Volvi de la muerte, solo para vengarme de los que me lastimaron, tuve que cambiar y volverme fuerte para no sucumbir ante el amor, ese amor que nunca fue y nunca será, mi único objetivo es recuperar lo que un día fue mío.
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Capitulo XXIII Romper el compromiso
Emir llamó a Diana, él también quería hablar con ella sobre lo ocurrido la noche anterior.
— Buenos días. — dijo Diana apenas contesto la llamada.
— Hola, buenos días. ¿Tienes algo que hacer hoy?. — pregunto Emir serenamente.
— Todos mis días son muy ocupados, puede decirme por teléfono lo que necesite. — respondió Diana con voz fría.
— Me gustaría verte hoy, por favor no me rechaces. — suplico, Emir tratando de convencer a Diana.
Después de un tiempo tratando de convencer a Diana que se vieran ese día, ella terminó cediendo, aunque para Emir no era fácil suplicarle a nadie, lo estaba haciendo por el bien de su familia.
— Está bien, podemos vernos a la hora del almuerzo. — estableció Diana.
— Perfecto, paso por ti al medio día. — contesto Emir con una sonrisa.
La llamada fue colgada y ahora solo le quedaba esperar a que Mariana llegará, tenía que terminar ese asunto definitivamente.
Media hora después llegó Mariana tan altiva como siempre.
— Emir me está esperando. — le dijo a la secretaria con arrogancia y prepotencia.
— Buenos días, señorita, ya la anuncio. — respondió la secretaria educadamente.
— No necesito que me anuncies, soy la prometida de Emir y tu futura jefa. — contesto Mariana con prepotencia.
— Disculpe, pero eso aún no pasa, así que por favor espere a que la anuncie. — volvía a decir Carolina, la secretaria de Emir.
— Eres una igualada, pero haré que mi prometido te despida. — aseguro Mariana muy confiada de su puesto en la vida de Emir.
Carolina anuncio a la pesada de Mariana con Emir, este le pidió a su secretaria que la dejara pasar, a lo que Mariana sonrió con suficiencia mirando de manera déspota a Carolina, quien puso los ojos en blanco ante la actitud infantil de la mujer.
— Amor, estaba ansiosa por verte. — saludo Mariana acercándose a Emir para darle un beso.
Él rechazó su gesto y le pidió que se sentará, no quería perder más el tiempo y lo mejor era terminar de una vez con todo esto.
El ambiente dentro de la oficina se puso tenso, Mariana sintió la apatía de él por ella, aunque no era nada nuevo, está vez lo sentía diferente.
— ¿Qué está pasando?, ¿por qué estás tan serio?. — pregunto Mariana preocupada.
— Iré directo al grano, creo que no mereces que le dé vueltas a este asunto. — respondió Emir poniéndose de pie y mirando por la ventana.
— Me estás asustando, dime de una vez que está pasando. — manifestó su preocupación Mariana poniéndose de pie también.
— Sabes que no te amo y que nunca lo haré, este matrimonio solo nos hará más daño, por eso pienso que lo mejor es terminar. — explico Emir volteando a ver a Mariana.
— ¿De qué estás hablando?, yo te amo y puedo hacerte feliz. — indico Mariana afligida.
— Lo siento Mariana, pero eso no es suficiente, lo mejor es terminar nuestra relación, sé que encontrarás un buen hombre que te ame. — dijo Emir con una mirada sombría.
— No, no me vas a hacer esto, habíamos dicho que a final de mes nos casamos, solo faltaba definir el día, que dirán mis amistades. — Mariana estaba perdiendo el control.
— Lo siento, ya la decisión está tomada, mejor cálmate y no hagas esto más difícil. — expreso Emir.
— Difícil!, estás loco, ya esto es difícil, ahora dime ¿por qué quieres terminar conmigo, acaso es por la estúpida de Ana que regreso?. — grito Mariana históricamente.
— Controlarte Mariana, y déjame decirte que lucharé por ella, no la volveré a perder. — aseguro Emir perdiendo la paciencia.
— Ja, ja, ja eres un imbécil, piensas perdonarla después de que te engaño, quien sabe que estuvo haciendo todo este tiempo. — siguió gritando Mariana.
— Te voy a pedir que te marches de mi oficina y de mi empresa, no tengo por qué seguir escuchando tus gritos, cuando te calmes hablamos. — sugirió Emir con el ceño fruncido.
— Me las vas a pagar Emir Figueroa, esto no se quedará así, piensas que te dejaré ser feliz después de esta humillación. — Mariana agarró su bolso y salió de la oficina de Emir hecha una fiera.
El aura a su alrededor se tornaba gris, se podía palpar la frustración y la negatividad alrededor de Mariana, las personas que estaban cercanas a ella podían sentir el odio que emanaba por cada poro de su piel.
"Me vengaré de ti Emir Figueroa, sentirás el dolor de perder por segunda vez a la estúpida de Ana, solo que esta vez me aseguraré que sea definitivamente, Ana sentirás un dolor sin igual y yo disfrutaré cada lágrima que salga de tus ojos, te lo juro", el monólogo que se estaba llevando a cabo dentro de Mariana era aterrador, quien la viera de cerca podría detectar que la mujer había perdido la razón, se había vuelto muy peligrosa y su obsesión por Emir la llevara a hacer cosas impensables.
Mientras tanto en la oficina de Emir el ambiente tenso de hace unos minutos se estaba disipando, si bien era cierto que Mariana era peligrosa, el haberse desecho de ese compromiso le llenaba de paz el alma, ahora debía convencer a Diana de su amor y que entre los dos enfrentarán los peligros que les acechan. Llegado el medio día Emir fue por Diana a su oficina, ya le urgía hablar con ella y definir su relación, solo esperaba que ella lo aceptará y pudieran ser felices junto a su hija.
— Buenas tardes, tengo una reunión con Diana. — aclaro Emir al asistente de Diana.
— Señor Figueroa, Diana lo está esperando. — respondió Fernando amablemente.
— Gracias. — contesto Emir pasando por un lado de Fernando y entrando a la oficina de Diana.
— Hola. — saludo, Emir sonriendo.
— Hola, por favor siéntese aún me faltan algunos asuntos por resolver. — dijo Diana centrada en su trabajo.
Emir se sentó frente a Diana mientras admiraba la manera tan profesional en la que hablaba con sus clientes, no había dudas de que Ana ya no era esa niña tímida y con sueños, ahora era toda una mujer, capaz de alcanzar sus metas sin necesidad de recurrir a nadie más y mucho menos lo necesitaba a él para seguir adelante.