EN LA MIRA DEL DRAGON

(*EDAN)

Mis labios palpitan recordando los besos de Fay, aún siento su aroma impregnado en mi piel, por más que nos bañamos así lo siento, mis palpitaciones las siento aceleradas, no puedo pegar los ojos, solo el recuerdo de cada sensación que comparti al poseerla, al sentirla, fue único.

Estoy soñando despierto cuando escucho que mi padre recibe un llamado de sus compañeros.

#Ya dieron con el blanco.

#De acuerdo, voy en camino.

Oír que dijeras esas palabras prendieron mis alarmas.

"Quiere decir que localizaron a Fay".

"No dejaré que la agarren", pensé decidido.

Me vesti con un conjunto de buzo y puse una muda en mi mochila.

Me volví invisible para seguir a mi padre que escucho sale apresurado al colocarse su equipo.

Sin que lo note voy con él en su vehículo que conduce de manera acelerada.

Salimos completamente de la parte habitada adentrándonos a un tipo bosque donde los árboles adornan el camino bañando de flores y al costado hay como un río, llegamos a una residencia muy lujosa y el guardia de la entrada detiene el avance de los vehículos.

Veo que un compañero de mi padre discute con él que según veo le reclama alguna orden o permiso, es lo que logro entender de lo poco que manejo este idioma.

Aprovecho a salir del vehículo y salto la muralla de arbusto. El lugar se ve muy espacioso, con un césped verde bien cortado y árboles de cerezos florecidos.

Corro hacia la mansión y veo a Fay que arde ante un hombre mayor, tipo de unos casi treinta años, que se lo ve impactado.

Cuando ella logra recuperar su estado natural, se pone un saco. Él recibe un llamado, se gira a atender mirando hacia la entrada y aprovecho a agarrar a Fay elevandome con ella que se sorprendió al sentirme.

Él hombre gira sobre sus talones como para hablarle y ya no la ve. Me rio a mis adentros por ello.

Fay solloza prendida por mi, siento su angustia, sus lágrimas ruedan sobre mi hombro, desciendo con ella en una parte elevada, lejos de la vista de todos.

-Fay. Le susurro y la abrazo, está muy acongojada, puedo entender su preocupación, se reveló ante un extraño.

-¿Qué voy hacer?... Se llevarán a mi padre. Ella murmura entre dientes.

-Estas conmigo... Yo te voy a proteger... En eso el bolsillo del saco que ella tenía vibró.

Fay frunce las cejas al no saber que era ella, le meto la mano en el bolsillo y extraigo un celular.

Ella atiende dubitativa.

📱SEÑORITA HERA. Se escucha del otro lado.

📱Señor Arata... Disculpe las molestias. Le dijo Fay con la voz ahogada.

📱No te preocupes ... Me alegro escucharte... ¿Estás bien?... ¿Dónde estás?... Puedo llevarla junto a su padre... Él traslado de él se realizó... No debe preocuparse. Le dice.

📱Gracias... Yo...

📱No sé preocupe... Tengo como localizar mi celular... Espere iré a buscarla. Le dice y corta.

-Te habla con mucha confianza. Le digo sintiendo celos.

-No pude evitar que me surja... Me revele ante él... Y pensándolo... Irme será mejor... Si me quedo tu padre me encontrará... Estuvo muy cerca. Me dice Fay sollozando.

-Tienes razón... Te llevo hacia el camino. Le sugiero suspirando pesado, la idea de que se deba ir no me gusta, pero se que no puedo arriesgar a qué la atrapen.

La lleve dejándola no sin antes despedirnos con un beso, un beso que se quedó grabado en mi y su cálido abrazo.

-Te encontraré... Volveremos a encontrarnos. Le susurré.

Cuando veo que se aproxima un vehículo oscuro.

-Es ese. Me confirma que es para ella, sale de la oscuridad dirigiéndose a él.

Cuando veo quien conduce quise atajarla pero ya era tarde. Me sentí impotente al no poder reaccionar, al no tener que revelar mi verdadero ser y si lo hacia significaba terminar con mi padre. No solo eso, vendrían por mi.

La impotencia, la bronca, se apoderan de mi, se ve que amenazaron al señor Arata. Clásico de mi padre en su oficio cuando debe manipular, mentir para lograr su objetivo, lo hace.

"NO", grito furioso.

Si quería salvar a Fay, debía ser más inteligente.

(*FAY)

Me sentía devastada, como si estuviera parada en medio de una canoa y está se mecíera sin rumbo fijo.

Subí al vehículo viendo al señor Arata sentado firme.

-Se lo agradezco. Le dije al sentarme.

-Disculpame Hera... Por esto. Me dice y siento que me inyecta algo.

-¿Por qué?. Le pregunto sintiendo que la vista se me nublaba.

-Tengo un patrimonio que cuidar... ¿Lo entiendes cierto?... Me hubiera gustado poder cuidarte... Pero me obligan. Me dice y giro la cara viendo el rostro del padre de Edan que mira sobre su hombro ante el volante. Después todo se volvió oscuro.

