendió en los ojos de Rosalba. "Sí... seguramente es un stupido... pero un stupido muy guapo, más ahora que ha crecido, sus ojos castaños y su pelo ondulado y negro... Su rostro masculino... Es muy guapo en verdad...no importa si es un simple jardinero o un militar...". Rosalba se tapó la boca al darse cuenta de su error.
La sonrisa de Cecilia se desvaneció, reemplazada por una expresión de asombro. Sus ojos se abrieron de par en par al unir las piezas del rompecabezas. La descripción del joven , la conversación en la fuente, el amor platónico de Rosalba, los detalles sobre la academia y el ser un jardinero. ¡Todo apuntaba a su hermano mayor!
Su rostro se tornó de un rojo furioso, pero no de vergüenza, sino de indignación. Su voz subió de tono, y la tranquilidad que la caracterizaba se rompió en una catarata de indignación en italiano.
"¡Che stupido! ¡Che imbecille!", exclamó, agitando los brazos. "¡Mio fratello! ¡Non ha mai detto una parola! ¡Non mi ha mai parlato di lei! ¡Che idiota! ¡Spero che lo trovi e lo picchi! ¡Non si preoccupa! ¡Vado a trovarlo e gli dico che è un imbecille!". (¡Qué estúpido! ¡Qué imbécil! ¡Mi hermano! ¡Nunca ha dicho una palabra! ¡Nunca me ha hablado de ella! ¡Qué idiota! ¡Espero encontrarlo y golpearlo! ¡No te preocupes! ¡Voy a encontrarlo y le diré que es un imbécil!).
Rosalba, con la boca abierta por la furia en los ojos de Cecilia. La joven sirvienta, en su arrebato, se había olvidado de su posición y de la de Rosalba, y solo se preocupaba por la angustia de su amiga.
.
"¡Cecilia, calmati!", le dijo Rosalba, tomando suavemente sus manos. "Espera... ¿estás enojada con... tu hermano?"
Cecilia dejó de agitar los brazos, pero su respiración aún era agitada. "¡Sí, Mancare! ¡Es un idiota! ¡Un imbecile! Un hombre no puede jugar con el corazón de una donna así. Primero le declara su amor, luego no le habla, y después está con otra joven. Lo ucciderò... Deja que la mia mamma se entere ".
Rosalba, con una sonrisa ligera, la tomó por los hombros y la hizo sentarse en el borde de la cama. "No, no lo harás. Calma. Estoy bien, de verdad. Solo quería que me escucharas. Sé que el siempre ha sido muy discreto y por algo no habrá dicho nada en todo este tiempo, pero lo de la otra joven... eso sí me dolió, por eso aquel día en la fuente me encontraste triste, pero ya se me paso".
"Es un traditore," murmuró Cecilia, aún con la mandíbula apretada. "Pero no se preocupe, Mancare. Cuando lo vea, le daré un golpe que recordará toda su vida". Rosalba sonrió al imaginar la escena.
Justo en ese momento, la puerta se abrió con una suavidad que contrastaba con la reciente conmoción. Elaiza entró en la habitación. Elaiza, que siempre vestía con sobriedad y sencillez, ahora lucía un deslumbrante vestido de seda color borgoña que acentuaba su figura esbelta. Unos pendientes de diamantes brillaban en sus orejas y su cabello, usualmente recogido en un moño estricto, estaba ahora suelto y caía en suaves ondas que enmarcaban su rostro sereno. Era la personificación de la elegancia.
Mientras que Rosalba era la personificación de la gracia juvenil. Su rostro, enmarcado por una cascada de rizos castaños que se habían recogido en un moño elegante y sujeto con una cinta de seda azul de seda, Su vestido de baile, un sueño en seda del mismo color de sus ojos, se ajustaba a su cuerpo con una gracia impecable. Las mangas cortas, dejaban al descubierto sus finos y delicados brazos, En su cuello, una simple cadena de plata con una pequeña perla brillaba con una luz tenue, y en sus orejas, unos pendientes a juego terminaban la apariencia refinada y elegante de la hija del Marqués.
Elaiza se detuvo en el umbral, su mirada cálida y llena de admiración al ver a Rosalba
"Rosalba, te ves absolutamente deslumbrante," dijo, con una voz llena de sinceridad. "El vestido es maravilloso, pero tu ... tu estás divina... Tu padre estará muy orgulloso".
Rosalba se sonrojó, conmovida por el elogio. "Gracias, Elaiza. Tú también. ¡Estás muy hermosa! Me preguntaba... ¿vas a asistir al baile?".
Elaiza sonrió con una delicadeza que solo ella poseía. "Sí, Rosalba. El carruaje estará listo en diez minutos. Y sí, asistiré al baile... pero no como tu institutriz." sus ojos brillando con un toque de orgullo. "He sido invitada por la Reina en persona, la invitación llego a la casa hace días, llegó aparte de la de ustedes ...para lady Elaiza".
El rostro de Rosalba se iluminó con una sonrisa. La invitación de la reina a Elaiza no le asombraba en lo absoluto; ella sabía de la profunda y confidencial amistad que su institutriz y la monarca compartían. En ese instante, su nerviosismo por el baile se transformó en una emoción diferente, una mezcla de orgullo y anticipación.
Con una gracia que su madre le habría heredado, Rosalba salió de la habitación junto a Elaiza, que ahora caminaba con la distinción de una dama de la corte. Juntas, las dos subieron al carruaje, listas para la presentación en la corte. El marqués, con una expresión de orgullo en su rostro, subió detrás seguido de su hijo Tomás, que no podía ocultar la emoción de la noche.
¡La princesa está enamorada de Rafael!
Eso no me lo esperaba.
🤔🤔🤔
*volvió
(pequeños deslices al teclear muy rápido)