SEXTO libro de la serie ENTREGANDO MI CORAZON.
Desde que puedo recordar, todos buscan abrazarme, tomarme las manos o simplemente acercarse a mi. No soy alta, por lo que siempre me dicen que parezco una pequeña muñeca. Salvo mi familia, rehúyo de cualquiera... excepto él. Si está cerca mío, me alejo, pero por lo rápido que hace latir mi corazón.
Desde que puedo recordar, solo he sentido dolor, solo he escuchado gritos. Siempre estuve en un entorno frío y miserable, siempre me he mantenido distante... hasta ella. Siempre me he sentido cálido a su alrededor y me aterra que esa calidez se extinga, en manos de mi propia sangre.
La historia de Lily y Sebastian.
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LILY 15 AÑOS (CAP. 06)
CONTINUA FLASHBACK LILY 12 AÑOS
Pienso en lo que dice. Sí, está un poco más alto que yo, pero en lugar de asustarme, me inclino y apoyo mi cabeza en su hombro. Que comodo y agradable se siente. El no hace ademan de abrazarme o tomarme la mano, ya que las tiene en sus rodillas apretándolas con fuerza.
- Tú también la debes extrañar.
Layla tenía prohibido confrontar a la mamá de Sebastian, pero eso no le impedía chocarla a propósito. Incluso se escapaba del internado para buscarnos al colegio en algunas ocasiones y ocasionaba esos accidentales golpes. El abuelo solo la miraba, por acercarse a la señora, y Layla le aguantaba la mirada; hasta que uno pestañeaba y el abuelo suspiraba. Luego, se giraba hacia Sebastian y le guiñaba el ojo, porque no quería incomodarlo con un abrazo. Siempre le sacaba una pequeña risa.
* Si.
- Entonces, tú también apóyate en mi.
Despacio siento su cabeza apoyarse en la mía y algunas de sus lágrimas se unen con las mías. Está seguridad, esta fortaleza, tiene otro motivador. Se llama Sebastian.
Más tarde ese año, tuve la peor sorpresa que tiene una niña, a mi parecer. Me vino el periodo por primera vez. Como era de esperarse, para mi mala suerte, me llegó en el colegio. Me sentí extraña y fui al baño, justo a tiempo. Nuestros padres no quieren que tengamos celular, pero todos tenemos uno. Layla nos lo dio, solo para emergencias. Mi primera opción habría sido ella, pero ya no está. Genial, ahora estoy más triste que incómoda. Si le avisara a alguna compañera, vendría solo a molestarme. Pienso en Jazmin, pero no quiero deberle nada. Siempre me asombro por el rechazo que siento hacia ella. Me trago mi orgullo femenino, suspiro y llamo. Al tercer timbre me contesta.
*- Me había olvidado que teníamos estos celulares. Felizmente, no me olvido de cargarlo. ¿Qué hay, Lils? Te está saliendo tu lado rebelde en horas de colegio jajajaja...
Tal vez debí llamar a mi mamá, aceptar el castigo por el celular y que me lo quite; pero es un regalo de Layla.
- G necesito una mano. Necesito productos para niñas de la farmacia. Me los traes al baño de niñas del 3er piso lado oeste.
* ¿Productos para niñas? Lils no tenemos permitido bañarnos en el colegio.
Suelto un suspiro.
- Olvídalo.
Cuelgo y me quedo pensando. Si mamá me quita el celular, puedo decirle que Layla me lo dio. Estoy segura que no me dirá nada. Pasan 10 minutos, mientras pienso como decirle, y escucho la puerta abrirse muy despacio. Agudizo el oído y escucho a alguien acercarse. "Ahora no es momento de jugar" digo en mi cabeza, hasta que escucho un pequeño susurro.
* Lily...
Reconozco su voz y me lleno de emoción.
- ¡Sebastian!
Deja una bolsa negra en la puerta del cubículo y luego escucho la puerta del baño abrirse y cerrarse. Agarro la bolsa y veo todo lo que necesito: toallas higienicas, toallitas húmedas e incluso la ropa extra que siempre guardo en mi casillero. Sonrío por lo atento que es.
FIN DEL FLASHBACK
Sigo mirándolo y él a mi. En algún punto empiezo a sentir mis mejillas arder. No quiero que se note, cuánto me gusta. Quiero volverme invisible. Repentinamente, soy jalada a unos brazos que me aprietan con fuerza. Con esto se refieren a "tener cuidado con lo que se pide". Todo de mi quiere cerrarse como una almeja, pero saco la fuerza para levantar la cabeza y ver al capitán de equipo de baseball sonriendo. El es el culpable de que esté a punto de un colapso mental.