-Lo ha hecho bien. Le dijo el señor Dragan.

-¿Liberaron mis cuentas?. Le pregunto el señor Arata.

-Por supuesto... Su colaboración será apreciada... Sonría... Tendrá la posibilidad de abrir una empresa en nuestro país... Los permisos los tendrá habilitados. Le responde el señor Dragan.

-Eso no me hace sentir bien. Le dice serio, contemplando a Fay desvanecida a su lado.

-Al menos sus empleados conservarán sus puestos al liberar sus cuentas. Le dijo al haberlo amenazado que todos perderían sus trabajos si no le colaboraba.

El señor Arata se sentía atado de manos, sabía que si querían hacerlo lo podían hacer, no era tan poderoso para que no le hagan eso. Él creo su empresa desde los cimientos y aún estaba en crecimiento.

*

*

(*FAY)

escuché una fuerte música movida en ingles y a alguien cantando de fondo. Al abrir los ojos me veo dentro de un tipo cápsula conectada a unos cables y una mascarilla por mi rostro que me brindaba el oxígeno.

Veo a un hombre con una bata blanca que escribía en una computadora y tomaba notas al tiempo que bailaba y cantaba.

Se giro hacia donde estaba y veo que se le cae de las manos el cuaderno que tenía, se apresuro a tomar un tipo radio para hablar.

#SEÑOR... DESPERTO. Grito nervioso.

Al rato veo uniformados ingresando y entre ellos al jefe mayor de mi padre.

-SAQUENLA. Ordeno y el que estaba de bata se coloca un traje que lo cubre completamente, como si fuera que tengo algo muy contagioso y no quiere que lo infecte. Los otros arman una pared de vidrio hacia el tubo donde me tienen.

Veo que portan unas armas en mi dirección.

-Esto es maravilloso... Vamos a probar cómo reaccionas. Escucho que dice el del traje.

Me siento confundida, mi cabeza me retumba cuando empieza a descomprimir la cápsula.

-Cuatro meses así... Te vas a sentir rara al principio. Me dijo.

"¡¿Qué?!... Cuatro meses que me tienen así. Repito en mis adentros.

Cuando me saca me siento lánguida, me sostiene en sus brazos.

-Te voy a retirar esto... Veremos cómo reaccionas. Me dice al quitar la mascarilla de mi rostro.

-Inhala... Exhala... Me dice mirando los monitores que tiene cerca.

-Su reacción es prometedor... Están bien todo... Logras respirar por ti sola... Magnífico. Exclamó y me acuesta en una camilla.

-Tendrás una rehabilitación... Este traje que tienes... Es especial... Mide tu temperatura... Te tuvimos que inducir a que permanezcas dormida para reponerte. Me cuenta animado.

-MUY BIEN DOCTOR... VEO QUE HA TENIDO RESULTADOS. Le dijo el Jefe Mayor.

Verlo me enfurece, quiero saber ¿dónde estoy?

¿Qué paso con mi padre?

 Miles de preguntas se me cruzan en la cabeza.

Pero no puedo reaccionar, mi cuerpo no me responde.

-LE DOY VEINTICUATRO HORAS PARA TENERLA EN CONDICIONES ... DEBEMOS HACER LAS PRUEBAS. Le ordena y sale de la sala, mientras los guardias permanecen en sus puestos.

-Te daré impulsos eléctricos para que reaccionen tus sistema nervioso. Me dice el doctor, solo me limito a ver suspirando pesado al tratar de llenar mis pulmones de aire. Observo mis brazos que están cubiertos por una prenda que parece elástica en un tono naranja.

-Tuve el honor de cuidarte... Tome un registro de tus funciones. Me dice señalando unos monitores.

Miro cada uno y en uno leo periodo, me sonrojo al pensar que él me atendió, pero se comporta tan natural como si manejara una muñeca.

Me hace masajes, dobla mis extremidades, me ayuda a enderezarme.

Tomaré fuerzas, para poder ver la manera de escapar de aquí.

-Tengo sed. Le digo de repente al sentir que podía hablar.

-Ja...Ja... Genial... Hablas... Me alegro que tus sentidos... Estén funcionando. Comenta emocionado y me da un vaso de agua con sorbete.

-¿Qué me hicieron?. Le pregunto.

-Limpiamos tu sistema de lo que te dieron para que no tengas tus habilidades... Y te dimos una nueva fórmula... Qué al principio provocó reacciones. Me dice fregándose la cabeza.

-¿Qué reacciones?. Le pregunto con la voz aún débil.

-Digamos que... Te tuvimos que poner en ese tubo... No podíamos tocarte... Tu temperatura nos quemaba... Por lo que en ese tubo se te hacía la higiene a través de un sistema robótico. Me cuenta.

-Entonces ... Dices que no me tocaron. Le pregunto nerviosa al no querer imaginar que me hicieron.

-No. Me responde con la voz ahogada. - Dime qué sientes. Me pregunta.

-Estoy mareada... Y lánguida. Le respondo.

-Es normal... Ya te sentirás bien... Te voy a ayudar a ir parando de a poco... Te puedes sostener por esto. Me dice enseñándome un bastón cuadrado de cuatro patas.

-¿Cuál es tu nombre?. Le pregunto.

-Doctor Jonh. Me responde guiandome a dar cada paso. Siento débiles mis piernas, me sostengo tomando aire para tener impulso.

Él mira el monitor y frunce las cejas suspirando pesado.

-¿Sucede algo?. Le pregunto.

-Tu temperatura es normal. Lo dice con un tono de derrota.

-Es bueno. Le comento.

-No... Es decir para ti... No para mí... Los que fallaron... Fueron eliminados. Dijo suspirando pesado.

-Recien despierto... Hay que ver cómo evolucionó. Le digo.

-Tienes razón ... Es lo que debería pensar como especialista... Pero cuando te presionan tanto. Dice suspirando.

-¿Dónde estamos?. Le pregunto.

-En una base en el polo norte. Me responde, le miro con los ojos muy abiertos.

-Bueno... Debo insentivar tu cerebro. Me dice haciéndome sentar en una silla de respaldo alto, me conecto unos cables, me inyecto un tipo suero.

-Bien... Por lo general, debes leer, hacer actividades que te insentiven a tus neuronas. Me comenta girando en su silla con ruedas. - No tenemos el tiempo... Así que... Esto te dará el conocimiento necesario. Me dice apretando un botón en el teclado. Sentí como si me clavaran agujas en la cabeza directo al cerebro que me hace gritar.

-Te suministro más anti dolor. Me dice abriendo un poco más lo que tenía conectado con una aguja en el brazo directo en mi vena.

Termine agitada con una fuerte jaqueca.

-Ahora veremos que sabes. Me dice y me pasa un cubo de muchos colores todos entreverados.

-Deben coincidir un color en cada lado... Cómo este. Me enseña uno que tenía azul de una cara, y en las demas amarillo, verde y rojo.

Suspiro mirando el cubo.

-Tomare el tiempo. Me dice.

Pero en una milésima de segundos lo arma antes que pueda apretar el botón.

Quedó abriendo la boca, cruzó saliva por su garganta.

-Cuando yo diga ya. Me aclara.

-De acuerdo. Le respondo y me pone otro desarmado ante mi.

-Ahora. Dijo y al mirar ya estaba armado.

-Pero... ¿Cómo?. Dijo sorprendido, carraspeó. - Resuelve estos ejercicios de cálculo avanzado. Me indico deslizando una hoja ante mi.

-Es necesario todo esto. Le pregunto impaciente.

-Es para comprobar si tu cerebro razona. Me dice, por lo que tomo el lápiz y miro los problemas mordiendo el lápiz, suspiro profundo y coloco ls resultados, deslizo la hoja ante él.

-Listo. Le digo, mordiendo mi labio inferior.

Él suspira mirándome y parpadea varias veces hasta mirar la hoja y asentir.

-Esta bien... Ahora probaremos lucha. Me dice.

-Apenas... Camino. Le digo.

-QUE TANTO AVANZO DOCTOR. Apareció el jefe mayor y el doctor se para firme como soldado.

-Señor... Se cubrió hasta la etapa tres. Le dijo.

-ENTONCES SUS SERVICIOS YA NO SON REQUERIDOS. Dijo el Jefe Mayor sacando su arma y en una milésima de segundos le lanzo una silla para desviar su tiro, se me abalanzan los otros oficiales y los derribo protegiendo al doctor lanzandole cosas.

De repente el doctor me inyecta algo y lo quedo mirando frunciendo las cejas al sentirme lánguida de nuevo.

-EXCELENTE TRABAJO. Le dijo el Jefe Mayor.

-Despues que te defendi... Me traicionas. Le digo mirándolo sería.

-Solo hago mi trabajo ... No es personal. Me dijo, y se me hizo escuchar a mi padre, era lo que decia cuando le reclamaba porque debia irse y dejarme con mi madrastra.

"No puedo confiar en nadie", me repetí.

Suspiro pesado sintiendome bien de repente, pero no lo demuestro, solo me limito a sentarme manteniendo la expresión de molesta.

-AHORA PASARAS A LA PARTE DE ENTRENAMIENTO. Me dice el jefe Mayor.

-Y si no quiero... Me mantendrá drogada. Le digo mirándolo sería.

-Se le implantó un chip... Si se niega... Se enviara una señal que le provocará un fuerte dolor... Hasta podría explotar su cabeza. Me dice serio.

-Asi es como le gusta tener todo bajo su puño y si no lo logra lo destruye. Le comento molesta.

Siento un nudo en el estómago, como si tuviera piedras, un deseo de romperle la cara y borrar su expresión de triunfo.